Cuba se muere: no hay agua, faltan alimentos y sobran enfermedades, pero lo que se necesita es libertad

INTERNACIONALES Zoé Valdés*
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La situación en la isla es cada vez más aterradora, hambre, numerosas enfermedades y muertes no declaradas a la OMS, carencias de todo tipo, desolación. Cuba agoniza, se nos muere, y ni siquiera como en épocas precedentes los opositores pueden enfrentar una lucha que les ha desgastado, que les ha hundido bajo soledad e indiferencia, por ese abandono con el que los ha tratado el resto del mundo.

Lejos de una oposición a la altura de los valientes del Escambray que en el pasado lucharon alzados en armas durante siete años para liberar al país del comunismo, de una gloriosa Brigada 2506 que llevaba el mismo objetivo, traicionada por el gobierno norteamericano, y más específicamente J.F. Kennedy; todavía nos queda una juventud que después de enfrentar el 11 y 12 de julio del 2021 en las calles fue a dar con sus huesos a las cárceles, condenados a largas penas.

Y los que no fueron apresados o a los que liberaron se les obligó a marcharse al destierro o se les ha silenciado con serias amenazas contra ellos y sus familiares.
 
Una población carcelaria que sobrepasa a la que debiera inundar las playas en el verano, porque en Cuba, una isla rodeada de mar, se cuentan más cárceles que playas.

Los «plantados»
Los jóvenes presos se unieron a los presos más antiguos, algunos de estos últimos llevan más de treinta años tras las rejas, aunque nunca sometidos, sino Plantados, que así es como se llama a los que se niegan a aceptar la reeducación y a llevar uniformes de presos comunes, lo que les vale castigos en celdas tapiadas, tortura, inoculación de enfermedades, y todo tipo de vejaciones que han debido soportar durante décadas.

 
Cuba se muere, las enfermedades proliferan: el dengue, el oropouche (virus transmitido por el mosquito antillano), el sida -que apenas se menciona-, devastan además de la ciudad las zonas rurales. La falta de medicamentos no es producto del embargo, como se ha dicho, Cuba recibe en ayudas monumentales humanitarias una gran cantidad de divisas y de medicamentos directamente desde Estados Unidos, según cifras de la CEPAL, 21 mil millones anuales.

Cuba comercia con dos potencias, China y Rusia, y con el resto del mundo, y va en camino de desangrar a México. El mayor bloqueo que ha tenido y mantiene la isla es el régimen que la desgobierna y que ha convertido al país, con anterioridad uno de los más prósperos, en 1957 el tercero después de Argentina y Venezuela, un estado más por debajo de lo fallido, por debajo inclusive de Haití.

Los dirigentes actuales siguen siendo los miembros de la familia Castro, con su títere de turno, Miguel Díaz Canel-Bermúdez; o sea que, en lo concreto, quienes mal dirigen el país son una banda de esbirros, ineptos y corruptos, que reciben órdenes de Raúl Castro y su hijo Alejandro Castro Espín, discípulo de Vladimir Putin. Una tiranía amparada, todo hay que decirlo, por los sucesivos gobiernos norteamericanos, salvo los de Ronald Reagan y Donald Trump, a los que tampoco les dio tiempo de hacer lo correcto: acabar de una vez y por todas con ese régimen y con esa familia.

Los campos de la isla, antes de 1959 los más productivos de la región, se han secado y en ellos sólo crece el marabú y las yerbas malas. A los campesinos se les ha prohibido cualquier iniciativa, deben sostenerse impedidos y maniatados por papá Estado, igualmente a los pescadores, a los que se prohíbe pescar sino pasan por el varapalo de las recias leyes comunistas, bajo las cuales sólo los que las imponen pueden vivir bien y holgadamente.

Desde los años ochenta en que Fidel Castro autorizó negocios en apariencia independientes a pequeños comerciantes para luego apresarlos y despojarlos de todo, bajo aquella operación llamada «Pitirre en el alambre», dirigida por la Seguridad del Estado, en la que hasta acusaron a sencillos artesanos de agentes de la CIA, lo que ha prevalecido es la política y la economía del cachumbabé (balancín de juguete).

