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El PRO ante su encrucijada histórica: entre la disputa con Milei y la amenaza de la irrelevancia rumbo a 2027

  • Macri anunció que el PRO tendrá candidato propio en 2027, en medio de tensiones con Milei y LLA.
  • El PRO sufre una pérdida de identidad tras apoyos, alianzas y absorciones por parte del oficialismo libertario.
  • LLA ganó 2025 con menos votos que Cambiemos en 2017, pero desplazó al PRO como referencia anti peronista.
  • El peronismo sigue siendo la principal fuerza opositora, con CFK y Kicillof liderando la interna.
  • Encuestas muestran que gran parte del electorado PRO migra hacia Milei, con pocas chances de regreso.
  • El futuro del PRO depende de que Milei se debilite antes de 2027 para reabrir el espacio opositor.

El aviso de Mauricio Macri acerca de que el PRO tendrá candidato propio en las elecciones de 2027 agitó un tablero político ya convulsionado por los realineamientos que dejó el avance de La Libertad Avanza (LLA). La advertencia del ex presidente, más que una declaración de poder, expone las tensiones internas de un espacio que oscila entre la colaboración, la competencia y la absorción progresiva por parte del oficialismo libertario.

La relación entre Macri y Javier Milei es, desde hace meses, un péndulo que va de las fotos amistosas a los desplantes públicos. A esto se suma la cooptación de dirigentes amarillos por parte del presidente, un fenómeno que se intensificó tras la elección de medio término, cuando LLA ingresó al Congreso con mayor musculatura y avanzó sobre bancas históricamente asociadas al PRO. Ese proceso, que para algunos dirigentes se explica como una alianza táctica, para otros representa un vaciamiento político en cámara lenta.

La advertencia de Macri debe leerse, entonces, en clave defensiva. En 2015, el radicalismo diluyó su identidad al integrarse a Cambiemos bajo la conducción del PRO; diez años después, el sello fundado por Macri enfrenta el riesgo de recorrer un camino similar, esta vez subordinado al liderazgo libertario. Los hitos de esa transformación están a la vista: el respaldo del expresidente a Milei en el ballotage de 2023, la derrota del PRO en su bastión porteño en 2024 y la fusión por absorción en las listas legislativas de 2025 en la mayoría de las provincias. El mapa político exhibe una paradoja: LLA ganó las elecciones de medio término con comodidad, pero con un caudal menor al que Cambiemos alcanzó en 2017, y con una diferencia mucho más ajustada frente al peronismo.

En ese sentido, el objetivo estratégico que Macri se trazó —evitar el retorno peronista al poder— se cumplió. Pero el costo fue alto: la debilitación estructural del propio PRO, cuyos votantes migraron en gran número hacia Milei. Las encuestas más recientes reflejan esa tendencia. Según la última medición de la Universidad Di Tella, Milei tiene hoy una aprobación y una satisfacción de gestión sensiblemente menores a las que registraba Macri a la misma altura de su gobierno (45% contra 62% de aprobación; 40% contra 53% en satisfacción). Sin embargo, esa caída relativa del oficialismo libertario no implica una recuperación del PRO. Por el contrario, la transferencia de electores que comenzó en 2023 y se consolidó en 2024 parece haberse vuelto irreversible mientras LLA conserve su rol de alternativa anti peronista.

La oposición en disputa: el lugar del peronismo

Mientras tanto, el peronismo intenta reorganizarse en medio de la derrota y el desconcierto, pero conserva un activo central: sigue siendo la principal referencia opositora para casi el 70% del electorado. Aunque perdió el gobierno en 2023 y volvió a caer en 2025, mantiene margen para ofrecer una alternativa competitiva frente al oficialismo.

Los datos muestran un empate técnico en la disputa por el liderazgo opositor entre Cristina Fernández de Kirchner (26%) y Axel Kicillof (25%). En ese escenario, Macri aparece con apenas un 2% de menciones, reflejando el retroceso del PRO como marca política. A la vez, un 38% de los encuestados no identifica un liderazgo claro, un espacio potencial para nuevas figuras, pero también una señal de la fragmentación interna del pan peronismo.

En cuanto a la estrategia futura del PRO, los sondeos revelan un dilema persistente: una parte del electorado amarillo prefiere mantener una coalición con LLA, mientras otro segmento —en leve crecimiento— opta por una cooperación legislativa sin integración plena al gobierno. En los extremos, caen quienes apoyaban una fusión entre ambos sellos y crecen los que desean un PRO opositor. Una disputa que, por ahora, exhibe más tensiones que definiciones.

El futuro inmediato: un partido entre la supervivencia y la resignación

A una década de que la UCR cediera protagonismo al PRO en Cambiemos, el partido de Macri enfrenta su propio “suicidio político” si no logra reconstruir identidad y volumen electoral. La evidencia disponible muestra que la fuga de votantes hacia Milei no solo se mantiene, sino que se aceleró en 2025. Es difícil imaginar un retorno masivo mientras el presidente conserve el monopolio del voto anti kirchnerista.

Paradójicamente, el único camino que parece quedarle al PRO para recuperar centralidad es que Milei atraviese la segunda mitad de su mandato en un escenario de crisis severa, lo que podría reordenar el tablero electoral de cara a 2027. Un horizonte incierto, que para algunos dirigentes es una oportunidad, pero para otros confirma que el partido fundado hace dos décadas enfrenta el riesgo más serio de irrelevancia desde su creación.