Testimonio Lisandro TOSELLO 26/02/2017

Testimonio de una vendedora de tesis: “Es una actividad que deja mucho dinero”

Juana vive en Río Cuarto y hasta hace poco más de dos años se dedicaba a hacer tesis y otras asesorías a estudiantes universitarios. El mercado negro donde se venden tesis universitarias.

Juana es el nombre ficticio que utilizamos en esta nota para resguardar la verdadera identidad de una profesional del campo de las Ciencias Humanas que hasta hace poco más de dos años se dedicó a hacer tesis y otras asesorías a estudiantes universitarios en la ciudad de Río Cuarto.

Juana realizó dicha tarea durante cuatro años, entre el 2010 y 2014. Se había separado de su pareja y es mamá de dos hijos pequeños. “Tenía que alimentar a mi familia, así que comencé haciendo esta tarea desde mi casa”, detalló en diálogo con La Voz.

A la distancia, no la enorgullece el trabajo que hizo, pero tampoco lo cuestiona. Eran tiempos difíciles, y poder realizarlo desde su hogar le permitía tener dinero para sostener a sus hijos.

–¿Cómo entrás en contacto con esta actividad?

–El ingreso fue por intermedio de una amiga que en la actualidad sigue haciendo la tarea. Me comentó que tenía mucho trabajo y no lograba cumplir con la demanda. Me propuso trabajar en conjunto y acepté. Ambas trabajamos en varios planos que iban desde correcciones metodológicas, elaboración de anteproyectos, correcciones ortográficas y elaboración de trabajos finales desde cero.

–¿Por qué creés que un estudiante acude y paga por este servicio?

–Por un lado, entiendo que algunas personas trabajan y estudian y eso dificulta los tiempos para sentarse a hacer una tesis. Por el otro, hay muchos estudiantes que no saben cómo encarar un trabajo final y el nivel de conocimiento que adquirieron durante la etapa de formación no les alcanza para cerrar esa etapa. Siempre me tocó asistir a estudiantes de las universidades privadas de Río Cuarto, y de distintas carreras: Psicología, Derecho y Administración Agropecuaria, entre otras.

–¿Cómo era la forma de trabajo y de cobro una vez concluido el trabajo?

–La forma de trabajo variaba según el tipo de carrera y la actividad que solicitaban. El boca a boca funcionaba para que los estudiantes tomaran conocimiento de los servicios que prestaba. Generalmente se cobraba por hora, la cual oscilaba entre 200 y 400 pesos. El trabajo siempre era personalizado y venían a mi casa a pagarme. Nunca se entregaba boleta. Hoy, hacer un trabajo final en Río Cuarto podría dejar entre 12 y 15 mil pesos. Recuerdo que en una oportunidad elaboré una tesis para la carrera de Derecho sobre Sociedades. Con el dinero que gané, pagué tres meses el alquiler. Es una actividad que deja mucho dinero.

–¿Hacías un seguimiento una vez que los estudiantes defendían la tesis?

–En la mayoría de los casos siempre hice el seguimiento. Una vez que defendían los trabajos finales me escribían y me contaban cómo les había ido. Siempre aprobaron e incluso algunas personas llegaron a ocupar cargos políticos.

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