¿Ballottage o primera vuelta?: Los números que obsesionan a Milei, Bullrich y Massa
Los tres candidatos a presidente con mayores chances de suceder a Alberto Fernández se medirán pasado mañana en un campo minado de interrogantes. En unos comicios tan atípicos como trascendentes para el futuro del país, por lo que se pondrá en juego y el actual descalabro económico, los principales aspirantes hacen cuentas en un clima de alta incertidumbre. A la espera del recuento, revolean vaticinios optimistas para alimentar las expectativas de sus seguidores, pero nadie da nada por seguro ni descarta un evento inesperado. En la antesala de una elección decisiva, la política se quedó sin brújula. ¿Javier Milei se consagrará en primera vuelta? ¿Patricia Bullrich protagonizará un repunte de último minuto que le permita soñar con un triunfo? ¿Sergio Massa alcanzará la hazaña de forzar un ballottage, pese a la desgastante crisis y los escándalos de corrupción? ¿Quién capitalizaría una posible alza de la participación? ¿Qué fuerza se erigirá como el contrapeso sólido del vencedor? ¿El kirchnerismo retendrá Buenos Aires, su bastión desde 2005, y el Pro extenderá su hegemonía en la Capital sin sufrir contratiempos? A 48 horas para las elecciones generales, Milei, Bullrich y Massa se alistan para una férrea disputa por el poder sin pronósticos precisos sobre cuál podría ser la diferencia porcentual entre ellos, pero también sobre el nivel de ausentismo ciudadano. En una sociedad atravesada por la apatía y el hartazgo con la clase dirigente, el grado de abstención se convirtió en una variante crucial que podría incidir no solo en el desenlace de la carrera, sino también en el grado de consistencia y el nivel crédito político con el que emergerá el ganador. Ese no es un aspecto menor, ya que influirá en el eventual proceso de transición. En las PASO, la última radiografía disponible de las fortalezas y debilidades de cada fuerza, solo un 69% del padrón concurrió a las urnas, el segundo registro más bajo desde el retorno de la democracia en 1983. Los candidatos irán a la batalla por el premio mayor en medio de la neblina.
Javier Milei
LA LIBERTAD AVANZA
Basado en el test de las PASO y las encuestas que maneja -estiman que ya creció unos siete puntos respecto del 29,86% de agosto-, Milei no solo se siente favorito y descuenta que será el más votado, sino que además aspira a superar el resultado de la primera ronda electoral. Su obsesión es atraer el voto útil anti-kirchnerista y beneficiarse de indecisos con la meta de sumar unos tres o cuatro puntos que le permitan finiquitar el pleito el domingo y evitar un ballottage. No obstante, la pelea por el puesto más codiciado tiene final abierto, sobre todo, por la consolidación del escenario de tercios que pintaron las primarias del 13 de agosto y marcaron el colofón del formato bipardista y de la era de la fuerte polarización entre el kirchnerismo y el macrismo. Admirador de la escuela bilardista, Milei apuesta a sostener su caudal electoral en distritos estratégicos del interior del país y corregir su déficit en Buenos Aires, con un peso determinante, y la Capital para arañar o superar el umbral del 40%. Calcula que así podría sacarle una diferencia de diez puntos a Massa y Bullrich, un margen que le alcanzaría para dar el golpe en primera vuelta. Esa es su receta del éxito. Con la meta de conquistar la presidencia el domingo, el economista concentró sus esfuerzos proselitistas en el territorio bonaerense en las últimas semanas. Milei[MM(D1] [MM(D2] , que apuesta al despliegue de fiscales para mejorar su performance en la provincia, cosechó 7.352.444 de votos en todo el país en las PASO de agosto. A contramano del tablero nacional, en esa vasta geografía, donde conviven más de 13 millones de electores, el sello La Libertad Avanza quedó tercero detrás de Unión por la Patria y JxC con 2.259.556 de adhesiones, lo que representa el 30,7% de los votos que obtuvo en todo el país. A dos días de la contienda, Milei se entusiasma con apuntalar en ese distrito estratégico una diferencia que minimice las