ECONOMÍA Carlos Lamiral*

Javier Milei prometió quitar un 90% de impuestos y la city calcula cuántos quedarán

Una de las definiciones más importantes que hizo el presidente Javier Milei en su discurso por el primer aniversario de su gobierno es que en 2025 pretende “reducir en un 90% los impuestos nacionales”. Eso implica que el año próximo se debería generar la recaudación nacional, estimada en más u$s120.000 millones, con solo 5 impuestos, algo que -a primera vista- luce como titánico.

De acuerdo con el vademecum de impuestos elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), existen 46 impuestos nacionales, sobre un total de 155. Es decir, que hay 109 impuestos que perciben las provincias y las comunas. Tanto expertos como empresarios coinciden en que el mayor impacto sobre los costos de las empresas no es la presión tributaria nacional, sino de la de los gobiernos subnacionales.

Más allá de los impuestos mas conocidos en Argentina a nivel nacional, como el IVA, el Impuesto a las Ganancias, el de Débitos y Créditos Bancarios, las retenciones a las exportaciones, los aranceles de importación o Bienes Personales, hay otros mucho menos conocidos por el público que pueden ser candidatos a desaparecer, simplemente, porque no impactarían en el fisco. Entre otros figuran:

* Impuesto a los objetos suntuarios.

* Impuesto a los vehículos automotores, motos y embarcaciones.

* Impuesto a los embarcaciones y aeronaves de recreo o deportes.

* Impuesto a los productos electrónicos.

* Impuesto a seguros.

* Impuesto a la telefonía celular y satelital.

* Recargo al gas natural

* Tasa de seguridad Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC)

* Tasa de uso aeroportuario

* Tasa de migraciones.

En cambio, hay impuestos que generan recaudación de manera rápida que son mas difícil de reemplazar. Se trata de los indirectos, que “penalizan” el consumo. El más conocido es el Impuesto al Valor Agregado (IVA), con una tasa del 21% (cuando se puso por primera ves en los años '70 su alícuota era del 13%). Pero también está el Impuesto a las Bebidas Alcohólicas, el que se aplica a las cervezas y de las bebidas sin alcohol (incluye el agua mineral). Entre este grupo, los tributos a los combustibles son los que tienen cierto impacto en la recaudación total.

Potencialmente, el Gobierno podría eliminar una gran cantidad de gravámenes que incrementan el precio de las cosas, pero que eso no impactaría en la recaudación.

Si se analiza la última planilla de recaudación difundida por Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) para noviembre, el rubro “Otros Impuestos”, que reúne a todos estos tipo de gravámenes pequeños, generó en los primeros 11 meses del año $506.887 millones. Eso representa apenas el 0,4% de la recaudación total.

En rigor, si el Gobierno pudiera reducir la cantidad de impuestos, estos que generan poca recuadación y que incrementan los precios de algunos bienes innecesariamente suenan como la primera opción.

Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), señala que "el 90% de la recaudación nacional se concentra en 5 impuestos". Letcher explica que el gobierno piensa hacer como una especie de "dumping fiscal" entre las provincias, aunque advierte que la mayor cantidad de tasas que afectan a la producción se ubica a nivel de los municipios.

Autonomía tributaria provincial

La reforma fiscal que el equipo económico tiene en carpeta implica “devolver autonomía tributaria” a las provincias, según dijo Milei en su discurso. Como se sabe, según el orden constitucional, las provincias preceden en existencia a la Nación.

Originalmente, cada provincia se comportaba como un estado autónomo. Emitían moneda, tenían ejércitos y cobraban impuestos. Al sellarse la unión nacional en 1853, resignaron su facultad de emitir moneda y formar ejércitos propios y se quedaron con la posibilidad de cobrar impuestos.

Se suponía que la Nación tenía para sí los derechos de la Aduana de Buenos Aires. Pero, con el tiempo, dos de los impuestos que más recaudan en Argentina pasaron a ser el IVA y Ganancias, que se “coparticipan”.

Los cobra la Nación, pero luego reparte en función de la contribución del Producto Bruto Interno (PBI) geográfico de cada estado subnacional al total nacional. Lo que planteó Milei entonces es que la reforma aspira a que la responsabilidad de la percepción de ese tipo de impuestos recaiga en los estados subnacionales. Eso obligaría a una profunda negociación política con los gobernadores ya que habría de cambiar o eliminar la ley de coparticipación de impuestos. No parece ser una tarea sencilla que se pueda implementar en apenas un año.

El pacto fiscal de Macri

El último acuerdo que hubo entre la Nación y las provincias para reducir el peso de los impuestos fue en 2017. En ese momento, se estableció un cronograma bastante gradual de reducción de impuestos. En el caso de la Nación, se incluía Ganancias y retenciones, mientras que las provincias tenían que eliminar Ingresos Brutos para la mayoría de las actividades al cabo de cinco años.

Si se hubiera cumplido ese pacto, hoy, la mayoría de los gobernadores no podría cobrar ese tributo, que es el más cuestionado por las empresas, porque se aplica a la facturación en cada paso de la cadena productiva, lo que genera incremento de costos y precios finales.

 

 

Con información de www.ambito.com