Ante el Círculo Rojo agroexportador, Javier Milei auguró que será reelecto

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Tras su semana más traumática, el presidente Javier Milei hizo una visita relámpago a Rosario en la que, ante una tribuna con raíces en el campo, eligió militar el veto a la reforma previsional con un mensaje a los “degenerados fiscales” del Congreso. Hubo chicanas a Mauricio Macri y redobló la apuesta: auguró su reelección en 2027.

"Voy a terminar estos cuatro años y además voy a hacer reelecto y voy a hacer que Argentina se ponga de pie", pronosticó, luego de acusar a "golpistas": "Si me pasa algo es responsabilidad de ellos".
 
La excusa fue el 140° aniversario de la Bolsa de Comercio de Rosario, pero fue eso, solo una excusa. Milei dio un discurso en modo cátedra económica, se desentendió del auditorio que lo escuchaba y apuntó contra rivales internos y externos que le trajeron más de un dolor de cabeza en los últimos días. Incluso, ingresó al recinto luego de los discursos del presidente de la BCR Miguel Simioni, Maximiliano Pullaro y Pablo Javkin, los tres que hablaron antes de él. Ni siquiera le dedicó un “feliz cumpleaños” a la entidad que lo recibió.


Por el contrario, el viaje presidencial -que confirmó después de dar de baja un vuelo a México- sirvió para replicar una vez más su propio relato. Milei llegó a la ciudad acompañado de su nueva pareja, Yuyito González, su hermana Karina Milei y el vocero Manuel Adorni. En el Aeropuerto lo esperaban su referente santafesina, la diputada Romina Diez, y dos funcionarios de Pullaro: el secretario general de la gobernación, Juan Cruz Cándido, y el asesor general Jorge Álvarez. El gobernador santafesino y algunos de sus ministros lo esperaban en la Bolsa de Comercio.
El recibimiento hostil a Javier Milei
Fue el cierre de la semana con más derrotas sucesivas para Milei. A la pelea interna ya desembozada con Victoria Villarruel y los golpes de la oposición -con Macri como director de orquesta- a su asesor estrella Santiago Caputo, se le sumó la aprobación de una reforma previsional en el Senado que, según sus particulares cálculos, “costaría u$s370 mil millones, un 62% del PBI”. Fue tal el golpe que ese mismo día convocó a todo su gabinete económico a un asado en Olivos donde anunció que vetaría la ley. “Prefiero ir preso antes que entregar el resultado fiscal”, le escucharon decir allí sus propios funcionarios.
Rosario lo recibió particular y extrañamente hostil en su segunda visita a la ciudad. Fue una diferencia pequeña pero notable con sus viajes anteriores a la provincia, en los que había sido agasajado casi como un rockstar por militantes y gente que se acercó a saludarlo. Este viernes, existieron algunas señales de aversión, como por ejemplo las amenazas de bomba que horas antes de que el Presidente aterrice en el Aeropuerto Islas Malvinas obligaron a evacuar tanto la estación aérea como la Bolsa de Comercio.

Aunque fueron falsas alarmas, obligaron a activar el protocolo de actuación en estos casos ante un operativo de seguridad extremadamente celoso. El edificio de la Bolsa de Comercio está enclavado en la esquina más transitada del centro de Rosario, que amaneció sitiada por agentes de las fuerzas de seguridad, con vallas que entorpecían el paso y cortes de tránsito desde temprano. Siendo día hábil, miles de rosarinos y rosarinas pasaron por la zona, obligados por sus responsabilidades laborales. Hubo hasta una restricción del espacio aéreo durante la tarde.

La hostilidad también se plasmó en el aspecto político. Milei aterrizó en una provincia que aportó más de un protagonista a la interna libertaria y que, además, tiene su propia lucha interna a escala local. Por eso sorprendió verla a Rocío Bonacci, la diputada que está en el ojo de la tormenta por acompañar el pedido de investigación a sus compañeros de bloque tras la visita a Alfredo Astiz y otros represores en el penal de Ezeiza. Aunque se rumorea que está en duda hasta su pertenencia al bloque libertario, su entorno dejó saber que son operaciones.

