Maximiliano Pullaro le abre la competencia al Nuevo Banco Santa Fe para presionar a los Eskenazi

No es casualidad que Maximiliano Pullaro haya eludido al Nuevo Banco de Santa Fe cada vez que pudo desde que es gobernador. En la Casa Gris se muestran disconformes con la predisposición del banco de la familia Eskenazi y buscan fomentar la competencia para ejercer presión. El beneficiado: Banco Municipal de Rosario, controlado por Pablo Javkin.

La relación entre el gobierno provincial y el Grupo Petersen -controlante del NBSF- no es mala, pero hay una distancia. Cerca del gobernador revelaron que esperaban un mayor involucramiento del banco en las iniciativas impulsadas, especialmente las relacionadas al crédito para el sistema productivo. “Cada cosa que proponemos, nos encontramos con una negativa”, contó un miembro del gabinete que sigue de cerca el vínculo.

Ante esa realidad, el pullarismo trazó una estrategia: abrir el juego y canalizar sus iniciativas a través de otros bancos, no solo para que éstas se concreten sino también para fomentar la competencia y presionar al banco de los Eskenazi a mejorar su servicio. “La idea es después ir y preguntarles: '¿Cómo éste, que es más chico, puede y ustedes no?”, explicó la misma fuente.


La confianza de Maximiliano Pullaro con el Banco Municipal
La enjundia que pretendía la Casa Gris la terminó hallando en el Banco Municipal de Rosario. La entidad, cuyo mayor accionista es la Municipalidad de Rosario, ganó protagonismo en las iniciativas provinciales. En el gobierno resaltan la figura de su director, Claudio Forneris, quien llegó a su cargo después de tres décadas de experiencia en la banca privada y guarda en su currículum un detalle que explica esa sintonía fina: es licenciado en ciencia política graduado en la Universidad Nacional de Rosario, es decir, fue compañero de facultad del gobernador.
Así las cosas, el primer gesto de apertura fue para con BMR Mandatos y Negocios, el agente fiduciario del Banco Municipal. A mediados de mayo, el gobernador firmó el decreto para reponerlo al frente de la administración de la autopista Rosario-Santa Fe. La entidad estuvo a cargo de la principal traza provincial hasta que asumió Omar Perotti y decidió correrla y poner al frente a la Dirección Provincial de Vialidad. Ahora, fundamentándose en la rapidez y agilidad que le puede imprimir a la administración y preocupado por el calamitoso estado de la autopista, Pullaro decidió devolverle el control.

Sin embargo, la apuesta más importante todavía no se anunció oficialmente. Se trata de la línea de créditos hipotecarios que el gobierno provincial sacará en los próximos días a través del BMR. El motivo por el que Pullaro optó por la única entidad pública de la provincia es sencillo: “Por cada peso que aportamos, ellos lo octuplican en crédito”, explicaron. $8 mil millones será el aporte provincial para que el BMR disponga de $64 mil millones y dé el primer paso de cara al objetivo que se trazó la Casa Gris: entregar diez mil créditos hipotecarios en toda su gestión.

Lo que apuntala al Nuevo Banco de Santa Fe
Lo que sostiene al NBSF es, confían en el gobierno, su rol de agente financiero del estado provincial. “Sabemos que sin eso serían un banco casi inexistente”, dicen en la Casa Gris. Docentes, policías y demás empleados públicos, todos cobran su sueldo en el banco de los Eskenazi que, además, tiene acceso a los apreciados códigos de descuento, es decir que cuando uno de esos empleados pide un préstamo al NBSF, es la provincia la que se encarga de descontar la cuota en cada recibo de sueldo y depositarla en la entidad bancaria. Morosidad cero, negocio redondo.

El contrato de agente financiero, renovado por última vez por Miguel Lifschitz en uno de los últimos actos de su gestión, vence en noviembre de este año. Tiene incluida una prórroga por cinco años. Los que conocen la cocina económica y financiera del gobierno reconocen que es muy difícil evitar la renovación del vínculo, no sólo porque no hay incumplimientos contractuales de parte del Grupo Petersen, sino porque no existe otra entidad con la capilaridad territorial que tiene el NBSF. “Por eso nos limitamos a cumplir con el piso mínimo del contrato y no más”, dicen en el gobierno.

Son pocas las entidades bancarias que podrían reemplazar al NBSF. Baqueanos del mundo financiero mencionan al Banco Macro -que es privado, por lo que podría generar los mismos inconvenientes que el NBSF-, recuerdan que el Banco Supervielle tuvo alguna experiencia pero de menor relevancia, y señalan también al Banco Nación -”¿y darle nuestras cuentas al gobierno nacional?”, descartaron en Santa Fe-. El BMR tiene una escasa presencia en el centro y norte provincial que lo deja afuera de competencia por ahora, pero no se lo descarta si en el mediano plazo amplía su llegada.

El factor Omar Perotti
De fondo, resuena la sospecha del pullarismo sobre el vínculo entre los Eskenazi y el exgobernador Perotti. “Históricamente, lo habitual era que hubiera competencia, pero fue Perotti el que cortó con eso y los privilegió con todo. Estamos volviendo a lo que era normal”, justifican en la Casa Gris sobre sus últimas decisiones y, de paso, desvían la mirada sobre esa relación.

No es novedad. Los Eskenazi fueron quienes le sugirieron a Perotti una de las políticas que dio identidad a su gestión: Billetera Santa Fe, una billetera virtual que se administraba vía Pluspagos -otro tanque del Grupo Petersen- y mediante la cual el gobierno provincial subsidió el consumo durante los últimos dos años de la administración peronista. El programa fue un éxito y logró una inserción inédita en la provincia: logró más de un millón y medio de usuarios. En el camino, el NBSF se hizo de una cartera de clientes comerciales fenomenal que hasta entonces no tenía.

La política tuvo tanto éxito que el Grupo Petersen la exportó a Entre Ríos, donde también es dueño del banco que es agente financiero del estado. También el entonces gobernador Gustavo Bordet compró llave en mano el mismo modelo y lo aplicó en su provincia, generando las mismas críticas de su oposición.

Pablo Olivares, ahora ministro de Economía, fue quien llevó la voz cantante de la oposición en la crítica a Billetera Santa Fe. Apuntaban no sólo al desmanejo financiero -el tesoro provincial aportaba 85% del subsidio y los comercios el 15%-, sino porque además se amagaba con otorgar créditos a través de la plataforma como hace Marcos Galperín con Mercado Pago.

Además, se criticaba que la provincia otorgaba el subsidio solo a Billetera Santa Fe y no a través de otras billeteras virtuales. Otro punto que atacaba la entonces oposición era que la política de ingresos casi no llegaba a los sectores más necesitados, sino que terminaba subsidiando a la clase media asalariada. El monopolio creado para los Eskenazi era inmejorable y quisieron asegurarse todo: hasta registraron la denominación “Billetera Santa Fe” a nombre de Administradora San Juan, la sociedad controlante del NBSF.

Casi en silencio, luego de asumir, el gobernador Pullaro eliminó el subsidio al consumo vía Billetera Santa Fe y reconvirtió el programa. Sigue existiendo y se puede seguir utilizando, pero la pérdida de su principal atractivo, que eran los descuentos, hizo mermar muchísimo su uso. A pesar de las críticas en su etapa de oposición, el pullarismo evitó usar el tema para pegarle a su antecesor. “No vamos a hacer lo que hicieron ellos, lo corregimos y listo”, explicaron.

CON INFORMACION DE LETRA P.