Castellano y una carrera contra el tiempo casi perdida
Inaugura, lanza programa nuevo, escucha a la gente, propone, escucha, habla de errores y de equivocaciones. Luis Castellano intenta que la sociedad crea que entendió el mensaje de las PASO y que está dispuesto a escuchar reclamos y brindar soluciones. Lo cierto es que el intendente necesitó que la cachetada sea lo suficientemente fuerte como para que la soberbia dejara de ganarle al sentido común y a la humildad.
Castellano va por su cuarto mandato, es decir que lleva casi 12 en gobierno municipal, y la realidad indica que en todos estos años ganó en personalismo y el capricho, el pensar que solo su gobierno podía resolver los problemas de los rafaelinos y que cualquier otra iniciativa respondía a intereses políticos de rivales que solo le querían hacer el mal a la ciudad y por ende a quienes Dios los había iluminado para gobernarla.
Un día todo se desmoronó y de golpe la realidad le ganó a ese mundo de fantasía y mentira que Castellano se construyó a lo largo de todos estos años junto a su socio de ruta, Omar Perotti. Ahora hay que ganarle una batalla al tiempo más que a Viotti, hay que convencer a los rafaelinos que en dos meses se van a hacer las cosas que no se hicieron en doce años, pero por sobre todo, que este gobierno municipal soberbio está dispuesto a escuchar y a ser más modesto. Castellano tiene que convencer a toda una ciudad, la tercera en importancia de la provincia de Santa Fe, que aprendió la lección, pero por sobre todas las cosas, que no va a volver a repetir los mismos errores, es decir, que va a trabajar por una ciudad más segura en serio, con una política de tránsito para que los rafaelinos dejen de llorar víctimas por lo caótica que la ciudad se a convertido en ese aspecto. Castellano debe en este poco tiempo que le queda, lograr que le crean que no se van a beneficiar más los amigos del poder y que todos los rafaelinos van a tener las mismas posibilidades, que todo se va a hacer más fácil y que quiera abrir un negocio de barrio no va a tener que cumplir con tantos trámites innecesarios que al final lo hacen desistir.
A lo largo de todos estos años Castellano siempre miró al resto desde arriba, desde una altura ficticia e inexistente que cansó a la gente y le dio la espalda en las PASO. Ahora parece que todo se comprendió y cada acto, cada declaración, cada acontecimiento, está edulcorado y hasta se vuelve empalagoso.
Castellano comenzó a jugar una carrera contra el tiempo más que contra Viotti, una carrera en donde el objetivo es que los rafaelinos le crean que va a hacer en un nuevo gobierno lo que no hizo en tres anteriores, pero por sobre todas las cosas, una carrera en donde debe convencer que es diametralmente opuesto a lo que vino siendo en estos últimos doce años, casi una carrera perdida.