Durante un tiempo autorizan, enseguida confiscan, encarcelan a los innovadores, y el régimen se apropia de las ganancias, y así de suite... Del mismo modo ha ocurrido recién con las supuestamente autorizadas mipymes, las que han vuelto a cerrar.

«Lo de Cuba es un calvario», me comenta vía telefónica un cubano desalentado que intenta vender casas de lujo en un país donde el lujo sólo existe en la imaginación de muchos y en la realidad de unos pocos, «cada día se venden más casas por nada en un país donde nadie desea quedarse a vivir, cuyo máximo sueño es levantar el pie y largarse».

Pregunto si por fin ha encontrado el negocio de su vida, pues antes trabajaba como botero (taxista de coches viejos de los años 50 repintados), y responde que no exactamente, «aquí todo es pérdida, vendes por nada, no hay ganancias reales, pues aunque te digan otra cosa hay que entregar lo poco que ganas a los comunistas».

René Gómez Manzano, abogado, graduado en Derecho en las universidades de Moscú, presidente del grupo opositor Corriente Agramontista, miembro coordinador de la Unión Patriótica, co-fundador y co-creador del proyecto, La Patria es de Todos, periodista independiente, ex prisionero de conciencia, atina a escribirme, también por mensajería digital, esta firme frase: «En Cuba las cosas marchan de mal en peor, y sí, puedes citar mi nombre».

Resulta importante preguntar si se puede dar la identidad de la persona que responde desde allá, porque colaborar con un medio extranjero, aunque sea para contar meramente la situación en la que se vive, puede ser considerado alta traición y pudiera implicar largas condenas de prisión.

La falta de alimentos es notable en Cuba, sería insensato e injusto afirmar que en un período se ha pasado más hambre y necesidad que en otros. Desde los años setenta en la isla arreció el hambre y la pobreza; lo que se vive en la actualidad es hambruna y miseria, parecido a lo que se vivió en los noventa, quizás más agudizado.

Después de haber esquilmado a Rusia, Nicaragua, y Venezuela, les queda poco. Las madres lloran y se sacrifican, a veces prostituyéndose, otras inmolándose, como la madre del joven asesinado durante las manifestaciones pacíficas del 2021, porque no tienen ni un bocado para dar de comer a sus hijos, ni siquiera aquel vaso de leche tan prometido en discursos por Raúl Castro cuando heredó el poder de manos de su hermano en el 2008. Más que un estado fallido Cuba agoniza bajo las garras de un régimen comunista, oprimida por el poder totalitario que la doblega desde hace más de 65 años.

«Hola, acabo de conectarme y vi tu llamada perdida, acá son casi las 8.00 pm, yo cuando reviso por aquí me desconecto, a la hora en que llamaste estaba en la oficina y sin conexión, ahora vi un sms donde me recargaron el móvil, te agradezco pues sé que sólo puedes ser tú. Acá vamos pasando, por ahora con dificultad con la entrada de agua a la cisterna del edificio, algo más de una semana, y no sólo del edificio, en casi toda La Habana ".

La lista continúa. "Hay serios problemas. Uno tras otro, no cesan, desde hace días hay roturas de tuberías, no hay petróleo quizás para bombearla. En fin, tal vez estés al tanto de todo, por lo demás me las arreglo trato de sobrevivir y esperando grandes milagros, soy optimista…» Esto me comenta Radamés B. Pérez, un brillante matemático al que expulsaron de la facultad de Matemática Cibernética en los años en que se perseguían a los jóvenes por la música que oían, por la forma occidental de vestir, y también por su «orientación sexual».

Continúa: «Acá estoy en casa, todo igual, sin grandes expectativas incluso hasta el agua se ha puesto difícil, como te dije antes, se han roto equipos de bombeo de agua, cada dos tres días envían agua sin mucha fuerza, enseguida sientes los motorcitos que llamamos ladrones de agua bombeando la poca que entra por la acometida hacia las casas sobre todo en bajos, la cisterna del edificio malamente tiene un motor que sube el agua de dicha cisterna al tanque de la azotea para que se esparza en los apartamentos, ésta como no tiene para impulsarla hacia dentro de la cisterna apenas entra, cuando le cae algo y logran poner el motor del edificio malamente dura media hora o algo más y hay quien le cae agua (por suerte me entra rápido) y hay a quien no le cae nada»
«Te imaginarás... Hasta discusiones han habido entre vecinos. Esto es sólo un ejemplo a grandes rasgos de cómo estamos. Los precios son excesivos, cuando logro obtener el dinero que me pagan en mi mano trato de garantizar lo más necesario y asequible para sobrevivir, pues hasta obtener tu dinero en tu mano hoy es otra lucha, los cajeros rotos casi todos, o con enormes colas en espera a que le pongan el dinero para poder extraerlo».

