Menos dólares en los bancos: el giro silencioso en el comportamiento de los ahorristas
- La demanda minorista de dólares se mantiene en mínimos históricos en diciembre
- En algunos bancos, los ahorristas venden más dólares de los que compran
- La caída de la brecha cambiaria y el resultado electoral alteraron las expectativas
- La demanda pasó de 5.300 millones de dólares en octubre a 1.100 millones en noviembre
- El Gobierno reforzó señales de estabilidad con cambios en las bandas cambiarias
- El Banco Central anunció un programa de compras de dólares para fortalecer reservas
La primera quincena de diciembre volvió a confirmar una tendencia que empieza a consolidarse en el sistema financiero argentino: la demanda de dólares por parte de los ahorristas minoristas se mantiene en mínimos históricos. Pero el dato más llamativo va un paso más allá. En algunas entidades financieras, las ventas de dólares realizadas por los propios clientes ya superan a las compras de divisas, incluso a través del homebanking, un fenómeno poco frecuente en años marcados por el cepo y la incertidumbre cambiaria.
El comportamiento responde a una combinación de factores que alteraron el patrón tradicional de dolarización. Por un lado, el desplome de la demanda de dólares tras las elecciones de octubre; por otro, la virtual desaparición de la brecha entre el tipo de cambio oficial y los dólares financieros. En ese nuevo escenario, el billete verde dejó de ser el refugio inmediato que dominó las decisiones de ahorro durante los últimos años.
Un relevamiento entre bancos líderes confirma que la dolarización minorista continúa en niveles bajos en comparación con los picos registrados recientemente. Proyecciones internas elaboradas por distintas entidades estiman que las compras de dólares de diciembre podrían cerrar en torno a los 1.500 millones de dólares, una cifra similar a los 1.100 millones registrados en noviembre, según datos oficiales del Banco Central. El contraste con octubre es contundente: en ese mes, la demanda había alcanzado los 5.300 millones de dólares.
La novedad de diciembre radica en el saldo neto negativo para el sistema: más dólares vendidos por los clientes que comprados. Si bien la estacionalidad juega su rol —fin de año, gastos extraordinarios, vacaciones—, el fenómeno no se explica únicamente por esos factores. La estabilización del escenario político tras los comicios y un dólar que se mantuvo por debajo de los 1.500 pesos redujeron drásticamente el incentivo a cubrirse en moneda extranjera.
Durante 2025, la compra de dólares superará los 30.000 millones, reflejo de un fuerte proceso de dolarización previo al calendario electoral. Sin embargo, el cambio de expectativas posterior marcó un quiebre. Desde la óptica oficial, la desaparición del denominado “riesgo kuka” fue clave para descomprimir la presión sobre el mercado cambiario. Así lo expusieron funcionarios del equipo económico al explicar la abrupta caída en la demanda de billetes verdes.
El vicepresidente del Banco Central describió el episodio como un “cisne negro” político: un shock electoral que provocó una dolarización sin precedentes y un derrumbe de la demanda de pesos, impulsado más por el recuerdo de crisis pasadas que por desequilibrios macroeconómicos concretos. Superado ese evento, el mercado parece haber recalibrado sus decisiones.
En paralelo, el Gobierno buscó reforzar el cambio de expectativas con señales explícitas hacia el mercado financiero. Entre ellas, la modificación del esquema de bandas cambiarias, una medida destinada a aportar previsibilidad y despejar dudas sobre la sostenibilidad del programa económico. Para los analistas, ese ajuste, sumado a un plan claro de acumulación de reservas, mejora la consistencia del esquema cambiario.
La señal más fuerte llegó esta semana, cuando el Ejecutivo anunció que el Banco Central volverá a realizar compras netas de dólares en el mercado. El programa monetario prevé adquisiciones periódicas equivalentes a hasta el 5% del volumen diario operado, lo que implica entre 30 y 35 millones de dólares por día. En términos mensuales, el monto oscilaría entre 600 y 700 millones, con un potencial anual de entre 7.000 y 8.000 millones de dólares.
Las autoridades no descartan compras adicionales en bloque si las condiciones lo permiten, lo que podría elevar el total hasta los 10.000 millones. La estrategia busca aprovechar el nuevo clima de calma cambiaria y la menor dolarización privada para recomponer reservas sin generar tensiones en el mercado. En ese delicado equilibrio, el comportamiento de los ahorristas aparece como una variable clave para sostener la estabilidad durante 2026.