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Cómo la expansión del régimen de Irán en Bolivia encendió las alarmas por la seguridad de América Latina

INTERNACIONALES 17/04/2024 Simón DERONDA
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La reciente firma de un memorándum de entendimiento entre Bolivia y el régimen de Irán ha suscitado una ola de preocupación entre expertos en seguridad y defensa dada la profundidad y el alcance potencial de este acuerdo en la geopolítica regional.

Según el Doctor en Estudios Americanos y experto en seguridad, quien anteriormente lideró el Estado Mayor del Ejército de Chile, John Griffiths, el tratado no solo es un paso más en la creciente relación entre Bolivia e Irán, sino también un motivo de alarma debido a sus implicaciones en tecnología militar y capacidad de inteligencia.

 
Desde 2007, Bolivia e Irán han estrechado lazos, culminando en acuerdos como los de julio del año pasado que parecen sobrepasar los inicialmente declarados fines de control fronterizo y lucha contra el narcotráfico. Según el experto, “la posibilidad de que Bolivia adquiera drones, sistemas avanzados de inteligencia, ciberseguridad y cohetería, plantea un escenario que no podemos ignorar”.

“Lo que es más alarmante no es solo la firma del acuerdo, sino la opacidad que lo rodea. No conocer los detalles puede ser un riesgo significativo para la seguridad nacional”, advirtió. Irán, conocido por su enfrentamiento con Estados Unidos y su alianza con Venezuela, parece buscar en Bolivia un nuevo socio estratégico en Sudamérica.

 
Las relaciones entre el Movimiento al Socialismo (MAS), partido gobernante de Bolivia, y el régimen iraní son estrechas desde el primer mandato de Evo Morales en 2006. La amistad se ha manifestado en visitas de alto nivel, como la del ex presidente iraní Mahmud Ahmadinejad en 2012, y la creación de un canal de televisión iraní en el país, que difunde contenido islámico.

Además, el MAS ha promovido la apertura de institutos para el estudio del islam y la construcción de mezquitas. Estos lazos se vieron interrumpidos durante la presidencia interina de Jeanine Áñez, pero fueron restablecidos por Arce al asumir el cargo en noviembre de 2020.

Griffiths expresó su inquietud respecto a las capacidades que Bolivia podría desarrollar a partir de este acuerdo. “No podemos ser ingenuos frente a la adquisición de estas tecnologías por parte de Bolivia. Los países vecinos tomarán nota de esta situación”, afirmó.

En Argentina, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se mostró particularmente preocupada por el ingreso desproporcionado de alrededor de 700 ciudadanos iraníes a Bolivia en los últimos tiempos, lo cual podría estar vinculado a la implementación del acuerdo de defensa.

“Nosotros consideramos que son miembros de la Guardia Quds, que es una guardia llamada revolucionaria, y es como un brazo armado también del Estado islámico iraní”, dijo Bullrich. La seguridad regional también ha sido protagonista en las discusiones del Senado de Estados Unidos acerca de la presencia de Hezbollah en América Latina, lo que podría implicar operaciones en la triple frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil.

“Lo que ocurre en general es que estas instituciones tienen presencia en todos lados, porque tienen que buscar financiamiento, no es descartable que estén en la región. Se ha dicho que en la zona de la triple frontera, en Paraguay, Argentina y Brasil. Pero se requieren antecedentes concretos respecto de qué se trata. Si se trata de células activas militarmente o se trata de apoyo económico o político. Eso se tiene que clarificar, para tener respuesta a las preguntas que nos hacemos, se requiere un sistema de inteligencia robusto... Que hoy en día no lo tenemos”, agregó el experto chileno.

Durante la entrevista con el portal Ex-Ante, Griffiths planteó una interrogante que sigue sin respuesta: “¿Quiénes están involucrados en el acuerdo entre Bolivia e Irán?” “Si son turistas no hay problema, pero si hay gente que es parte de este acuerdo y dan asesoría, viene a ratificar lo poco que conocemos de este acuerdo entre Bolivia e Irán”, dijo.

El interés del régimen persa en la región no es meramente político o ideológico, sino también económico. Bolivia, rica en recursos como el litio y el uranio, emerge como un socio crucial para Teherán en términos de acceso a materias primas esenciales para el desarrollo militar y tecnológico.

“Bolivia tiene nueve departamentos, en su división administrativa, y el uranio se encuentra con mayor o menor grado en siete de los nueve. Y tiene muchos recursos minerales que son de gran importancia para una potencia regional que quiere hacer un desarrollo militar. ¿Cuál es entonces el interés de Bolivia en Irán? Aparte de lo que puede ser ideológico, es que a cambio puede obtener determinados tipos de armas”, afirmó Griffiths.

Por su parte, Bolivia podría beneficiarse de un aumento en su poder de disuasión a través de nuevas capacidades militares, lo que según el ministro de defensa iraní, transformaría significativamente la percepción de poder en la región. Sin embargo, este cambio podría generar inquietudes entre los países vecinos sobre cómo contrarrestar estas capacidades emergentes.

Joseph Humire, director ejecutivo del Center for a Secure Free Society, ha expresado su preocupación, señalando que Bolivia como nación no se beneficia, sino que el gobierno recibe apoyo significativo de Irán en aspectos relacionados con la permanencia en el poder, incluyendo el manejo de la oposición, la militarización de fronteras y la formación de milicias, así como en su posicionamiento regional.

El gobierno de Bolivia, junto con Venezuela, Nicaragua y Cuba, ha consolidado una alianza basada en la resistencia conjunta a las políticas de Estados Unidos. Desde la administración del difunto Hugo Chávez, Teherán ha mantenido una relación cercana con Caracas, la cual se ha fortalecido en el tiempo.

En los últimos años, el régimen iraní se ha posicionado como un aliado clave de la dictadura venezolana, especialmente notorio desde el año 2020, cuando el país caribeño enfrentó una grave crisis de gasolina y recurrió a Irán para la adquisición de combustible. En Nicaragua, Daniel Ortega, también ha emergido como un firme aliado de Teherán apoyando abiertamente su programa nuclear.

Durante una visita a Managua del ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian, ambos países firmaron un memorando de entendimiento que abarca cooperación y consultoría pública.

Paralelamente, Irán y Cuba mantienen una alianza política estrecha, uniendo fuerzas en su apoyo a Venezuela y en su oposición a Estados Unidos, nación que ha impuesto sanciones a todos estos países por sus graves violaciones a los Derechos Humanos.

Fuente: Infobae

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