RAFAELA Carlos Zimerman

Leonardo Viotti necesita que le digan la verdad

Por Carlos Zimerman

Leonardo Viotti, el intendente de Rafaela, se encuentra en una encrucijada crítica que no solo afecta su gestión, sino que también repercute en el bienestar de una comunidad que espera respuestas efectivas y honestas. En un contexto donde la transparencia y la sinceridad son esenciales, Viotti parece rodeado de un entorno que favorece la complacencia sobre la crítica constructiva. Esto plantea un dilema fundamental: ¿cómo puede un líder avanzar si no se rodea de voces auténticas que reflejen la realidad, en lugar de una versión edulcorada que se adapta a intereses ajenos?

La plaza pública, las redes sociales y las conversaciones informales entre ciudadanos son espacios donde aflora una preocupación palpable: la percepción de que Rafaela, a pesar de su potencial como ciudad con recursos y talento, está padeciendo una administración deficiente. Los números pueden pintarse de colores brillantes en un informe de fin de año, pero el día a día de los habitantes contrasta drásticamente con ese optimismo propagado. La inseguridad, tanto en términos de criminalidad como en accidentes viales, afecta a la calidad de vida de los ciudadanos, haciendo que el sentir general sea que la ciudad está en una espiral de deterioro.

Además, este ambiente de inseguridad se complementa con una creciente insatisfacción social. Las ciudades no son solo infraestructuras y estadísticas; son entornos donde las personas viven, trabajan y construyen sus sueños. La falta de respuesta efectiva a problemas graves como la delincuencia y la gestión del tránsito crea una atmósfera de frustración y desconfianza hacia aquellos que deberían velar por el orden y el bienestar.

Leonardo Viotti, al parecer, ha optado por ignorar las críticas que provienen tanto de la ciudadanía como de organizaciones sociales, etiquetando a quienes las emiten como "enemigos". Este enfoque no solo es perjudicial para su imagen, sino que también es contraproducente para la propia gestión. Los líderes más exitosos son aquellos que saben escuchar, que convierten las críticas en oportunidades de aprendizaje y mejora. Ignorar estas voces, por el contrario, puede abrir la puerta a un gobierno que se aísla de la realidad y, eventualmente, de sus propios electores.

La falta de autocrítica y la resistencia al reconocimiento de errores son rasgos de un liderazgo que podría terminar atrapado en su propia burbuja. Sin la capacidad de adaptarse y aprender de la opinión pública, el desenlace no solo es previsible, sino también preocupante. Si Viotti realmente desea cumplir con su responsabilidad y lograr un gobierno que sea digno del apoyo ciudadano, es imperativo que empiece a cultivar un ambiente de diálogo abierto y sincero.

El camino hacia una Rafaela revitalizada no será sencillo, pero el primer paso es aceptar la realidad tal como es, con todos sus matices y desafíos. Un liderazgo fuerte no consiste en imponer una visión, sino en integrar las voces diversas de una comunidad que desea ser escuchada y valorada. La pregunta que queda en el aire es, ¿estará Leonardo Viotti dispuesto a dar ese paso hacia la humildad y la reflexión que su ciudad tan urgentemente necesita? La respuesta no solo determinará su legado, sino también el futuro de Rafaela.