Europa busca alternativas energéticas

Hoy, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se reunirá en Jerusalén con su homólogo griego Kyriakos Mitsotakis y el presidente chipriota Nikos Christodoulides. Aunque la agenda abordará la cooperación en seguridad y defensa, un tema clave que se discute discretamente es la energía y la conectividad con Europa, que adquieren una relevancia crucial en el contexto de la soberanía nacional.

Este encuentro se produce en un momento significativo, con Chipre a punto de asumir la presidencia del Consejo de la Unión Europea. Grecia y Chipre son vistos como pilares del sureste europeo, y Israel ha emergido como un actor energético importante. La energía y la conectividad son, así, cuestiones esenciales que entrelazan los intereses de Israel, Grecia, Chipre y Europa.

El gasoducto EastMed fue concebido para conectar las reservas de gas de Israel y Chipre directamente con Grecia y Europa, evitando intermediarios inestables. Este acuerdo, firmado en Atenas en enero de 2020, reflejó una intencionalidad clara de diversificación geográfica y soberanía. Sin embargo, en 2022, la administración Biden retiró su apoyo al proyecto, favoreciendo interconexiones eléctricas y evitando confrontaciones con Turquía.

La invasión rusa de Ucrania cambió el panorama energético europeo, quien se dio cuenta de su dependencia del gas ruso. Aunque Europa se comprometió a reducir esta dependencia, las decisiones tomadas han reforzado la influencia de Turquía en el sector energético. El gas ruso siguió llegando, en su mayoría, a través de TurkStream, lo que en la práctica fue un blanqueo de la dependencia, fortaleciendo el papel de Turquía como intermediario.

Las políticas de las administraciones estadounidenses han mantenido esta situación. Tanto Biden como Trump se han enfrentado a desafíos similares, favoreciendo en ocasiones compromisos que refuerzan la dependencia de Turquía. Este enfoque limita la capacidad de Europa para actuar de manera soberana en el ámbito energético.

En este contexto, la cooperación de Israel con Egipto en el sector gasístico no socava a EastMed; más bien, la complementa. Egipto ofrece una ruta de exportación inmediata mientras que EastMed promete un corredor a largo plazo y seguro hacia Europa. La complementariedad de ambos proyectos genera flexibilidad.

Además, los argumentos económicos en contra de EastMed han sido exagerados. Su viabilidad a largo plazo podría ser alcanzable bajo escenarios de precios europeos conservadores y ofrecería beneficios estratégicos significativos.

La reunión de hoy en Jerusalén, por lo tanto, es más que una simple reunión trilateral. Representa un ajuste de las democracias regionales y la Unión Europea hacia una nueva realidad: la soberanía energética no puede externalizarse. Fortalecer la cooperación en el Mediterráneo Oriental es clave para la estabilidad de Europa, una responsabilidad que no se puede eludir frente a la influencia turca.

En definitiva, Europa debe decidir si continuará con la mediación turca o construirá la infraestructura necesaria para garantizar su resiliencia energética. La historia no recordará las promesas, sino las decisiones que se tomen en este crucial momento.