OPINIÓN Mauricio Cantando* 15/12/2024

Cerrado hasta marzo

"Cerrado hasta marzo" es el cartelito que Javier Milei quiere pegar en el Congreso, después de una semana en la queosciló entre la cautela y el desconcierto sobre qué hacer en los dos recintos, donde no reúne siquiera un tercio de las bancas, pero aún así logró sancionar las leyes que buscó.

Karina Milei y Guillermo Francos ganaron la pulseada interna y consiguieron que no haya sesiones extraordinarias en diciembre, contra los deseos de Santiago Caputo, quien había logrado convencer a Milei de que siempre es beneficioso exhibir las miserias de la casta parlamentaria. A lo sumo podría haber debates legislativos en febrero, en el mejor de los casos.

La interna dejó expuesto al portavoz Manuel Adorni, quien anunció por Twitter el temario de proyectos a tratar hasta el 27 de diciembre.

El posteo del vocero fue después de la reelección de Martín Menem como presidente de la cámara baja y mientras los canales de televisión repetían las escenas de la detención en Paraguay del senador Edgardo Kueider, un peronista entrerriano que mutó a aliado libertario y cayó en desgracia cuando lo agarraron con 211 mil dólares sin declarar.

La escalada del affaire Kueider no estuvo en las mediciones de la Casa Rosada y el fallido intento del Gobierno por salvarle el pellejo reflejó las consecuencias que trae en el Senado la interna de Milei con Victoria Villarruel. Con el binomio presidencial en crisis, al menos durante 2025, será imposible para el oficialismo sancionar leyes y aprobar 150 pliegos judiciales, una de las cuentas pendientes del primer año parlamentario. Mucho más complejo resultará completar la Corte Suprema o nombrar un Procurador, trámites que requieren mayorías especiales.

Javier Milei, sin sesiones

En el Congreso aseguran que Francos fue quien bloqueó el llamado a sesiones extraordinarias y, por eso, dio la cara esta semana para anunciar que no serían convocadas. El jefe de Gabinete tenía un mal pronóstico sobre las votaciones de los dos proyectos de reforma política incluidos en el anuncio de Adorni: la eliminación de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y los cambios al sistema de inscripción y permanencia de los partidos políticos.

Menem compartía el diagnóstico con el ministro coordinador. Con la mayoría del PRO y la UCR en contra de su eliminación total, las primarias sólo podrán borrarse si así lo decide el grueso del bloque Unión por la Patria.

Un diálogo con Germán Martínez, jefe de la bancada de UP en Diputados, dejó al riojano preocupado. El santafesino le advirtió que en su bloque cada tribu tenía una opinión distinta sobre si deben seguir existiendo las PASO. “El que es oposición en su provincia y tiene una interna, las va a querer sostener”, explicó el peronista. El proyecto para endurecer las condiciones de los partidos políticos está lejos de reunir una mayoría.

En la Casa Rosada, Caputo es más optimista. Sostiene que Cristina Fernández de Kirchner quiere manejar la lapicera del PJ y, a último momento, bajará la orden de apoyar una ley para evitar internas abiertas. De mínima, el asesor cree la expresidenta apoyará la idea de Sergio Massa de suspender las PASO 2025, tal como propone el Frente Renovador en Buenos Aires, y evaluar una reforma integral para 2027. Algunos voceros de La Cámpora no niegan esos diálogos fuera del Parlamento, pero nadie dice nada en los pasillos legislativos.

Plata o mierda, la opción de Javier Milei

Durante la última sesión de noviembre, Menem recibió a Karina Milei y le anticipó que no tenía certezas de lo que podía ocurrir si abría el recinto antes de navidad. Podrían fracasar en las votaciones y recibir cachetazos en los discursos por temas sensibles, como el cajoneo de Ficha Limpia. Un riesgo innecesario, tras un final de año legislativo en el período ordinario sin golpes duros para el Gobierno.

Después del tuit de Adorni, el riojano amagó a jugar a fondo: iba a convocar a dos plenarios de comisiones martes y miércoles de la semana pasada para tratar los dos proyectos de reforma política. Había un final abierto, tal como ocurrió con la Ley Bases en enero, cuando la agenda legislativa era monitoreada por Caputo y tuvieron que retirar el proyecto en plena sesión. “Es plata o mierda”, desafió Menem. Francos le hizo entender a Milei que el mejor negocio no podía ser mierda.

También influyó en la decisión de parar la actividad legislativa una denuncia sobre cuentas offshore contra el jefe del PRO, Cristian Ritondo, aliado y asesor de Menem para no pisar en falso en las sesiones durante el último semestre. La noticia llegó justo cuando Karina evalúa romper con el PRO. Le llegan encuestas con los amarillos midiendo 7 puntos en Buenos Aires, 14 en la Ciudad y casi nada en el resto del país.

