ECONOMÍA Guillermo Gammacurta*

Proponen una salida sostenible del cepo con un guiño al fin de la convertibilidad

En la historia pendular de la Argentina, las regulaciones de capitales también muestran la bipolaridad de las políticas económicas que han alternado entre la regulación a rajatabla y la liberalización irrestricta de los flujos de capitales, que en la historia reciente han ocasionado trabas a la productividad y especulación financiera, respectivamente. Mientras el Gobierno de Javier Milei se empeña en mantener anclada la inflación con el cepo cambiario, el no salir de las restricciones parece convertirse en un talón de Aquiles del programa económico.

Mientras los más extremos del Gabinete nacional apuestan por una completa desregulación que libere el cepo de un día al otro, la evidencia –y el baño de realidad al propio Gobierno- demuestra que no es tan sencillo como apretar el botón off del celular. Un profuso estudio realizado en forma conjunta entre Fundar y Suramericana Visión con la autoría del ex ministro de Economía Martín Guzmán, Fernando Morra, Ramiro Tosi, Guido Zack y Pablo de la Vega plantea un abordaje novedoso para la solución del cepo cambiario, basado en la bibliografía económica, en evidencia empírica de las últimas dos décadas de la Argentina y en un repaso por el esquema que adoptan los países de la región y los desarrollados.

“Ni cepo ni liberalización completa: hacia una regulación prudente de los flujos de capitales”, desde el título los autores dejan en evidencia que la salida del cepo debe tender a un proceso que proteja a la Argentina de los vaivenes internacionales que al movilizar grandes volúmenes de capitales en el corto plazo dejan expuesto peligrosamente al país.

“Siempre una salida de un régimen cambiario duro tiene un costo, el tema es que no salir tiene costos en el mediano y el largo plazo, y para los gobiernos la salida puede tener un alto costo político”, advierten los autores del estudio.

A partir de la comparación de las regulaciones de flujos de capitales a nivel internacional, el estudio muestra que “la Argentina se ha movido entre posiciones extremas en cuanto a su apertura a los movimientos de capital internacionales y a su integración financiera internacional”. Es interesante ver en los periodos económicos recientes, como la Argentina pasó de la liberación al control total. Desde 1995 no hubo casi controles al flujo de capitales, a partir de 2001 se establecieron regulaciones y ya partir de 2010 se extremaron las regulaciones para volver a liberar completamente en 2016.

“Si uno no regula los flujos de capitales generan problemas muy fuertes, deberíamos ir a una regulación producente sobre los flujos, integrando a la Argentina al mundo pero con un esquema que la proteja de los shock internacionales”, dijeron los autores en diálogo con Ámbito.

En ese sentido, el documento de Fundar y Suramericana Visión plantea que es falso el dilema de regulaciones sí-regulaciones no, porque la autarquía financiera daña la inversión porque desincentiva el ingreso de capitales productivos, pero por otro lado la total desregulación expone al país a movimientos de capitales abruptos que generan excesiva volatilidad cambiaria.

En tiempos en donde la discusión económica –y política– parece ser mejor recibida si se juega en los extremos, los autores se apoyan en la literatura académica y en las recomendaciones de los principales organismos internaciones, incluido el FMI. Así concluyen que se ha ido consolidando “una visión que considera a la regulación de los flujos de capitales como una herramienta de uso permanente para neutralizar las externalidades macroeconómicas asociadas a los movimientos de capitales de corto plazo”.

En la Visión Institucional de la entidad, publicada en 2012, el FMI indica que “los flujos de capitales también pueden ser volátiles y plantear riesgos para la estabilidad macroeconómica y financiera”. Y enfatiza que “la liberalización debe planificarse, sincronizarse y secuenciarse adecuadamente para garantizar que sus beneficios superen los costos, ya que podría tener importantes efectos internos y multilaterales. No obstante, no existe ninguna presunción de que la liberalización total sea un objetivo apropiado para todos los países en todo momento”.

