Aníbal Fernández endurece críticas y alerta por el “daño institucional” en el país
- Fernández advirtió que el país atraviesa un “pésimo momento” y que el Gobierno causa un “daño institucional superlativo”.
- Denunció falta de sensibilidad con jubilados, jóvenes, discapacitados y universitarios, y cuestionó el uso “desproporcionado” de fuerzas de seguridad.
- Recurrió al poema de Niemöller para alertar sobre el peligro del silencio de la dirigencia política.
- Llamó a sus colegas a no “esconderse atrás de los malvones” y a reaccionar ante lo que considera abusos del Gobierno.
- Celebró su absolución en Fútbol para Todos y denunció una “persecución macrista” con causas “armadas”.
- Defendió su gestión en FPT y reclamó evitar la naturalización del deterioro institucional.
En una nueva escalada de críticas contra la administración nacional, el ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández volvió a ocupar el centro del debate político al advertir sobre lo que considera un deterioro profundo de las instituciones democráticas. Sus declaraciones, realizadas en una entrevista radial tras conocerse su absolución en la causa Fútbol para Todos, apuntaron directamente al Gobierno, al que acusó de actuar con “miopía” y de provocar un “daño superlativo” en el entramado institucional y social del país.
Recién absuelto luego de más de 16 años de proceso judicial, Fernández combinó su descargo personal con un diagnóstico general sobre la situación del país, al que definió como “un pésimo momento”. En su análisis, el exministro sostuvo que la gestión actual no solo exhibe una política económica que golpea a distintos sectores vulnerables, sino que también muestra un déficit severo en términos de respeto y sensibilidad hacia el prójimo. Mencionó especialmente a jubilados, jóvenes, personas con discapacidad y estudiantes universitarios como ejemplos de colectivos sobre los que —según él— recae el mayor impacto de las decisiones gubernamentales.
Uno de los puntos más llamativos de su intervención fue la referencia a lo que describió como un uso desproporcionado de la fuerza de seguridad. Para ilustrarlo, recordó la reciente marcha al Congreso, de la que participaron apenas “70 jubilados y mil policías”. Según Fernández, ese tipo de despliegues revela una mirada autoritaria desde el poder y un intento de disuadir la protesta social a través de la intimidación.
En paralelo a sus críticas de gestión, Fernández utilizó una metáfora histórica para expresar su preocupación por lo que considera una creciente pasividad de la dirigencia política frente a los avances oficiales. Trajo a colación el célebre poema de Martin Niemöller, el pastor luterano alemán que alertó sobre las consecuencias del silencio ante la persecución de minorías durante el nazismo. Para el exfuncionario, la comparación sirve para explicar su temor a que la sociedad y la clase política naturalicen vulneraciones de derechos hasta que ya no quede margen para reaccionar.
Con esa idea como eje, lanzó un llamado directo a la acción: “¿Qué pasa que nadie la levanta?”, preguntó en referencia a la ausencia de voces más contundentes frente a lo que considera abusos de la administración. Según su lectura, existe una dirigencia que “se esconde atrás de los malvones” mientras se avanza sobre garantías básicas.
La entrevista también estuvo atravesada por su reciente absolución en la causa Fútbol para Todos, un expediente que calificó como emblemático de lo que definió como “persecución macrista”. El tribunal que lo juzgó a él y a Jorge Capitanich declaró la nulidad de la acusación fiscal al no hallar un tipo penal aplicable a su actuación durante la gestión del programa. Para Fernández, la causa fue parte de un esquema destinado a “ensuciar gente”, con especial responsabilidad atribuida a la diputada Graciela Ocaña, quien había motorizado la denuncia inicial.
Al referirse en detalle a su rol en FPT, el ex ministro defendió su actuación y aseguró que su gestión se distinguió por la transparencia: “Cuidamos hasta el último centavo”, sostuvo, al remarcar que cada acción del programa tenía “trazabilidad” comprobable. Esa reivindicación personal la vinculó de inmediato con un mensaje político más amplio: las causas judiciales dirigidas contra exfuncionarios, dijo, no solo buscan responsabilizar penalmente, sino desgastar la credibilidad de la dirigencia opositora.
Aunque sus palabras mantienen el mismo tono combativo que lo caracterizó en otras etapas, en esta oportunidad Fernández buscó colocar el foco en lo que entiende como un riesgo institucional. Con una oposición fragmentada y una sociedad marcada por la incertidumbre económica, el exjefe de Gabinete considera que el verdadero desafío es evitar que el deterioro institucional avance sin resistencia. A su juicio, el silencio, más que la confrontación, es hoy la amenaza principal.