LIstorti viene de presentarse en Miami con Tertawa, junto con Sebastián Almada y Pachu Peña, donde llenaron todas las funciones con el espectáculo con el que durante el último año y medio estuvieron presentándose en una gira que abarcó las principales ciudades de la Argentina y los países limítrofes, además del Paseo La Plaza en la calle Corrientes.
“La idea de Tertawa arrancó el año pasado porque justo se nos daban los tiempos y pudimos armarla. Generalmente y por suerte, estamos todos ocupados y uno está en un lado y el otro en otro lado. Yo estaba haciendo el musical Matilda y teníamos escrita esta obra desde la pandemia. Ezequiel Corbo, que es el productor, nos dijo: ´Che, muchachos, tenemos que hacer algo con esto de Tertawa´. Como los teatros de Buenos Aires estaban todos ocupados, arrancamos con una gira por Montevideo y todo el interior de Uruguay. Nos fue muy bien, luego hicimos Bolivia y llegamos a Paraguay, donde sucedió algo rarísimo porque fuimos por tres funciones y terminamos haciendo 22. ¡Explotó y no lo podíamos creer!”, contó Listorti.
-Sí, desde los 90. Nuestro público allá es muy VideoMatch y cada vez que hacíamos algún guiño referido a VideoMatch, tipo “¿le gustó o no le gustó?”, la gente se estallaba. Se divierten mucho con eso y nosotros también. También teníamos pensado ir a Perú pero no se dio porque no siempre se da todo. Luego hicimos gira por la Argentina y este año recorrimos Tucumán, Salta, Jujuy y las ciudades a las que van todos.
-Y saltaron a Miami.
-Sí. Ya Ezequiel Corbo había llevado a Martín Bossi, tenía el contacto con el productor local y fijamos nuestras funciones. Nos entusiasmaba mucho la idea de presentarnos en Miami y nos embarcamos con todo. Era la primera vez que yo laburaba afuera y tuve que sacar la visa de trabajo para hacerlo.
-¿Lo podés creer?
-No, es un flash. Aparte en Miami tengo familia: mi tía, mis primos y muchos amigos. Por eso voy seguido para allá. Hacer teatro en La Florida es hermoso y la idea era hacer un poco de playa a la mañana, tomar unos mates en la arena y luego irnos para el teatro. Combinar un poquito de descanso con trabajo.
-¿Son amigos de verdad con Pachu y Almada?
-Sí, la verdad es que sí. Sobre todo yo más con Sebas, con quien he compartido más cosas. Aparte mi mujer es amiga de su mujer y solemos salir seguido a comer los cuatro o los seis, cuando se suman Campi y Denise Dumas. Vamos a nuestras casas, salimos a comer afuera y con Sebas siempre estamos en contacto. Incluso cuando estuvo internado en terapia con su problema de salud fui a verlo. A Pachu lo conozco hace un montón y lo conocí aun mas en este último año y medio de estar trabajando juntos en Tertawa. En las giras compartís viaje, hotel, las cuatro comidas del día y eso hace que los lazos se refuercen y solidifiquen mucho.
-Se nota que se divierten incluso en el escenario.
-Sí, re. Nos reímos mucho. Trabajamos juntos durante once años al lado de Marcelo Tinelli y en ese tiempo también compartíamos mucho ya que no era un laburo normal. Nosotros estábamos todo el día en el canal creando, poniéndonos pelucas, tirando ideas, haciendo el programa en vivo y apoyándonos con las risas. Nos tocaban viajes a Nueva York o cubrir las maratones de Marcelo en Bolívar o España. Eso hace que te termines haciendo amigo porque compartís muchísimo tiempo. A lo largo de los años, uno va compartiendo la vida: separaciones, nuevas relaciones, nacimientos de nuestros hijos, acontecimientos familiares. Los tres estamos muy en sintonía y sincronía y eso es fundamental para el espectáculo.-Y saben qué le gusta a la gente.
-Sí. Cada uno con su estilo de humor distinto a la vez va congeniando para el fin mayor que es hacer reír al público. En el espectáculo, cada uno hace su partecita y todos al final nos lucimos. Cuando nos toca salir a los tres juntos, nos potenciamos y eso es gracias a los años de haber trabajado juntos.
-Hay una parte en la que bajan y se ríen con la gente, rememorando al antiguo humor de los 90 en VideoMatch.
-Esa parte es genial. Hacemos una especie de falso intervalo y la gente cree que hay un corte pero no: ahí salimos con Sebas Almada a vender golosinas, como si fuésemos los carameleros del teatro. Ahí empezamos a interactuar con el público y hablamos de los peinados de uno, qué se puso el otro y así. Antes de hacerlo, lo hablamos y dijimos: “Che, ¿la gente no se enojará?”. Viste que hoy está todo muy susceptible y se nos ocurrió que en medio de la obra teníamos que preguntar si querían ese tipo de humor.
-La respuesta siempre es unánime: sí.
-Tal cual. Igual nos parecía crucial hacer la pregunta, un poco de puritanos que somos. Después, veo que muchos influencers dicen guarangadas tremendas, y ojo que no es una crítica para nada, pero mucha gente habla de cosas muy fuertes y está todo bien. Quizás la nueva generación tiene un nuevo código y está todo bien. Entonces, nosotros dijimos: “¿Por qué nos cuidamos tanto, si los demás no se cuidan?”. Lo hemos hablado al tema de la cancelación y, en definitiva, quien pagó la entrada para vernos sabe qué está viniendo a ver. Es más, si no les das eso se van un poco defraudados. Todos nos dicen: “Nos gustaba cuando en VideoMatch gastaban a la gente” y entonces un poco de gastadas, dentro de los límites, están permitidas. Y nos reímos entre todos.
-¿Te daba miedo la cancelación?
-Un poco sí, hasta que lo entendí. Siempre voy a repetir lo mismo: el humor es ficción, yo hago ficción y lo que digo en la tele, un escenario o un sketch, no es lo que siento o pienso. Porque con ese criterio, el que está actuando de asesino te llevaría a pensar de que está avalando matar gente. Y no es así, está dentro de un personaje. Está actuando y yo cuando hago un chiste de suegra no soy un machirulo sino que estoy diciendo un típico chiste de suegra y nada más. Entonces, al que le parece un humor antiguo, no le gusta o no se aggiornó, tiene todo el derecho del mundo de no seguirme en las redes, no comprar la entrada al teatro o no verme en el programa de radio o televisión donde lo haga.
Fuente: Pronto