“En el trabajo lo que hacemos es demostrar es que en el ambiente económica prevalece la idea de evitar lo que se llaman externalidades, es decir, si uno no regula en absoluto la cuenta de capital financiero lo que puede pasar es que haya inversores con incentivos a especular con oportunidades de retorno de muy corto plazo que terminan dañando a la economía real por la volatilidad del tipo de cambio real”, señalan los autores.

Al respecto, los autores buscaron en la historia reciente argentina para ver si hubo un marco regulatorio similar a lo que se propone en la actualidad y que buena parte de los países adoptan. Así se encontraron con que el fin de la convertibilidad a principios de 2002 es un modelo que con diferencias coyunturales puede ser tomado como referencia. En aquel momento se fue armando una estructura regulatoria de los flujos de capitales que “le permitió a la Argentina entre el 2003 y 2007 que protegía al país de la volatilidad de los flujos de capitales pero al mismo tiempo facilitaba las transacciones”, explican los autores.

Si bien es cierto que durante la convertibilidad no existió el carry trade porque había una estabilidad cambiaria, la salida del 1 a 1 deja enseñanzas adaptables a un programa para salir del actual cepo cambiario. El estudio sostiene que “es necesario ir hacia un esquema que no esté caracterizado “ni por ‘cepos cambiarios’ ni por una liberalización irrestricta, sino por una regulación que considere las características imperfectas de los mercados internacionales”.


La academia económica y la realidad dejan al descubierto que hay fallos de mercados; que los mercados no son tan eficientes y perfectos como algunos pregonan, incluido el presidente Javier Milei.

Es por eso que el estudio no se queda en el mero diagnóstico, sino que propone una solución a la salida del régimen de control de capitales. Lo que proponen los autores es ir a un esquema como el que funcionó tras la salida de la convertibilidad que tenga regulaciones de carácter prudencial, no como un esquema de transición, sino como un régimen permanente, contribuirían a la estabilidad económica.

“El esquema que proponemos funciona como un conjunto de ‘válvulas’ que permiten graduar los flujos de liquidez en el caso de eventos disruptivos en el mercado de cambios, pero que no afectan la actividad habitual en tiempos de estabilidad”, sostiene el documento.

En esa línea, sostiene tres ejes de acción para tener un marco regulatorio que sea sostenible en el tiempo, para acompañar el desarrollo económico y al mismo tiempo evitar los efectos mariposa de los mercados internacionales.

* Establecer condiciones macroeconómicas para el fortalecimiento de la moneda y del mercado de capitales doméstico. El fortalecimiento de la moneda y del mercado de capitales doméstico es un paso fundamental para avanzar en una mayor integración a los flujos de capitales sin caer en crisis recurrentes de balanza de pagos. Dentro de las condiciones para una estabilización se encuentra un ordenamiento fiscal, en un marco de crecimiento, que elimine la dependencia del financiamiento monetario y de los capitales externos de corto plazo.

* Convergencia: ni cepo ni liberalización, hacia una regulación prudencial y permanente de los flujos de capitales. La regulación debe prevenir la ocurrencia de eventos disruptivos sobre el mercado de cambios y buscar establecer límites que, aunque no resulten restrictivos en condiciones normales, sirvan como contención ante dichos eventos.

* Dentro de este punto, proponen los encajes o impuestos sobre los flujos de capitales, la regulación de plazos y montos en la liquidación de exportaciones, requisitos conformidad con montos altos para el acceso al mercado de cambios, y la regulación del endeudamiento en dólares para el sector público nacional, provincial y municipal. Fortalecer las instituciones ocupadas del diseño, monitoreo, control y cumplimiento de las regulaciones.

“Consideramos que la discusión del régimen cambiario es obviamente fundamental en una discusión de la estructura económica de la Argentina y parte de lo que buscamos hacer es darle marco desde el estado de conocimiento de la economía y desde la evidencia empírica a la hora de pensar ese régimen cambiario”, enfatizan los autores sobre el aporte a la discusión académica y pública sobre la salida del cepo.

 

 

* Para www.ambito.com