La Argentina lanzó la candidatura de Rafael Grossi para conducir la ONU y activó una intensa campaña diplomática
- La Cancillería presentó oficialmente la candidatura de Rafael Grossi para la secretaría general de la ONU.
- El Gobierno activó una estrategia diplomática para reunir apoyos en el Consejo de Seguridad.
- Grossi es presentado como un dirigente con experiencia en la gestión de conflictos globales.
- La campaña apunta a que la ONU recupere protagonismo en la resolución de guerras y crisis.
- El Ejecutivo descarta que la cuestión Malvinas sea un obstáculo para la postulación.
- De ser elegido, Grossi se convertiría en el primer argentino en conducir las Naciones Unidas.
La Cancillería presentó formalmente este lunes la candidatura del diplomático argentino Rafael Grossi para ocupar la secretaría general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a partir de 2027 y puso en marcha una estrategia internacional destinada a reunir los apoyos necesarios para que el actual director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) se convierta en el primer argentino en la historia en acceder a ese cargo. El anuncio se realizó en el Palacio San Martín, con la presencia del canciller Pablo Quirno y representantes diplomáticos acreditados en el país.
Durante la presentación, Quirno destacó el carácter estratégico de la postulación y la vinculó con la necesidad de un liderazgo renovado en el sistema multilateral. “Esta elección no es circunstancial, sino el resultado de una reflexión profunda sobre los momentos críticos que atraviesa la ONU y sobre el tipo de conducción que hoy se necesita para recuperar eficacia y credibilidad”, afirmó el ministro. En ese sentido, remarcó que el organismo atraviesa una etapa en la que sus objetivos fundacionales —la preservación de la paz, la cooperación entre naciones y la defensa de los derechos humanos— han perdido nitidez frente a conflictos bélicos persistentes y crisis globales sin respuestas consistentes.
El Gobierno viene trabajando desde hace meses en la construcción de la candidatura de Grossi. Incluso, dentro de la Cancillería se creó una unidad específica encargada de coordinar las negociaciones y el despliegue diplomático. En el oficialismo consideran que el actual titular del OIEA reúne atributos diferenciales: experiencia en la gestión de conflictos sensibles, conocimiento profundo del funcionamiento del sistema internacional y capacidad de diálogo con líderes de peso global.
Uno de los puntos que el Ejecutivo subraya es el rol que Grossi desempeña al frente del organismo nuclear, desde donde mantiene canales abiertos tanto con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, como con su par de Ucrania, Volodimir Zelensky, además de otros jefes de Estado y de gobierno. Esa trayectoria es presentada como una credencial clave para una eventual conducción de la ONU, en un contexto marcado por guerras abiertas y tensiones geopolíticas crecientes.
La plataforma que impulsa la candidatura pone el foco en un mayor protagonismo del organismo internacional en los conflictos armados. La idea central es que la ONU recupere capacidad de influencia real y vuelva a ser un actor activo en la búsqueda de soluciones orientadas a la pacificación, más allá de las declaraciones formales.
En paralelo, la Cancillería intensificó los contactos con los integrantes del Consejo de Seguridad, órgano que tendrá la responsabilidad de elegir al sucesor de António Guterres. Si bien el diálogo incluye a todos sus miembros, la atención está puesta especialmente en los cinco países con poder de veto: Estados Unidos, China, Rusia, Francia y el Reino Unido. En el Gobierno aseguran que la histórica disputa por la soberanía de las Islas Malvinas no debería convertirse en un obstáculo, ya que la postulación no es del Estado argentino sino de Grossi en su carácter de funcionario internacional.
Sobre este punto, en la Casa Rosada marcan una diferencia con la candidatura que en su momento impulsó Susana Malcorra, cuando aún se desempeñaba como canciller. La actual estrategia busca despegar la figura del diplomático del posicionamiento coyuntural del Gobierno argentino.
Además de los miembros permanentes, Quirno y Grossi reforzaron en las últimas semanas los contactos con los integrantes no permanentes del Consejo de Seguridad, entre ellos Grecia, Pakistán, Panamá, Dinamarca y Somalia, y con los países que se incorporarán a partir de 2026. Aunque no cuentan con poder de veto, son considerados actores clave en la construcción de consensos.
El proceso formal prevé, en los próximos meses, exposiciones públicas de los candidatos ante el pleno de la ONU y presentaciones en medios internacionales. Entre julio y agosto se realizará una votación informal, antes de que entre septiembre y octubre el Consejo eleve la propuesta definitiva. De resultar electo, Grossi podría beneficiarse de una regla no escrita del organismo que promueve la rotación regional, y que en esta oportunidad favorecería a América.