posibilidades de Massa y Bullrich de forzar una segunda vuelta. En el campamento libertario se envalentonan con lograr una suba significativa de sufragios en el conurbano, el campo de batalla crucial, y en el interior bonaerense, sobre todo, en Bahía Blanca, un municipio influyente de la sexta sección electoral que podría convertirse en el primer bastión libertario. En la primera y en la tercera sección, que concentran el 70% del padrón de la provincia, fortalezas históricas del PJ, Milei también tiene un margen de mejora. En ambas divisiones territoriales su fuerza se ubicó en el tercer puesto y consiguió más de 700.000 votos. No es casual que el libertario haya intentado subsanar sus dificultades en el área más densamente poblada con un refuerzo de la fiscalización, una tarea en la que el sindicalista Luis Barrionuevo, su flamante aliado, le haría un aporte clave. Además, encabezó una serie de caravanas de campaña contra “la casta” en municipios estratégicos como La Matanza, La Plata, San Martín o Lomas de Zamora. Con motosierra en mano, Milei procuró fortalecer la transferencia de apoyos a Carolina Píparo, su carta electoral para la disputa con Axel Kicillof y Néstor Grindetti por la gobernación. “Estamos a cuatro puntos de Kicillof”, se jacta un ladero de Milei, que se encandila con las imágenes que circulan en las redes de intendentes de UP y JxC llamando a cortar boleta a favor del libertario. Huelen sangre. En la pizarra del líder de la Libertad Avanza también permanece subrayada la Capital, que representa el 7% del padrón, donde recogió pocos votos en las PASO. Es que Milei construyó su triunfo en Córdoba (694.295), Santa Fe (661.659) y Mendoza (480.294). Esas tres provincias explican su sorprendente batacazo en las PASO, ya que constituyen el 25% de los sufragios que consiguieron los libertarios en las PASO en todo el territorio nacional. En cambio, la ciudad de Buenos Aires, el fortín de Pro, solo pescó 313.993 adhesiones, es decir, un 4,3% del total de su recolección en todo el país. Por caso, contribuyeron más a la victoria de La Libertad Avanza dos baluartes del PJ, como Tucumán (350.378) y Salta (341.630), que tienen mucha menor incidencia en el mapa político que la ciudad. Para repuntar en la Capital, Milei apuntaló a Ramiro Marra, su aspirante a jefe porteño, quien nacionalizó su campaña para recortar la brecha con Leandro Santoro (UP) y soñar con el ballottage. A diferencia de su táctica bonaerense, el economista no apostó a un despliegue territorial en el distrito porteño, sino a dar batalla en los medios para posicionarse como la opción de cambio y consolidar su objetivo presidencial. Cerca de Marra anhelan crecer a 20 o 25 puntos y dar la sorpresa en el histórico bastión de Pro para desplazar al kirchnerismo como segunda fuerza.
Uno de los principales desafíos que enfrentará Milei el domingo consiste en retener el respaldo electoral que obtuvo en Córdoba, epicentro del antikirchnerismo, Santa Fe y Mendoza. Son territorios donde JxC sufrió una merma en las PASO y Bullrich se focalizó especialmente para recortar la brecha con Milei, por lo que el libertario deberá cuidar su cosecha si pretende celebrar el domingo. Su performance en esos tres distritos -se impuso en los tres con más del 34% de los votos- fueron el motor de su éxito nacional.
Milei también se nutrió de los inesperados apoyos que recibió en las seis provincias del NOA, donde se quedó con el 38% de los votos positivos de la región. Esos 1.144.976 de sufragios representan el 15,6% de su caudal a nivel nacional. El domingo deberá ratificar su buen desempeño y evitar una remontada de sus competidores, sobre todo, en Salta -una de las pocas provincias a la que viajó-, Tucumán, Jujuy y Santiago del Estero para sostener su sueño de llegar al vértice del poder estatal. También necesita proteger su colecta en Misiones, Corrientes, Chaco, San Luis y San Juan, donde tuvo un auspicio rendimiento. Está claro que diversos segmentos sociales contribuyeron a su triunfo y logró una emigración de votos a su favor provenientes de las dos coaliciones dominantes.
