Que cada uno saque sus propias conclusiones

OPINIÓN15/02/2024 Félix V. Lonigro*
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Una de las características de los fuertes liderazgos, es que generan seguimiento y fanatismo en muchos integrantes de la sociedad, sobre todo en aquellos que no han tenido la posibilidad –o que aún no la han alcanzado- de acceder a la instrucción necesaria como para fortalecer la independencia de criterio y pensamiento, que es la que, en definitiva, nos permite analizar cada propuesta, cada frase y cada afirmación del líder. En efecto, los liderazgos suelen generar fanatismos, y quienes los ejercen, voluntaria o involuntariamente, instalan en la sociedad frases, slogans, muletillas y hasta sus propios gestos. Sin perjuicio de poner en duda que Javier Milei sea efectivamente un líder –al menos por ahora-, más allá de la excentricidad de su aspecto y personalidad, uno de los términos que agitó durante su campaña electoral es el de “casta”, a la que asignó todos los males de la Argentina, y a la que juró erradicar durante su gestión.

El neo fanatismo que Milei ya ha comenzado a generar, sobre todo en los jóvenes, ha logrado que muchos repitan mecánicamente el término sin saber probablemente su sentido etimológico, lo cual no resulta extraño, ya que es una notoria característica de nuestra sociedad, que la mayoría de la gente opine sobre cuestiones sobre las que no tiene la más mínima idea. Según el Diccionario de la Real Academia Española, “casta” significa “ascendencia o linaje”, o bien “una clase social especial que tiende a permanecer separada del resto por su raza o religión”. Más allá de que el referido significado no tiene nada que ver con el que Milei asigna al término, el que el Presidente impuso es el que identifica a la “casta” con una dirigencia política que desea mantener sus privilegios.

La “clase dirigencial” alcanzada por el término “casta” en el uso del primer mandatario, ha sido la que ha conducido los destinos del país desde su nacimiento, y el efecto de las sucesivas crisis, el deterioro de la calidad de vida de los habitantes y las repetidas promesas de bienestar que sus miembros repiten en vano una y otra vez, les ha generado un importante descrédito, motivo por el cual suele calificárselos de “mentirosos”. Milei ha ganado una elección presidencial despotricando contra esa dirigencia, y como típico “outsider” –más allá de haber sido diputado nacional durante dos años-, ha prometido terminar con los vicios de “la casta”.

A dos meses de haber iniciado su gestión, ya podemos hacer una breve evaluación respecto de éste punto en particular. Veamos. El actual Presidente ha reiterado una y otra vez, en campaña electoral, que está en contra de los impuestos; a tal punto que votó en favor del proyecto que en su momento presentó Sergio Massa para disminuir la carga tributaria en “ganancias”, argumentando que lo hacía, exclusivamente, por una cuestión de principios. Tan convencido estaba, que hasta juró “cortarse un brazo” antes de “subir un impuesto”. Sin embargo, después de asumir, propuso el aumento, no solo de ese tributo, sino también de los derechos de exportación.

Del mismo modo el primer mandatario, en plena campaña electoral, calificó a Patricia Bullrich de “montonera asesina”; no obstante lo cual, la agraviada, es ahora su ministra de Seguridad. También en aquel momento acusó al Papa Francisco de ser “el representante del Maligno en la Tierra”, sin embargo ahora acudió a su encuentro y le pidió “besarlo”. Javier Milei prometió “no tocar las tarifas hasta que la economía se recupere”; sin embargo las ha aumentado y ha eliminado los subsidios para el transporte en el interior del país. El primer mandatario sostuvo también, en su momento, que “el que está en contra del mérito es menos que un mediocre”. Así y todo, no solo propició que su “maquilladora” Lilia Lemoine forme parte de la lista de diputados nacionales por La Libertad Avanza –hoy ocupa una banca-, sino que además echó de sus cargos a dos funcionarios técnicamente probos -Flavia Royón y Osvaldo Giordano-, como venganza contra los gobernadores de Salta y Córdoba, con quienes aquellos estaban respectivamente ligados, por no haber apoyado a la llamada Ley Ómnibus.

Y como si todo esto fuera poco, después del estrepitoso fracaso del mega proyecto de ley enviado al Congreso, Javier Milei intenta recomponer su estrategia de gobierno, promoviendo formar un interbloque con los diputados del PRO (supuestamente integrantes de la casta a la que tanto abomina). Todo ello sin perder de vista que al actual presidente, en 2001, fue candidato a diputado nacional con el fin de obtener una banca en un órgano de gobierno al que subestima profundamente. No hay más que advertir que no se dirigió a los legisladores en el acto de asunción, y luego les pidió que pongan una “firma en blanco” en esos “cheques” llamados “Mega DNU” (que debe ser votado por todo o nada), y en un proyecto de ley de seiscientos setenta artículos y seis anexos, con más de veinte disciplinas económicas y jurídicas diferentes, enviado a sesiones extraordinarias del Congreso para su tratamiento en apenas un mes.

Los griegos solían decir que cuando una persona dice una cosa y hace otra, incurre en una actitud que puede calificarse como “hypokrisía”. Mientras tanto Sergio Sinay cuenta que la “psicopatía” (a diferencia de la “psicosis”, que es una patología mental), es una manera de ser o de actuar en función de la cual se utiliza cualquier medio para alcanzar un fin, tal como la manipulación, la amenaza, la promesa y la mentira. Que cada uno saque sus propias conclusiones; por mi parte, no hay más preguntas Sr. Juez.

 

 

* Para www.infobae.com

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