RAFAELA Carlos ZIMERMAN

Rafaela: Capital Nacional de la inseguridad vial

Lo que sucede con el tránsito en Rafaela no tiene justificativo alguno y la responsabilidad es casi exclusiva de las autoridades que muestran una pasividad asombrosa e injustificable. No hay campañas visibles y lo poco que se está haciendo se realiza sin ningún tipo de diagramación y organización profesional.

Partamos de la base que no se contrató a un especialista como se debería haber realizado teniendo en cuenta las nefastas estadísticas que se tienen. Resulta inconcebible que un funcionario que nunca tuvo experiencia en temas específicos de seguridad vial, sea el que tenga a cargo ese rol en una ciudad que no para de sorprender por los accidentes que día a día se registran.

El parque automotor de Rafaela es altísimo comparado con otras ciudades de iguales características, ese es el caldo de cultivo más importante para los accidentes que día a día tenemos.

No hay ninguna campaña activa desde la Municipalidad y ese es seguramente una de las actitudes que demuestran la ignorancia de los funcionarios municipales.

Nadie respeta las normas de tránsito, la senda peatonal es desconocida por la mayoría de los conductores, los motociclistas no usan casco y por si fuera poco los peatones son absolutamente irrespetuosos de las reglas que deben tener. Esto se soluciona con campañas agresivas y sistemáticas, no existen secretos. El problema es cuando se prefiere invertir los dineros públicos en cuestiones populistas que en lugar de darle beneficios a la ciudad y a los que la habitan, le da réditos a los políticos. Un ejemplo de ello es el gasto enorme que Viotti realizó para festejar el Día del Niño con la llegada de Piñón Fijo. Nos preguntamos cuántas campañas se podrían haber realizado con tanto dinero gastado.

Esto no va más, se terminó el tiempo en el cual los funcionarios se podían hacer los distraídos, llegó la hora de exigirles responsabilidad y que cumplan bien su trabajo. La ineficiencia de los inescrupulosos funcionarios que nada hacen y que poco saben se paga con lagrimas y dolor, no hay tiempo para más, llegó la hora de exigir y denunciar.