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Monteoliva ratifica la continuidad de la “doctrina Bullrich” y fija nuevos ejes para la política de seguridad

  • Monteoliva aseguró que la “doctrina Bullrich” sigue plenamente vigente
  • La ministra destacó la continuidad operativa y la estabilidad de los equipos de trabajo
  • La transición en el Ministerio de Seguridad se realizó sin conflictos ni cambios profundos
  • Fronteras, Hidrovía y corredor bioceánico aparecen como prioridades estratégicas
  • La funcionaria resaltó su experiencia en Colombia frente al crimen organizado
  • El Gobierno plantea continuidad con adaptación frente a desafíos delictivos más complejos

La ministra de Seguridad, Alejandra Monteoliva, afirmó que la denominada “doctrina Bullrich” continúa plenamente vigente y que su gestión garantiza la continuidad de ese enfoque en materia de seguridad. En declaraciones radiales, la funcionaria buscó despejar dudas sobre posibles cambios de rumbo tras el recambio de autoridades y subrayó la estabilidad operativa y estratégica del área, en un contexto atravesado por desafíos crecientes vinculados al crimen organizado.

Monteoliva destacó la sintonía política y técnica que mantuvo con Patricia Bullrich durante los años previos y remarcó que esa coordinación explica la ausencia de sobresaltos en el traspaso de mando. Según explicó, las definiciones estratégicas y tácticas fueron trabajadas de manera conjunta, lo que permitió sostener una línea de acción coherente. En ese sentido, aseguró que no hubo una ruptura ni un replanteo profundo del esquema de seguridad, sino una continuidad planificada.

Uno de los puntos centrales de su mensaje fue la preservación de los equipos de trabajo. La ministra indicó que los cambios fueron mínimos y se limitaron a algunos funcionarios que acompañaron a Bullrich en su desembarco en el Senado. Esa estabilidad, señaló, es un activo clave para la gestión cotidiana. “Tenemos una gimnasia operativa sincronizada”, sostuvo, al destacar que el funcionamiento aceitado del ministerio permite sostener políticas sin interrupciones ni retrocesos.

Monteoliva, que se desempeñó como secretaria de Seguridad durante la última gestión de Bullrich, afirmó que la transición se desarrolló sin conflictos ni tensiones internas. Según su mirada, el proceso fue posible porque en los últimos dos años se construyó un andamiaje institucional sólido. Ese trabajo previo, explicó, dejó como resultado un marco jurídico consolidado y un conjunto de herramientas legales que fortalecen el accionar de las fuerzas de seguridad.

En ese marco, la ministra adelantó cuáles serán las prioridades estratégicas de los próximos años. Entre ellas, mencionó el refuerzo de la seguridad en las fronteras, el control de la Hidrovía y el corredor bioceánico. Estos puntos aparecen como ejes centrales de una agenda que busca responder a una dinámica delictiva cada vez más compleja y transnacional. Para el Gobierno, el control de estos espacios resulta clave tanto para combatir el narcotráfico como otras formas de criminalidad organizada.

Durante la entrevista, Monteoliva también aportó una mirada personal sobre los desafíos actuales en materia de seguridad a partir de su experiencia en Colombia. La ministra recordó que vivió casi dos décadas en ese país, en años en los que el secuestro era una práctica extendida y cotidiana. Ese recorrido, afirmó, le permitió conocer de cerca las lógicas del crimen organizado y entender la necesidad de políticas activas y sostenidas en el tiempo.

“No fui nunca una funcionaria de escritorio”, remarcó, al aludir a su trayectoria profesional y a los riesgos que enfrentó durante su estadía en Colombia. Desde esa experiencia, planteó que los desafíos actuales son incluso más complejos que los de hace una o dos décadas. Las organizaciones criminales, explicó, mutaron en sus métodos, ampliaron sus redes y se adaptaron a nuevos contextos, lo que obliga a las fuerzas de seguridad a actualizar permanentemente sus estrategias.

En ese sentido, la ministra sostuvo que la continuidad de la doctrina aplicada en los últimos años no implica inmovilidad, sino la consolidación de una línea de trabajo que se ajusta a un escenario cambiante. La apuesta oficial es sostener criterios claros de actuación, respaldados por un marco legal definido, y adaptarlos a una criminalidad que se vuelve cada vez más sofisticada.

Con estas definiciones, Monteoliva buscó transmitir previsibilidad y firmeza. La ratificación de la doctrina Bullrich funciona, hacia adentro y hacia afuera del Gobierno, como una señal de que no habrá cambios abruptos en la política de seguridad, pero sí una profundización de las líneas ya trazadas frente a un contexto regional y local cada vez más desafiante.