«En fin, -resume Radamés- por suerte los apagones han ido menguando, al menos hasta hoy. Imagina, pleno verano duro y sin luz; ya con los años he logrado establecer una fuerte paz interior para que nada me lacere y estar bien conmigo mismo». Estar bien consigo mismo constituye también una tarea de titanes en un país donde el chivato hace ola.

Tampoco la falta de agua es una novedad, durante toda mi infancia debí cargar agua en cubos desde las cisternas de las calles aledañas, desde garajes cercanos, o esperar con fe ciega la llegada de la Pipa, camiones repartidores de agua ¿potable? Vamos, no nos pongamos finos, bastaba entonces con que fuera líquido, del color que tuviera. Al parecer esas opciones hoy también escasean.

Camila Acosta, escritora y periodista autora del libro Del templo al temple, silencios y escándalos de la masonería cubana, corresponsal de Cubanet y de otros medios, detenida en numerosas ocasiones y bajo constante vigilancia, me envía un audio tras perder la conexión (internet está regulado, y prohibido para algunos).

«La situación de Cuba está cada vez peor, yo realmente no sé hasta cuándo vamos a seguir cayendo por este abismo, hasta cuándo el cubano seguirá aguantando, porque es terrible lo que está sucediendo. En La Habana no se ve tanto como en las provincias. En las provincias los apagones afectan muchísimo. Hace poco salió la noticia de que en Pinar del Río hay gran escasez de agua y las mujeres están lavando en los ríos porque no hay ni gota de agua. Estamos volviendo a la comunidad primitiva, cada vez más para atrás. El dengue, el oropouche, todo se ha agravado desde la pandemia, no hay atención médica ni medicinas suficientes. No salimos del hueco».

Camila continúa: «El producto interno bruto de Cuba ha caído en el 2023 al 1, 9 por ciento. No logramos recuperarnos en nada desde la pandemia, donde todo se agravó. La pobreza extrema ha aumentado, te cito el dato del Observatorio Cubano de DDHH, que publicó hace poco un estudio de cómo la pobreza ha crecido en apenas un año, en un 89 por ciento. Esto reafirma el derrumbe en la escala. No hay comida, y todo carísimo, no hay nada en las provincias».

Controlar la economía no estatal
"Tengo amigos -lamenta- que viajaron desde el interior a comprar azúcar en La Habana. Esto no va a mejorar, porque para que esto ocurra debiera existir un cambio de sistema, liberar la economía, sostener el libre mercado, pero han dado marcha atrás hasta con las mipymes, pues estaban dando mejores resultados que las empresas estatales, y ellos no van a permitir que nada les supere. Han publicado una serie de decretos para ‘controlar la economía no estatal’, ya lo dicen directamente, con ese tipo de barrabasadas no saldremos adelante».

La duda de la rebelión civil se impone, «No sabría decirte si habrá un estallido social, cuándo ocurrirá el cambio, de qué manera sería... Hay quienes dicen que el cambio pudiera venir desde el poder, aunque soy escéptica en ese sentido. Este es un año decisivo en Estados Unidos, hay que ver si sale Donald Trump, creo que eso marcará una pauta en el destino de Cuba, porque bajo la administración de Biden definitivamente se abrieron de piernas, y eso es lo que estos de aquí necesitan, que les den dinero, que les propicien facilidades».

Pero, «nosotros lo que pedimos es todo lo contrario, que se les presione por todas las vías posibles, porque es lo que de alguna manera nos acercaría a la libertad. Ojalá salga Trump pues eso es lo que deseamos. Nosotros no pedimos comida, medicinas, muchos lo hemos entendido así, no necesitamos migajas. Lo más importante que necesitamos ahora mismo es libertad».

Cuba se muere, no puedo evitar que me invada la tristeza, pero sobre todo la impotencia; y peor, que me gane la ira.

*Para El Debate

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