¿Lo quieren de candidato a presidente?
A pesar de que las elecciones presidenciales de 2027 están aún a dos años vista, la figura de Maximiliano Pullaro se erige como un posible candidato relevante en el horizonte político argentino. Su gestión en Santa Fe ha calado hondo entre un sector del radicalismo y otros partidos afines. Pullaro, junto a Martín Llaryora, se presenta como una oposición natural a Javier Milei, una posibilidad que, aunque él no admite abiertamente, es evidente que considera con suma importancia.
Es por ello que la UCR en Buenos Aires, a través de voces como la de Pablo Domenichini, sueña con ver al gobernador moviéndose por el conurbano durante la campaña electoral de este año, quizá como un "entrenamiento" de lo que será un 2026 a todo motor, proyectando su éxito en la seguridad, una de las piedras angulares de su gestión. Este tema es crucial en el debate público, especialmente ante la creciente preocupación de los ciudadanos por el delito y la violencia. La reciente visita de Pullaro a Esteban Echeverría, donde escuchó las inquietudes de los vecinos sobre la inseguridad, subraya su enfoque en una problemática que preocupa a la sociedad y que promete ser central en la contienda electoral.
El radicalismo, en su intento de posicionarse como una alternativa viable ante los modelos de gobierno que se han mostrado insuficientes, busca asociar a sus candidatos a la figura de Pullaro y su "modelo Santa Fe". En las áreas más afectadas por la inseguridad del conurbano, su capacidad de gestión en este ámbito puede resultar un atractivo fundamental en la próxima campaña. Para aquellos candidatos que carecen de un historial de gestión a nivel territorial, el "modelo Santa Fe" se convierte en una herramienta valiosa, una narrativa que puede contribuir a solidificar su presencia en la contienda.
No obstante, el desafío que enfrenta el radicalismo bonaerense es significativo. Tras un proceso de cierre de listas lleno de tensiones, se esfuerzan por presentar una imagen cohesiva dentro de la coalición Somos, enfrentándose a la necesidad de mantener su identidad tradicional mientras navegan por un nuevo marco electoral. Las diferencias internas, como las manifestadas por Maximiliano Abad, que optó por formar su propia lista, revelan las tensiones que aún persisten.
Domenichini lo resume acertadamente: la UCR busca ser la alternativa a dos modelos políticos que, a pesar de su ruido, no han ofrecido soluciones concretas a los problemas de la población. Esta intención de reorientar su estrategia en la Quinta y Octava secciones pone en relieve su deseo de ingresar legisladores y captar la atención de un electorado cansado de promesas vacías.
Así, la UCR se prepara para una campaña en la que no solo apuntan a fortalecer su base histórica de votantes en La Plata, sino que también buscan conectar con la nueva fuerza de la tercera vía, representada por figuras como Facundo Manes. La combinación de un modelo de gestión exitoso y una crítica contundente a las políticas vigentes podría ser la fórmula que necesitan para recuperar la confianza del electorado bonaerense en un momento de incertidumbre política. Es esencial que, en los próximos meses, el radicalismo logre consolidar esa imagen de unidad, mientras se mantiene firme en sus propuestas y en su compromiso con la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.