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Un rumbo muy claro para la Argentina que viene

OPINIÓN 11/03/2024 Carlos Mansur*
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Claro, duro, contundente, renovador y convocante. Un gran desafío. Dijo las cosas como son, sin dobleces, sin relato. Un baño de realidad para todos. Diría que pasó la pelota del otro lado de la red y dejó en claro que aquí el problema no es de Javier Milei: el problema es de la Argentina y solo se va a resolver con la voluntad la decisión y el acuerdo de todos los argentinos. Solamente hay un aspecto que me preocupa: es la ausencia de la explicación de qué va a suceder con la contención social del cambio que se propone, es decir, cómo y de qué manera se va a socorrer a casi el 50% de los argentinos que hoy en día son pobres. Y sin dudas, en un proceso de ajuste como el planteado, su sufrimiento será mayor.

Esperemos que esto sea una suerte de Moncloa Argentina, que el peronismo deje de ser un partido carnívoro que no acepta ni tolera que otros, que no sean ellos, conduzcan el poder, sean razonables y se sienten a una mesa a conversar y acordar el futuro de todos.

Pero veamos un poco qué fue el pacto de la Moncloa que, formalmente, fueron dos, denominados Acuerdo sobre el Programa de Saneamiento y Reforma de la Economía y Acuerdo sobre el Programa de Actuación Jurídica y Política. Se trata de los acuerdos firmados en el Palacio de la Moncloa durante la transición española el 15 de octubre de 1977, luego de la muerte de Franco. Mediante ese pacto o acuerdo se consiguió sentar en la misma mesa a franquistas, socialistas y comunistas entre otros actores. Todos ellos se habían enfrentado en una guerra civil y tenían que ponerse de acuerdo sobre el futuro de España.

En Argentina hubo dos situaciones similares. Una puramente simbólica, como lo fue el abrazo entre Perón y Balbín. Y la otra, que tuvo enorme repercusiones político institucionales, que fue el denominado " Pacto de Olivos”. Este último trajo como consecuencia, nada más y nada menos, que la reforma de la Constitución de 1994 en la que se incorporaron nuevos derechos. Así, se colocó a la Argentina en una posición de vanguardia, incorporando pactos internacionales a nuestra carta magna, se creó la figura del jefe de Gabinete de Ministros, se impuso el tercer senador para la provincias y se crearon instituciones importantísimas como el Consejo de la Magistratura para designar y remover a los magistrados. Entre otros cambios.

Claramente lo del presidente no es ni una declamación ni una aspiración vacía. La mismísima Cristina Fernández de Kirchner habló, en su momento, de la necesidad de un gran acuerdo nacional para sacar adelante a la Argentina.

La Argentina es una sola y los argentinos somos todos distintos pero todos iguales. Llegó la hora de dejar a un costado las mezquindades los vedetismos, el ego y poner por delante el interés colectivo de tener una nación próspera que entregue a sus ciudadanos oportunidades para ascender socialmente. Un país como soñaron nuestros bisabuelos, como construyeron nuestros abuelos y como nuestros hijos y nietos se merecen.

Deseo lo mejor para el presidente y para todos los argentinos, porque… No se puede dar la mano con el puño cerrado, ya lo dijo Indira Gandhi.

 

 

* Para www.infobae.com

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