El relato tiene límites y Javier Milei empieza a conocerlos. No alcanza para gobernar. El maltrato y la maledicencia como método para aplacar el avance de otros feroces animales que habitan en la selva de la política no alcanzan. Los malos modos y la inflexibilidad presidencial en el trato comienzan a pasar factura al libertario.
No se trata sólo de política y la ideología. Tampoco de la recurrente vocación destituyente de los socios del club del Helicóptero. Milei se ensaña muy especialmente con sus potenciales aliados y eso lastima. Los ánimos y las voluntades, aún de los más predispuestos, empieza a agrietarse frente a la andanada de improperios con la que se los enfrenta. A nadie le gusta ser ultrajado en público.
El estilo avasallante con el que Milei persiste en sortear las curvas empieza a complicar el trayecto hacia la libertad.
El rechazo del DNU en el Senado fue contundente. Se veía venir. No daban los números. Pero el 42 a 25 y las 4 abstenciones fueron más allá de lo esperado.
Los efectos inmediatos no son lo que más preocupa. El mega decreto sigue vigente mientras los diputados no dispongan lo contrario, pero los daños colaterales sobre el escenario político y económico son ilevantables y ya empiezan a hacerse sentir.
La idea de un gobierno que golpea pero no logra consolidar sus logros diluye la expectativa de futuro y desalienta proyectos e inversiones. Este viernes los bonos soberanos argentinos operaron a la baja con retrocesos de hasta 1,8% tras el rechazo.
“Así lee el mercado cuando los ORKOS dan un paso adelante…mientras nos esforzamos para sacar el país traccionando desde una baja del riesgo país y la tasa de interés, ellos se ocupan de empobrecer”, primereó Milei desde las redes.
El ruido político afecta las expectativas de futuro. Es cierto que nunca un DNU fue volteado por el parlamento. Si bien la Cámara alta rechazó decretos en seis oportunidades, esto nunca se perfeccionó en Diputados. Lo diferente en este caso es no solo el poco tiempo que el gobierno libertario lleva en el poder, sino que el mega decreto, que modifica y deroga una enorme cantidad de leyes en sus 366 artículos, es clave para el proyecto mileísta de desregulación de la economía.
Otro de los efectos no deseados por el gobierno es que el rechazo empodera a gobernadores y legisladores. Los diputados de la UCR, Hacemos Coalición Federal y el resto de los dialoguistas disponen ahora de más herramientas para enfrentar el apriete de Milei en orden a buscar un espacio de diálogo y negociación.
El soterrado desencuentro de Javier Milei con Victoria Villarruel tampoco ayuda.
La convocatoria a la malhadada sesión de este jueves, hizo explotar al Jefe de Estado y expuso un tema maldito. Las cosas no están bien entre el Presidente y su Vice.
La desafortunada referencia de José Luis Espert solo avivó las suspicacias. “No sé, a la luz de eso, me genera dudas”, contestó cuando le preguntaron si la Vicepresidenta pretendía desestabilizar al gobierno.
Victoria Villarruel no hizo más que respetar el reglamento y acceder al pedido de sesión por más de cinco miembros con un temario expreso. Se atuvo a lo que corresponde. No se prestó a maniobras, dilaciones y chicanas tan propias de los juegos de la política parlamentaria. Si detrás de tanta legalidad se esconden otras intenciones es otro asunto.
Esta impecable conducta institucional no quita entidad a los percances que sufre la relación de la pareja presidencial. Una historia de desconfianza y resquemores que se profundiza con el correr de los días. Demasiado barullo para una luna de miel.
Mientras el Presidente libra la implacable batalla cultural en los medios, el Parlamento, ya en sesiones ordinarias, despliega su propia guerra de guerrillas.
La convocatoria de este miércoles a tratar con urgencia una nueva fórmula que rescate a los jubilados del peor de los lugares no alcanzó el quórum. El proyecto de la Coalición Cívica no pudo ser tratado.
Martín Menem, a diferencia de Villarruel, hizo sus deberes y convocó a la comisión de Previsión Social para esa misma tarde y por el mismo tema, embarrando la cancha en la que pretendían jugar los dialoguistas. La tormenta eléctrica que paralizó el tránsito aéreo dejó a muchos legisladores en tierra. Echale la culpa al cambio climático.