Patricia Bullrich
JUNTOS POR EL CAMBIO
Bullrich lidia con un desafío mayúsculo. En primer lugar, requiere fidelizar el 28% que consiguió JxC en las PASO. Dicho de otro modo: necesita evitar fugas y garantizarse que los votantes que acompañaron a Horacio Rodríguez Larreta en las PASO no migrarán a las ofertas de sus oponentes Milei, Massa o Schiaretti. La exministra enfrenta una pelea cuesta arriba desde que Milei sacudió el tablero en agosto, pero confía en lograr una remontada con el empuje y la estructura de la tropa de Pro y la UCR en todo el país. El flujo de votos a JxC se concentró en la Capital y Buenos Aires. De hecho, Bullrich y Larreta tuvieron su mejor actuación en la ciudad, fortaleza de Pro, donde extrajeron 848.885 votos, un 12,3% del total de apoyos que consiguieron en todo el país (6.895.941). Por lo tanto, la exministra encara la cruzada para revertir la elección con un ojo en la ciudad -donde confía en que JxC se beneficiará por una suba de la participación y el cambio de sistema de votación- y reforzó el andamiaje territorial en Buenos Aires, donde apuesta a dar un golpe simbólico al desbancar al kirchnerismo de su último refugio con un eventual triunfo de Grindetti sobre Kicillof. Para alcanzar esa meta, debe evitar un crecimiento de Milei y recortar la ventaja de 305.854 de adhesiones que le sacó Massa en las PASO. En la provincia JxC quedó en el segundo puesto con 2.661.835 votos, que significa el 38,6% de su caudal nacional. Es una compulsa incierta, en la que el peronismo parte con ventaja, pero Bullrich y sus leales creen que lidian allí con un escenario con final abierto y que tienen chances de ganar por el impacto del “yategate” y la agudización de la crisis por la corrida del dólar blue. La exministra debe mejorar en comarcas clave del conurbano y, sobre todo, tiene margen para crecer en el interior, donde JxC esperaba una mejor actuación y su mensaje encontró eco en comicios anteriores.
Además de poner el foco estratégico en Buenos Aires, Bullrich intentará subsanar las dificultades que tuvo JxC en Santa Fe, Mendoza y Córdoba. Son tres distritos donde el conglomerado opositor tuvo una muy buena performance en 2015, 2019, incluso en la derrota de Macri, cuando el mapa de poder volvió a quedar pintado como una camiseta de Boca Juniors -amarillo en el centro del país y el celeste del PJ en el norte y el sur-, y hasta en las legislativas de 2021. Es más, en los comicios provinciales de este año le arrebató al PJ Santa Fe con una arrasadora victoria del radical Maximiliano Pullaro y extendió la hegemonía de la UCR en Mendoza con el triunfo de Alfredo Cornejo. Además, tuvo un rendimiento sólido en Córdoba, pese a la caída de Luis Juez frente a Martín Llaryora, delfín de Juan Schiaretti. Sin embargo, JxC sufrió en las PASO presidenciales una merma muy importante del respaldo electoral en esos territorios, que fueron claves para el éxito de Milei. Entre la instancia de las elecciones provinciales y el test de las primarias del 13 de agosto, JxC perdió en esas tres provincias 796.577 votos. Bullrich apuesta ahora a lograr una recuperación en el centro gracias al empuje de los gobernadores electos Pullaro y Cornejo. También calcula que podría movilizar a los feligreses de JxC en Córdoba, donde intentó ordenar la campaña junto con Juez, Rodrigo de Loredo y Luis Negri. Mauricio Macri desembarcó hace un par de semanas en esa provincia para repartir boletas y volver a seducir a los votantes perdidos. El expresidente mantiene su influencia en esos distritos. A su vez, Bullrich se ilusiona con repuntar en San Luis y San Juan con el aporte de Claudio Poggi y Marcelo Orrego, mandatarios electos y exaliados de Larreta. El interior profundo también le podría dar un envión: Gerardo Morales se focalizó en recuperar Jujuy, donde ganó Milei y se ponen en juego senadores. También confían en lograr una remontada en que Rogelio Frigerio conquiste Entre Ríos y recortar la diferencia en Tucumán, Misiones y Chaco, donde Leando Zdero sacó 147.393 votos en la compulsa a la gobernación que Bullrich y Larreta en la PASO presidencial.
