Una Convención con el peronismo dividido es negocio para Pullaro
La reciente votación sobre el reglamento interno de la Convención Constitucional en Santa Fe ha evidenciado una fractura notable entre las filas del justicialismo y, más alarmantemente, ha dejado al descubierto la falta de cohesión en la oposición. Este episodio no solo es un indicio de las tensiones internas en el bloque de Más para Santa Fe, sino que también subraya la oportunidad perdida para construir una estrategia unificada frente al oficialismo.
El debate en torno a cómo se definirán las mayorías necesarias para aprobar reformas constitucionales es un tema de enorme peso no solo legal, sino político. La decisión de optar por una mayoría simple, que permite que una propuesta triunfe con el simple respaldo de más votos, ha resultado en el apoyo de un sector del justicialismo al oficialismo, con importantes figuras como senadores y el intendente de Pérez alineándose con esta postura. Contrariamente, otros referentes del PJ argumentaron en favor de establecer mayores exigencias para garantizar el consenso, demostrando que las diferencias ideológicas aún son palpables en momentos cruciales.
Este quiebre en el justicialismo expone una realidad preocupante: la unidad proclamada en el discurso no se traduce en acción. A pesar de que se pretende defender la diversidad dentro del bloque, la verdad es que la falta de una línea clara de actuación se traduce en una debilidad que el oficialismo ya ha comenzado a capitalizar. La situación se complica aún más con la existencia de dos bloques peronistas en la Convención, cada uno con intereses y estrategias diferentes, lo que limita su capacidad de actuar en conjunto.
La votación, lejos de ser un mero formalismo, se convierte en un termómetro que mide la salud política del justicialismo. Para un partido que busca mantener influencia en una Convención marcada por desafíos vitales como la reelección del gobernador y la autonomía municipal, es fundamental demostrar que puede actuar de manera coordinada. Sin embargo, esta primera votación ha dejado claro que las fisuras son profundas y que cualquier intento de oposición estructurada se enfrenta a un camino lleno de obstáculos.
Mientras el gobierno se frota las manos ante esta fragmentación, el peronismo tiene ante sí el desafío de reconstituirse rápidamente. A medida que se avanza hacia debates cruciales, las cuotas de poder y los alineamientos internos se vuelven más significativos. La capacidad del justicialismo para encontrar un terreno común será fundamental no solo para su supervivencia política, sino también para el futuro del panorama político en Santa Fe.
En conclusión, lo acontecido en la Convención representa una clara llamada de atención para el justicialismo. Si no logra transformar sus diferencias internas en una fortaleza, la oposición se verá condenada a seguir siendo un mero espectador en un proceso donde la gobernabilidad y la unidad son más necesarias que nunca. La próxima vez que se enfrente a la balanza de la decisión política, deberá preguntarse: ¿seremos capaces de ponernos de acuerdo o nos quedaremos atrapados en nuestras propias divisiones?