EDITORIAL Carlos ZIMERMAN 19/07/2023

El fin de un ciclo impúdico

Rafaela dio el domingo un ejemplo de lo que se viene a nivel nacional y el triunfo de Viotti es la representación misma del hartazgo que vive la ciudadanía cuando la democracia le da paso al autoritarismo en forma lenta pero constante. 
Castellano y Perotti durante muchos años se sintieron dueños de una ciudad, amos y señores de la vida y el destino de los Rafaelinos, los únicos capacitados para gobernar.
Con 32 años el poder creyeron que era imposible que la gente se despertara y que todo seguiría igual. Fueron muchos años en donde manejaron todo a discreción y trataron de comprar voluntades con el poder de una billetera ajena, la de la gente, la de los Rafaelinos. En muchos casos lo lograron, pero nada es eterno y todo tiene un final.

Los que desde hace tantos años los venimos combatiendo, los que estamos en la vereda del frente y nunca nos dejamos comprar, los que nunca y por nada claudicamos, hoy festejamos orgullosos el final de un ciclo impúdico y deplorable en lo moral e institucional.

Rafaela estuvo a punto de ser Formosa, Castellano se sintió un señor feudal igual que Gildo Insfran, Rafaela y su historia no se merecían ese destino, por suerte la gente reaccionó.

El triunfo de Viotti es la victoria contra la corrupción edulcorada, el amiguismo interesado y disfrazado, las prebendas y los contubernios, el autoritarismo y la falta de cultura democrática.

Los que se quieren perpetuar en el poder son unos inmorales que menoscaban las instituciones democráticas, Castellano y Perotti lo hicieron y querían continuidad, por suerte primó el sentido común.

Se terminó un ciclo en Rafaela que criticamos sin miramientos ni contemplaciones, como debe ser. Nos intentaron comprar, nos quisieron hacer callar, nos enfrentaron, nos difamaron, nos discriminaron, nos perjudicaron, se jactaron y en los “buenos tiempos” hasta se burlaron. Hicieron lo imposible para que nos callemos y dejemos de denunciar sus “chanchurros”, no lo lograron.

Ellos están en retirada, con la cabeza gacha, aturdidos y sin comprender la realidad, groguis, con el conteo llegando a nueve, sin reflejos y tirados en la lona. Nosotros seguimos adelante, con la cabeza en alto, la mochila vacía y la alegría del deber cumplido. 

Ahora nuestra postura va a seguir siendo la misma, nada nos va a hacer cambiar.Tenemos una conducta y siempre la vamos a respetar.

Hoy Leo, el que votó y eligió la gente, el que recibió el domingo el espaldarazo más grande que un político puede tener, el que en pocos meses se sentará en el sillón que desde hace tantos años soñó, pasa a ser LEONARDO, por que nada ni nadie nos va a hacer cambiar.