Pullaro fuerza al Banco de Santa Fe a competir para mejorar el servicio

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Aunque persiste en su estrategia de abrirle la competencia para forzarlo a mejorar su servicio -con Pablo Javkin como aliado-, el gobierno de Maximiliano Pullaro se encamina a continuar el vínculo con el Grupo Petersen, el grupo empresario liderado por la familia Eskenazi que es dueño del agente financiero de la provincia, el Nuevo Banco de Santa Fe.

“Estamos bien con ellos, fijate que no llamamos a la licitación”. Con esa respuesta, un funcionario de primera línea del gabinete hizo notar que, a pesar de estar a menos de cinco meses de que se venza el vínculo, en la Casa Gris no están buceando en el sistema financiero en busca de nuevas opciones para reemplazar al banco de los Eskenazi. Tampoco hay apuro: el vencimiento, dicen en el gobierno, es “formal”. Si no se licita el servicio o se activa la prórroga de otros cinco años que tiene el contrato, el NBSF está obligado a seguir prestando el servicio para no dejar a la Provincia sin agente financiero.

Son pocos los bancos con la capacidad de reemplazar al Grupo Petersen, que es agente financiero desde la privatización en . El Banco Nación, por ejemplo, es uno, pero en Santa Fe lo descartan de plano al tener al gobierno nacional como controlante. “Entregar las cuentas a otro estado es lo peor que podemos hacer”, dicen.


El Macro y el Supervielle también tienen experiencia en otras provincias, pero son privados, por lo que podrían existir los mismos problemas que con el NBSF. Tienen, además, menos desarrollo territorial, que es un requisito imprescindible. En el gobierno provincial señalan algo más: “Con esta volatilidad económica, ¿es recomendable cambiar de banco justo ahora?”.
La estrategia de Maximiliano Pullaro
Sin embargo, que la Casa Gris decida continuar la relación con Eskenazi no significa que el vínculo sea monopólico como fue desde 2002 hasta 2008, cuando el primer gobierno del Frente Progresista abrió el juego al darle los depósitos judiciales de la zona sur de la provincia al Banco Municipal de Rosario.
También pasó la época dorada que el banco vivió con Omar Perotti en el gobierno, cuando le cedieron llave en mano el negocio de Billetera Santa Fe que le dio identidad a la gestión del rafaelino.

Lento, pero constante, Pullaro le abre la competencia cada vez que puede, lo saca de su espacio de confort que es manejar el negocio cautivo de las cuentas oficiales y los empleados y jubilados de la provincia, y lo fuerza a jugar en el mercado. “Es lo históricamente habitual, Perotti lo había cambiado”, dicen cerca del gobernador.

Hay voces en el gobierno más descarnadas con el NBSF. “Existe solo por los depósitos de los empleados provinciales”. Algunos vieron un mensaje cuando, en la presentación de los créditos hipotecarios Nido, se contó que la tasa preferencial para quienes depositan su sueldo en el Banco Municipal de Rosario también se aplicaría a quienes cobren en otro banco pero transfieran su sueldo. “Por ejemplo, los empleados provinciales que cobramos en el NBSF”, dijo Lucas Crivelli, director provincial de Vivienda y Urbanismo, como para que no queden dudas.

Lo de los créditos Nido no es el único gesto con el que Pullaro insta la competencia. Tiene en esa estrategia un aliado: Pablo Javkin, quien puso a disposición el Banco Municipal de Rosario, el único público de la provincia y del que la Municipalidad es la principal accionista. Así las cosas, el gobernador también le devolvió la administración de la Autopista Provincial 01, que une a Rosario y Santa Fe, a BMR Mandatos & Negocios. La entidad fiduciaria la había administrado históricamente, hasta que Omar Perotti decidió correrla y poner al frente a la Dirección Provincial de Vialidad.

En el marco, Pullaro designó al exvicegobernador Carlos Fascendini en la silla que la Provincia tiene en el directorio del NBSF pero que no ocupaba De esta manera, la Casa Gris gana una voz dentro de las reuniones del directorio, mejor acceso a la información y hasta la posibilidad de pedir explicaciones. No es menor que el gobernador haya confiado para ese lugar en Fascendini, que además de ser un dirigente radical con ascendencia política e institucional fue ministro de Producción. Es, además, el único de los seis directores del NBSF con domicilio en la provincia.

Miguel Lifschitz, Omar Perotti y la vieja pelea por el contrato
La silla para un representante del Ejecutivo provincial fue una de las novedades que se acordó en la negociación de cara a la última renovación del contrato. Fue Miguel Lifschitz, en uno de sus últimos actos como gobernador, el que estampó la firma para continuar el vínculo. Lo hizo en plena transición con Perotti, ya electo, y en ese marco volaron acusaciones por no haber consultado con el gobierno entrante.

Lifschitz respondió revelando que habían existido tres notas a los representantes del peronismo en la Comisión de Transición para comunicarles el desarrollo del proceso licitatorio, pero que no habían sido respondidas. Además, citó un pedido de la Asociación Bancaria de Santa Fe “para acelerar el proceso debido a la volatilidad del mercado” como motivo para avanzar.

Ese contrato, firmado por cinco años, tiene algunas aristas interesantes. Además de aumentar el canon pagado por el NBSF y establecer la obligación de aumentar sucursales y cajeros, también se le impuso el deber de ofrecer líneas de financiamiento a pymes con tasas por debajo del promedio de mercado.

El gobierno de Lifschitz anunció la renovación del contrato junto con el envío a la Legislatura de proyectos de ley que creaban un Fideicomiso Productivo y un Fondo de Garantía para respaldar líneas de créditos especiales. El NBSF se comprometió a financiar esas iniciativas que finalmente no fueron aprobadas. Para el final, quedó un detalle jugoso: los Eskenazi se obligaron a entregar los depósitos judiciales -salvo los de Rosario que administra el BMR- en el caso de que la Provincia decidiese crear un nuevo banco estatal y necesitase fondos. Esa cláusula sigue vigente.

Las apuestas de Maximiliano Pullaro con los Eskenazi
Así las cosas, Pullaro no apunta a romper vínculos con el agente financiero de la provincia. Sus entornistas hablan de una buena relación personal y diálogo habitual con Sebastián Eskenazi. También mencionan como un buen gesto el aviso de que el NBSF saldrá con su propia línea de créditos hipotecarios, otra de las obligaciones que figuraban en el contrato y que no se implementaron. Dicen en la Casa Gris que el Grupo Petersen rechazó subsidios a la tasa de esos créditos porque quiere demostrar que tiene interés en cumplir con sus obligaciones.

No son las únicas iniciativas que encontraron juntos a Pullaro y los Eskenazi. El gobernador presentó en Agroactiva varias líneas de crédito productivo lanzadas por el NBSF y preparan algo similar para las industrias que deban conectarse a la red de energía de la Empresa Provincial de la Energía.

Incluso, en el gobierno provincial ven con buenos ojos el supuesto interés del Grupo Petersen de quedarse con la filial argentina del banco BBVA. Aunque con cautela, dado que no son más que rumores alimentados por el Grupo La Nación, entienden que si los Eskenazi se quedan con un banco de primera línea “tendrán otro peso en el sistema financiero” nacional, al que ven como un mundo “corporativo”. “Seguramente eso derrame en mejores cosas para Santa Fe”, aprobaron.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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