Paro general contra Javier Milei, un momento de quiebre de la resistencia al modelo
OPINIÓN Marcelo Falak*El comunicado de la Confederación General del Trabajo (CGT), laCTA Autónoma y la CTA de los Trabajadores resulta elocuente sobre las motivaciones dela segunda huelga nacional de la era de Javier Milei. "Milei, pará la mano. La patria no se vende. En defensa de los derechos laborales, sociales, previsionales y del modelo sindical. Por salario digno. Por empleo con derechos laborales. Paro nacional".
A diferencia de la de enero, la de este jueves será por 24 horas y, como no implicará movilización, tendrá acompañamiento de los sindicatos del transporte, lo que asegura un elevado seguimiento.
La proclama mencionada da cuenta de un estado actual del conflicto social, vinculado a derechos aún existentes para parte del universo del trabajo o, para la otra, recuperables en alguna medida. Sin embargo, el Gobierno acelera con políticas y proyectos que, como la ley ómnibus XS, apuntan a cambiar de modo permanente el rostro de la Argentina. De prosperar, su proyecto modificaría también el libreto de los reclamos.
Dilemas de una huelga del siglo XXI
Quienes trabajan en el mercado formal serán principales actores de la jornada. Sin embargo, cabe preguntarse qué genera más impacto, si un paro o una movilización, en un país como la Argentina, donde alrededor del 40% de la fuerza laboral es mantenida al margen de la legalidad y fuera del alcance de los gremios. Además, en una coyuntura internacional que, de la mano del progreso tecnológico y del empujón del Gran Confinamiento, ha disparado el teletrabajo en servicios. El dilema es, en sí mismo, expresivo de lo que está en juego: nada menos que una transformación de época que la ultraderecha empoderada pretende acentuar en sus rasgos socialmente más hostiles.
¿Se reiterará el panorama de medidas de fuerza recientes, con muy poca actividad en fábricas y en los centros de las grandes ciudades y con mayor normalidad en los barrios y los comercios de cercanías? Esto último se daría por la necesidad de muchos de facturar en un trance de malaria y otro poco, por qué no, por acompañamiento a una administración que todavía divide al país.
Tanto las organizaciones sindicales como el Gobierno cantarán victoria y mañana volverá a salir el sol. Como suele preguntarse este medio en situaciones de este tipo, ¿qué pasará después?
Javier Milei y el futuro del modelo
Más allá del deleite común por lo retrógrado y lo cruel, en materia económica se hace difícil identificar al mileísmo con el trumpismo, el melonismo o el lepenismo. Esto surgió claramente en la entrevista que el Presidente le acaba de conceder a la BBC, en la que, desconcertado, primero pateó la pelota a la tribuna cuando se le preguntó si prefería que Donald Trump ganara las elecciones de noviembre en Estados Unidos y luego se entregó a este intercambio:
–¿Qué piensa de él, porque gastó mucho dinero cuando estuvo en el gobierno, aumentó la deuda, es un proteccionista, aumentó los aranceles…? No parece tener mucho en común con usted. ¿Qué cree usted que tiene en común con él?
–Bueno, lo más importante es que él identifica quién es claramente el enemigo, que es el socialismo.
Curioso: la enumeración de la periodista, que el mandatario no refutó, sobraría para que aquí tachara a cualquiera de "comunista".
Ajeno a esas sutilezas y aun con sus desprolijidades y retrocesos conocidos, el modelo en vigor se va abriendo camino.
La inflación cede desde el Everest al que la mandó la devaluación de diciembre. De hecho, en la Ciudad de Buenos Aires, anticipo de la que la semana que viene difundirá el INDEC, arrojó en abril el ansiado dígito: 9,8%.
La mayor carga comparativa de bienes que de servicios que tiene el índice del instituto nacional es la base de la esperanza de Luis Toto Caputo de que el registro que realmente le interesa comience con ocho.
La era de hielo que impone la mileinomía hace que la inflación por ahora baje y pronto añadirá un elemento a las consignas sindicales mencionadas en el inicio: la inquietud por el desempleo. Eso es inevitable, además, cuando casi todo lo que se hace apunta a desmantelar el Estado y a desalambrar el país frente a la globalización.
Si de las fronteras entre formalidad e informalidad laboral se trata, pareciera que el proyecto oficial busca terminar con la segunda a través de su legalización. ¿Cómo entender, si no, la cancelación de las multas en términos de incentivo al empleo registrado?
Otros elementos del modelo también contribuirán a hacer más transversales y profundos los reclamos del sector amplio de la sociedad que saldría perdedor, sobre todo si el proyecto Bases se convierte en ley. La referencia apunta muy especialmente al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), aprobado en Diputados y pendiente de votación en el Senado, donde abundan los cuestionamientos y se descuenta que se introducirán modificaciones que devolverían el texto a la cámara de origen.
* Para www.letrap.com.ar