El Presidente fue terminante. No quiere que salga otra fórmula de ajuste que la que presenta el oficialismo. No está dispuesto a resolver las cuestiones de la clase pasiva poniendo en riesgo el déficit cero y fue contundente: si no pasa la reforma laboral no hay nueva fórmula previsional. O sea, digamos.
Hasta este jueves aparecía como poco probable que los bloques dialoguistas de la Cámara baja estén dispuestos a rechazar el DNU. En este espacio se coincide en que la caída del decreto complicaría mucho la vida de la gente porque muchas de sus disposiciones están vigentes. La propuesta es no tocar el decreto hasta no aprobar todas las leyes espejo necesarias que repliquen los cambios en marcha. El embrollo político de las últimas horas vuelve todo más incierto.
Otro frente de batalla que complica el derrotero libertario es la feroz movida del consorcio narco que sumergió a Rosario en una tragedia sin precedentes.
La guerra que tiene que enfrentar Maximiliano Pullaro no es precisamente virtual. No tramita en redes ni medios sino en el territorio y lo que se expone es mucho más que el capital político. En esta batalla se arriesga el cuerpo y la vida misma, la del gobernador amenazado y la de todos los rosarinos.
La confrontación cobró en los últimos días cuatro vidas. Gente elegida al azar, blancos móviles totalmente desvinculados de la lucha armada que plantea el narcótico. Es tenebroso. Rosarinos de a pie elegidos como señuelos, como carne de cañón, como mensaje del sicariato.
Ya no se trata de ajuste de cuentas, ni de pases de facturas. Ahora las bandas criminales desafían al Estado y toman a los ciudadanos como rehenes, como víctimas de ocasión.
Bajo amenaza Pullaro saca a su familia de escena y constituye despacho en Rosario. Bullrich y Petri despliegan sus pertrechos. Milei, fiel a una estrategia, acusa a los socialistas santafesinos por el ingreso del narco a la ciudad acorralada.
La búsqueda y señalamiento extemporáneo de culpables es disfuncional en una situación tan crítica. El “ahhh… pero los socialistas santafesinos” cayó mal por todo lo ancho. No es momento.
El sangriento raid del sicariato enfrenta al anarco capitalista con una contradicción. La feroz emergencia demanda al Estado. Estado y recursos. La urgencia exige todo aquello que Milei pretende escamotear a las provincias.
Los gobernadores se juntan para arropar a Pullaro. “El Estado o las mafias” es el planteo del comunicado en el que piden reconocer al narcotráfico como un delito federal. Lo hacen en defensa propia. El prometido “alivio fiscal” viene atado al acompañamiento de la Ley Bases formateada. El Pacto de Mayo, también.
El Parlamento cobra en las Ordinarias vida propia. Es un mecano complejo cuyas piezas comienzan a encastrar no precisamente en el sentido que Javier MIlei pretende.
El derrape mileista con el tema de los de los sueldos de presidente y ministros comenzó a diluir el ácido del discurso anti casta. La salida del sofocón fue confusa y a las atropelladas y lo dejó en una situación muy difícil. No solo se termina haciendo cargo del congelamiento de los ingresos de sus funcionarios sino que la despedida intempestiva y por TV de Omar Yasin, el secretario de Trabajo que terminó sus días en la función pública como chivo expiatorio, deja una fuerte advertencia para los que pretendan sobrevivir en el paraíso del oficialismo.
Mientras, el león libertario ruge en redes y pantallas, y los ministros de su mesa chica retoman con urgencia los contactos con legisladores en orden a encontrar canales de comunicación que ayuden a encontrar una salida.
Corren los “idus de marzo”. No es tiempo para descuidos ni distracciones.
Milei enfrenta la adversidad política y parlamentaria con golpes de efecto. Se aferra a la narrativa extremando la polarización. Va de medio en medio recreando los tonos de su relato. Por el momento le viene rindiendo. Un minuto a minuto de vertiginosa intensidad emocional para sostener la mística que lo trajo hasta aquí. Muchos se preguntan si la magia que supo construir alcanzará para gobernar.
* Para www.infobae.com