Los escarceos de Maximiliano Pullaro con Javier Milei y el campo, espectador
Los que salieron perdiendo con la visita del Presidente a Rosario fueron los más de quinientos empresarios, productores y ejecutivos que esperaban ser los destinatarios del discurso del Presidente. Son los que se habían anotado para la charla del ministro de Economía Toto Caputo, que fue postergada para el 20 de septiembre. El campo quería hablar de la brecha, de cuánto tiempo de vida le queda al cepo, de la posibilidad de no renovar el impuesto país o del sueño de la quita de retenciones, pero recibió una clase de economía y fue testigo de las vendettas del Presidente.

Mientras que los discursos de Simeoni y Javkin se mantuvieron en clave local y productiva, sólo Pullaro se animó a plantear algunas diferencias con el primer mandatario, aunque este aún no había llegado. El santafesino se animó a pedirle al gobierno nacional “que mire a nuestra gente”. “Necesitamos que se cambie la mirada porteñocéntrica, los recursos del interior se gastan en el conurbano, se van en subsidios a través de punteros y barones”, bramó.

Un acto, dos climas: Javier Milei, el parteaguas
La llegada del Presidente cambió el clima del evento. La expectativa flotaba en el aire, pero rápidamente se esfumó cuando Milei avisó que su discurso había cambiado producto de la reforma previsional impulsada por la oposición. Lo que siguió fue una hora y diez de explicaciones económicas con las que el Presidente justificó su decisión de vetar la norma y defendió la gestión económica.

El público, algo desilusionado, acompañó con tibios aplausos. Se esperaban otra cosa. “Fuera de tiempo y lugar”, evaluó una figura política rosarina. “No entiende que esta Bolsa es productiva”, sumó un funcionario del gobierno santafesino. Incluso, se escucharon comentarios sobre la ausencia de referencias a la ciudad en todo el discurso. Encima, el evento se había demorado tanto que algunas figuras, como la senadora Carolina Losada, se tuvieron que ir en plena alocución presidencial.

Sin embargo, Milei dejó al pasar mensajes para todos sus contrincantes de la semana. Tres veces resaltó lo que considera logros de su gobierno y aportó un “se ve que algo hemos hecho en gestión”, lo que se leyó como una respuesta a Macri por las críticas a lo que considera déficits en el ejercicio del poder de la gestión libertaria. A pesar de eso, le reconoció que el expresidente fue el único que quiso solucionar el problema previsional, lo que le costó “catorce toneladas de piedras”, haciendo suyo el discurso de Juntos por el Cambio.

Pullaro, que siguió el discurso bastante serio y no regaló casi ningún aplauso, también tuvo su respuesta: “Yo quiero federalismo en serio y que no dependa de un déspota que pone números caprichosos para arrodillar a las provincias”, sostuvo el Presidente, en lo que pareció también un palo a los gobernadores que critican a la Casa Rosada por la falta de obras de infraestructura y la ausencia de la gestión nacional en sus provincias.

Hasta Alberto Fernández tuvo lo suyo, cuando Milei dijo con una media sonrisa dedicó un párrafo a una especie de stand up. "No estoy pensando en eternizarme. Por suerte el sillón de Rivadavia mucho no lo uso. No se me pega costumbres raras. Pero, debo confesar que soy paleolibertario y además muy afortunado", dijo, en referencia, primero, al video viralizado de Tamara Pettinato y, después, a su pareja que seguía el discurso desde la primera fila.

Lo más jugoso en términos políticos quedó para el final y se dio cuando el Presidente salió en defensa, sin mencionarlo, de Santiago Caputo. “En un país en el que hubo dos atentados y estando amenazado, si me pasa algo es responsabilidad de los que armaron la bicameral con un kirchnerista de closet”, dijo, en referencia a Martín Lousteau. Envalentonado, avisó que igual terminaría el mandato y sería reelecto. Todo un redoble de apuesta después de su peor semana.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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