Si la citación a extraordinarias se llevaba a cabo, estaba prevista una sesión en Diputados con temas de consenso para este jueves, pero el decreto nunca llegó. Tampoco existieron conversaciones con los bloques opositores de Diputados, como dejaban trascender desde la Casa Rosada.

Los jefes de bancada Rodrigo De Loredo (UCR) y Miguel Pichetto (Encuentro Federal) jamás fueron llamados por un libertario para advertirles que habría sesiones y ambos les sugirieron a sus tropas no viajar a Buenos Aires. Los partidos provinciales ni habían previsto actividad y no tenían pasajes.

El caso Kueider complicó las cosas, porque no hizo más que ratificar que Milei no maneja el Senado y tal vez no le encuentre la vuelta nunca, uno de los principales problemas que el Presidente afrontó en el Congreso.

Unión Por la Patria no se quedará de brazos cruzados: basados en un artilugio parlamentario, convocarán a las comisiones que controlan en Diputados para realizar reuniones informativas y usar el Congreso como foro opositor. La próxima semana están citadas las de Acción Social y Salud Pública, Ciencia y Técnica y Mercosur.

El Senado, roto

“Si es un corrupto, que lo echen a patadas”, dijo Milei sobre el ya exsenador Kueider en la noche previa a su expulsión, consumada en una sesión de suma tensión, con gritos y escenas de pugilato detrás de las cortinas.

El Presidente hizo esa declaración en el streaming del Gordo Dan, y terminó de arruinar el plan de Villarruel para que Kueider no fuera echado y su banca no la ocupara Stefanía Cora, de La Cámpora, como ocurrirá desde febrero.

En realidad, Villarruel no tenía una hoja de ruta clara y su choque con la realidad del recinto la dejó enfrentada, no sólo a Milei, sino también a la casta del Senado que la supo contener en su primer año al frente de la cámara alta.

La vicepresidenta nunca logró garantías de reunir los dos tercios necesarios para suspender a Kueider y evitar la expulsión, como pretendía. De esta manera, si la oposición dialoguista le seguía el juego a Villarruel podía pagar el precio de terminar la sesión sin una sanción para el entrerriano, quien fue aliado oficialista hace una semana. Podría ser un negocio para ella, que no es senadora, pero no para el resto. Mucho menos con la orden de detención al senador dispuesta por la jueza Sandra Arroyo Salgado.

Luis Juez, jefe del PRO, estalló de furia el martes, cuando se imaginó explicando por qué Kueider pasaba fin de año con fueros. Lo planteó a sus dirigidos y fue al despacho de Villarruel dispuesto a a sacarse chispas. Obligó a una feroz reunión de jefes de bloque para no dejar caer la sesión que había pedido Unión por la Patria con la propuesta de expulsar al entrerriano.

“Yo no me voy a ir a comer pan dulce sin sancionar a este tipo”, advirtió Juez a sus colegas. Surgió la idea de avanzar en una suspensión, pero debían torcer a UP, una tarea que nadie se propuso emprender. El escenario quedó abierto, con garantía de caos.

El encierro de Victoria Villarruel

La vicepresidenta siguió sin brújula. El miércoles anunció la sesión con un tuit en el que propuso sacar "la mugre" del Senado. Metió en la bolsa a Kueider y al kirchnerista Oscar Parrilli, pero dejó abierta la puerta a seguir por varios más.

Fue un posteo que molestó a todos. En la UCR y el PRO confirmaron que si nada pasaba el jueves, pagarían el costo. En la Casa Rosada no compartían el tono de la publicación y desconocían la profundidad del plan V. Había información cruzada: Villarruel decía haber tenido el visto bueno de Francos, pero el jefe de Gabinete negaba cualquier interacción entre ambos.

El jefe de LLA Ezequiel Atacuhe fue a pedir ayuda a Balcarce 50 y no volvió con demasiadas instrucciones. No le fue muy diferente al presidente provisional, Bartolomé Abdala. La distancia que tomó Villarruel de Milei impide una línea directa con la Casa Rosada para, al menos, compartir el costo de un paso en falso. Quedó claro que en el Gobierno la dejan hacer y le transfieren el costo. Y ella lo sabe.

Fue lo que pasó con Kueider, quien si el plan de la vicepresidenta se ejecutaba, hubiera salido ileso, sin siquiera aprobarse el pedido de licencia que solicitó el ahora exsenador, porque UP iba a dejar la sesión sin cuórum después de que se rechazara la expulsión. Los 37 de máxima que puede reunir la vice sin el peronismo, lo justo para tener el recinto abierto, nunca estuvieron por la rebelión de la dupla santacruceña, outsiders, que sólo a veces coordinan sus acciones con el gobernador Claudio Vidal. Natalia Gadano no participó de la sesión y José Carambia se fue cuando pidieron un cuarto intermedio.

