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La confesión de Macri sobre una derrota que nunca pudo evitar

  • Macri recordó el inicio de su enfrentamiento con el kirchnerismo hace más de 15 años
  • Reveló que su consultor había anticipado el impacto electoral de la viudez de Cristina Kirchner
  • Admitió que insistió en competir en 2011 pese a un escenario claramente adverso
  • Reconoció que priorizar la Ciudad de Buenos Aires fue una decisión estratégica clave
  • Reflexionó sobre su relación conflictiva y formativa con su padre, Franco Macri
  • Vinculó derrotas políticas y aprendizajes personales en su trayectoria pública

A más de una década y media del inicio de su enfrentamiento con el kirchnerismo, Mauricio Macri volvió sobre algunos episodios decisivos de su recorrido político y personal. En una entrevista reciente, el ex presidente reconstruyó el clima de tensión que precedió a las elecciones de 2011, cuando, según relató, su proyecto presidencial parecía encaminado al triunfo hasta que un hecho inesperado alteró por completo el escenario: la muerte de Néstor Kirchner.

Macri recordó que, en aquellos años, la disputa con el kirchnerismo ya había escalado a niveles de fuerte confrontación, especialmente durante su gestión al frente de la Ciudad de Buenos Aires. “Yo estaba enardecido del enojo que tenía de las peleas, de las cosas que me hacía el kirchnerismo en la ciudad”, relató, al evocar un contexto marcado por litigios políticos, cruces permanentes y una sensación de hostigamiento institucional.

En ese marco, el ex mandatario reveló una anécdota que, con el paso del tiempo, adquiriría un peso casi simbólico. Según contó, su consultor político le había anticipado que la única variable capaz de revertir una elección que consideraban ganada era que Cristina Fernández de Kirchner quedara viuda. “Decía que una viuda era imbatible”, recordó Macri. La predicción se cumplió: tras la muerte de Néstor Kirchner en octubre de 2010, las encuestas se dieron vuelta y la entonces presidenta logró una reelección contundente en 2011.

A pesar de que el propio diagnóstico indicaba que el escenario se había tornado adverso, Macri reconoció que insistió en competir. “Ya era obvio que era imposible ganar y yo me empeciné que quería ir”, admitió. Esa decisión generó fuertes debates dentro de su espacio político. Fue entonces cuando su mesa chica, encabezada por el mismo consultor, le planteó un dilema estratégico: priorizar la defensa de la Ciudad de Buenos Aires como contrapeso político o lanzarse a una elección nacional con chances mínimas.

La discusión fue intensa. Macri describió su reacción con crudeza: “Me volví loco, pataleé, grité”. Sin embargo, tras varias reuniones y llamados individuales en busca de respaldo, terminó aceptando el consejo. La votación interna fue clara y el resultado, inevitable. “Tenía razón, era imposible ganar esa elección”, reconoció. Aun así, sostuvo que su espacio hubiera tenido un desempeño electoral más competitivo que el de otros candidatos opositores de entonces.

El recuerdo de ese momento funciona, en el relato de Macri, como una bisagra que explica su posterior estrategia política. La decisión de conservar la Ciudad y esperar un nuevo turno electoral sin Cristina Kirchner en la boleta resultó, años más tarde, determinante para su llegada a la Presidencia en 2015.

Pero la entrevista no se limitó al repaso político. Macri también abordó aspectos íntimos de su relación con su padre, Franco Macri, a quien dedica su libro “Franco”. Allí expuso un vínculo marcado por la admiración inicial, el conflicto y una lenta comprensión. “Mi papá fue mi maestro, mi ídolo. Yo veía casi todo a través de sus ojos”, relató, antes de describir cómo esa figura comenzó a volverse más compleja con el paso del tiempo.

El ex presidente recordó episodios dolorosos, como la ruptura con su tío Blanco Villegas, a quien consideraba un segundo padre, y frases públicas de Franco que lo afectaron profundamente. Entre ellas, la declaración en la que dijo que votaría a La Cámpora antes que a su propio hijo. “Siempre dolió”, confesó Macri, al explicar que solo tras años de terapia pudo entender los límites emocionales y personales de su padre.

Entre la política y la intimidad, el relato de Macri traza un recorrido que combina ambición, frustración y aprendizaje. La derrota de 2011, que en su momento fue vivida como una desazón, aparece hoy como una pieza clave de un camino más largo, atravesado tanto por disputas de poder como por vínculos familiares complejos.