Un reto relevante para Bullrich es contener los votos que sacó el jefe porteño en las tres provincias donde la superó en la interna de agosto: San Juan, La Rioja y Jujuy. Con el objetivo de consolidar ese 11% y evitar una sangría, la exministra lo nominó como eventual jefe de gabinete y lo sumó activamente a la campaña en el tramo final. Tras la crisis de identidad por la victoria del fenómeno de Milei, apuesta a exhibir el sustento legislativo y el capital político de JxC para seducir a indecisos. A su vez, confía en recoger adhesiones si se materializa un alza de la concurrencia. En los últimos comicios JxC se benefició del aumento de participación. En 2019 la suba del 76,40 al 80,47 fue decisiva para que Macri creciera ocho puntos y sumará más de dos millones de votos respecto de las primarias. En las PASO de agosto solo acudió el 69% de los votantes. Fue la segunda abstención más alta desde que se establecieron las primarias en 2011. Otro dato en el que concentran la atención es el 4,8% del electorado que optó por votar en blanco. Son más de un millón de personas que podrían incidir en el resultado y sacudir el tablero.
Sergio Massa
UNIÓN POR LA PATRIA
Pese al camino tortuoso que atravesó durante la campaña, por la devaluación, el temblor cambiario y los escándalos de corrupción en Buenos Aires, Massa cree que está a tiro de forzar una segunda vuelta con Milei. El ministro de Economía y aspirante de Unión por la Patria basa sus esperanzas en que podría ratificar su triunfo en la provincia, el principal bastión del PJ, donde el frente oficialista obtuvo 2.967.689 votos. Esa cifra representa el 44% de los sufragios que sacó UP en todo el país. En el equipo de Massa estiman que le están quitando apoyos a Milei en el conurbano y se focalizan en el segmento de las mujeres. Es determinante para el postulante amortiguar el golpe por el deterioro económico y los casos de Martín Insaurralde o “Chocolate”. Cerca de Massa afirman que los escándalos de corrupción no dañaron su capacidad electoral y no penetran en su electorado. En la Capital Massa también se nutrió de apoyos clave: allí consiguió el 6,2% de sus votos. Milei se hizo fuerte en el interior, pero perdió efectividad en el AMBA, donde UP y JxC ratificaron su predominio.
Una de las dificultades de las PASO que intentó subsanar Massa en la campaña fue su rendimiento en el norte del país, sobre todo, en los terruños de los aliados del PJ. Es relevante la merma de votos que sufrió UP en distritos como Tucumán, Salta y La Rioja entre las elecciones provinciales y las PASO presidenciales. Es el mismo efecto que sufrió JxC. Por caso, en esas tres provincias Massa perdió 497.158 sufragios entre una instancia y la otra. Entre los armadores de Massa no se esperanzan demasiado con una recuperación porque creen que el fenómeno de Milei no es permeable al accionar del aparato.
En cambio, se ilusionan con reconquistar apoyos en la Patagonia, histórica cantera de votos del kirchnerismo, donde UP tuvo una floja actuación en las PASO y se impuso Milei. En el sur del país el oficialismo obtuvo 1.309.154 adhesiones. Massa cree que puede repuntar en Río Negro -quedó a menos de 50 mil votos de Milei- y Neuquén, donde UP sacó apenas 80 mil sufragios. Allí espera una mano de su amigo Rolando Figueroa, gobernador electo. Cerca de Massa manejan sondeos que reflejan una suba de ocho o nueve puntos en ambos distritos. Esos estudios le arrojan un vaticinio expectante. Massa cree que Bullrich no logrará retener los votos de Larreta y que no crecerá en el centro del país, pilar histórico de JxC. Esperan una suba de un punto de Schiaretti y están convencidos de que quedan pocos indecisos. Estiman que no supera el 7% y que tendrán un bajo impacto. A su vez, no esperan un alza significativa de la participación. En su calculadora manejan un escenario de la dinámica electoral del domingo: Massa desplazará a Bullrich del segundo puesto para pelear el ballottage con Milei, Kicillof reelegirá en Buenos Aires y Leandro Santoro impedirá que Jorge Macri gane en primera vuelta en la Capital. Otro enigma relevante que se descifrará el domingo y que mantiene en vilo a los presidenciables, ya que podría marcar el futuro mapa de poder con el que convivirá el próximo gobierno, gira en torno a si el kirchnerismo repetirá las cifras de las primarias en Buenos Aires para garantizarse el control del distrito más influyente, desde donde podría soñar con una reconstrucción a partir de 2024. Kicillof encara esa disputa con un margen de duda sobre su continuidad. El resto de la atención estará concentrada en la ciudad, donde Jorge Macri procura bajar el martillo en la compulsa por la sucesión de Larreta y ser ungido este domingo sin necesidad de una nueva ronda en la Capital, el enclave de Pro desde 2007 en el mapa de poder.
Fuente: La Nación