En el radicalismo la vieron temprano y cambiaron de idea. Sólo se resistió a votar la expulsión de Kueider el bonaerense Maximiliano Abad, con argumentos jurídicos, ya que no había ingresado un papel sobre la causa que instruye la justicia de Paraguay. El Senado sentó nueva jurisprudencia: se puede echar a un miembro de la casa que es pescado infraganti en un supuesto delito, a pesar de que ningún magistrado haya enviado un oficio. Justicia moderna, le llaman, que ya se aplicó en otros exfuncionarios detenidos.

Fracturados en el Senado

El desenlace de la sesión del jueves dejó al Senado roto, casi sin chances de reunirse en 2025 y con una renovación de autoridades en febrero con final abierto, porque no hay diálogos entre las fuerzas políticas capaces de crear acuerdos.

Villarruel decidió polarizar con UP, sin excepciones, pero en el resto del recinto ya no le garantiza el cuórum, por la hostilidad con Milei de figuras como Martín Lousteau (UCR) y Guadalupe Tagliaferri (PRO).

Los partidos provinciales empezaron a medir el aceite de la vicepresidenta. “Si Milei está tan convencido de no expulsar a Kueider, ¿Por qué no lo pide él?”, le preguntó a Villarruel una senadora de una fuerza local. La vice no respondió. Como en sus peores días, la cámara alta fue centro de especulaciones de todo tipo.

Si bien es cierto que UP sumará una banca con la salida de Kueider, también lo es que no le alcanzará para tener cuórum propio y Villarruel tampoco pudo controlar una mayoría durante el año para abrir el recinto. De hecho, el Senado no sesionaba hacía dos meses.

¿Por qué pagar el costo de intentar salvar a Kueider? En UP sospechan que hubo un toma y daca grosero para sancionar la ley Bases y que el entrerriano estaría dispuesto a dar detalles si su situación judicial empeora. Hasta podría alimentar leyendas para ensuciar a quienes lo entreguen. José Mayans, jefe del peronismo, anunció que abrirá una investigación. Tiene en la mira a Carlos Espínola, coequiper de Kueider y jefe de su bloque, Provincias Unidas. Ambos se fueron del Frente de Todos en 2023 y el correntino tiene mandato hasta 2027. Si renunciara, su reemplazo sería la camporista Ana Almirón.

El diputado Santiago Cafiero tiene un proyecto de resolución para que la cámara baja también estudie la negociación de la ley emblema de Milei. Villarruel suma una razón para estar asustada ante una posible pesquisa: quedó claro que nadie la protege, ni en las buenas ni en las malas.

La pelea final por Edgardo Kueider

El último intento de la vice por proteger a Kueider fue explosivo. Reunió a los jefes de bloque en el Salón gris, con un cuarto intermedio, y pidió no votar la expulsión. ¿Imaginó el costo de retomar la sesión con el entrerriano salvado por el oficialismo? Nadie lo tiene claro. Hubo una propuesta de votar suspensión y desafuero, lo que obligaba a Villarruel a volver sobres sus pasos. En ese caso, debía decir que sí había sido notificada por Arroyo Salgado y que no sólo había recibido un mail, como repetía hasta unas horas antes.

Juez se fue a su banca después de pelearse, casi a las piñas, con Atauche. La tropa libertaria, con Villarruel incluida, quedó enfurecida con el cordobés y lo acusa de querer quitarle la presidencia provisional a Abdala. Se vota el último viernes de febrero.

Antes de votar, Atauche consultó a la Casa Rosada y recibió la orden de avalar la expulsión. Por alguna razón, necesitó decírselo en el recinto Espínola. En el Salón Gris, Mayans no pudo contener la risa, pero se retiró como un caballero norteño: “Los dejo a ustedes”, dijo antes de volver al recinto. La vice la pasó mal. “Decís que esto es una mugre, el Presidente pide echarlo a Kueider y vamos a irnos sin una sanción para él”, le recriminó a Villarruel el jefe de la UCR, Eduardo Vischi. “¡Le vamos a dar una banca a La Cámpora!”, repetía la titular del Senado.

El desconcierto era total. Abdala advirtió que por el viaje de Milei a Italia debía presidir la sesión y fue al recinto, pero Villarruel apareció luego para pedirle que fuera a su banca, porque, decía, no había sido notificada que debía ejercer la presidencia. La vice ignoró el aviso de su secretaria, Guadalupe Jones, y el Escribano General de Gobierno, Martín Rodríguez Giesso, tampoco se preocupó por ir al Senado hasta recién después de la sesión. ¿Fue una trampa? Nadie lo sabe, pero sobra la desconfianza.

 

 

* Para www.letrap.com.ar