Peligro extremo: 6 de cada 10 adolescentes apuesta desde el celular

Las apuestas online entre adolescentes han dejado de ser un mero comportamiento aislado para transformarse en un fenómeno masivo que atraviesa diferentes regiones, edades y contextos educativos. Según un informe del Observatorio Humanitario de Cruz Roja Argentina, que encuestó a 11.421 estudiantes en 231 escuelas secundarias de 16 provincias, resulta alarmante que 6 de cada 10 adolescentes estén en contacto, ya sea directa o indirectamente, con el juego digital.
Este crecimiento, impulsado por la expansión tecnológica y la ausencia de controles efectivos, plantea un problema social sumamente complejo. José Scioli, director del Observatorio Humanitario, subraya la vulnerabilidad de los jóvenes de 13 a 18 años ante esta situación. Las billeteras digitales y la constante publicidad de estas plataformas se configuran como las principales vías de acceso, sin distinción entre sitios legales e ilegales.
Uno de los hallazgos más preocupantes es que el ingreso a estas plataformas comienza de manera temprana, a los 13 y 14 años, y se incrementa en la adolescencia tardía. Además, la brecha de género se vuelve crítica: los varones apuestan casi tres veces más que las mujeres (24% frente a 8%), con una frecuencia de juego habitual notablemente mayor. En grupos donde no se apuesta, el 45% de los adolescentes conoce a alguien cercano que participa en este tipo de actividades, lo que evidencia cómo la normalización social contribuye a la aceptación de estas prácticas.
La influencia del entorno social es innegable. Un 57% de los adolescentes que apuestan menciona haber comenzado por la recomendación de amigos, y un 39% para no sentirse excluido ante la conducta de sus pares. A esto se suma que 4 de cada 10 adolescentes tienen adultos en su entorno que también apuestan, complicado más aún por el hecho de que el 83% realiza estas apuestas desde su teléfono celular. Este instrumento, tan personal e íntimo, se convierte en la principal puerta de acceso a este mundo.
Asimismo, se revela que las billeteras virtuales son el medio de pago más usado en un 83% de los casos, lo que minimiza la posibilidad de un control parental, permitiendo movimientos de dinero sin supervisión. Incluso, un 43% de los encuestados recibió ayuda de terceros para acceder a estas plataformas, especialmente en regiones como Centro, Cuyo y NEA.
El ecosistema digital que rodea a los adolescentes es fundamental para entender la difusión del juego. Entre un 71% y un 79% ha visto publicidad relacionada, mostrando que las casas de apuestas han integrado su mensaje en espacios como YouTube, Instagram y transmisiones deportivas. Esto es particularmente alarmante ya que aquellas y aquellos que no participan activamente aún son objeto de estos mensajes, dificultando la posibilidad de evitar el contacto con los mismos.
Las motivaciones detrás de este fenómeno son variadas, combinando curiosidad, entretenimiento y expectativas de ganancias rápidas. Un 89% de los jugadores lo hace por "probar suerte" y un 84% porque lo considera "divertido", mientras que más de la mitad cree en la posibilidad de "ganar dinero fácil". La persuasión de las promociones y el respaldo de influencers juega un papel crucial en este contexto, lo que plantea una serie de preguntas sobre la ética de estas prácticas de marketing dirigidas a un público joven.
El impacto de estas apuestas ya se siente, con un 79% consciente del riesgo de adicción y un 69% que afirma haber experimentado ansiedad o malestar. Adicionalmente, el 12% reporta haber quedado endeudado debido al juego. Estas alteraciones emocionales parecen ser más pronunciadas en mujeres y en adolescentes de 16 años o más, quienes además son más conscientes del riesgo.
La regulación en este ámbito también deja mucho que desear. Aunque muchos adolescentes reconocen la existencia de una edad mínima para apostar, un 32% a 39% cree erróneamente que no hay restricciones. La percepción de fácil acceso es abrumadora: entre el 81% y 93% considera que es sencillo o muy sencillo participar. 
Ante la crisis que se presenta, es fundamental escuchar el llamado de los adolescentes. Un 75% demanda mayor supervisión sobre plataformas, redes sociales y métodos de pago, y 4 de cada 10 solicita talleres educativos en las escuelas. Los temas que más interesan son la comprensión de los riesgos, el funcionamiento de los algoritmos de captación y el conocimiento de los recursos disponibles para pedir ayuda.
En conclusión, este fenómeno no solo refleja un problema de acceso irrestricto a plataformas digitales, sino también la persistencia de desigualdades socioemocionales y un entorno de contención insuficiente. El mercado del juego se está orientando hacia públicos cada vez más jóvenes, y es imperativo que tanto la sociedad como las autoridades tomen medidas efectivas para frenar esta tendencia que amenaza el bienestar de las nuevas generaciones.