El desbande en el PRO, primer desafío para Gisela Scaglia

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La del PRO de Santa Fe parece ser una interna sin fin. Pasaron más de siete meses desde que Gisela Scaglia fue entronizada como presidenta tras doblegar la resistencia de Federico Angelini. Sin embargo, desde allí la situación empeoró y se coronó con el anuncio de dos diputados de romper con Unidos para Cambiar Santa Fe.

Hace unos meses, el PRO estaba dividido en dos espacios, uno más cerca Maximiliano Pullaro que el otro. Había, también, un tercer sector liderado por Gabriel Chumpitaz, más pequeño pero alineado sin dobleces con el gobernador. Hoy, tras un acuerdo de unidad que parecía un punto de partida, todo empeoró: comenzaron las fugas angelinistas de la mano de José Núñez, a las que se sumó el otrora pullarista Chumpitaz.

En pleno desbande, se acerca el cierre de listas. Scaglia quiere tres lugares en la lista de convencionales, entre ellos el segundo para ella y así reeditar la fórmula con Pullaro. Ese casillero también es deseado por el socialismo, que propone a Clara García, y por Julián Galdeano, para Carolina Losada. Conspira contra ella cierto rechazo -que se le atribuye a Felipe Michlig- a que la línea sucesoria esté en la lista. Tiene, sin embargo, un activo que la posiciona mejor que nadie: es la vicegobernadora.

Las críticas a la conducción de Gisela Scaglia
La galvense logró el cargo más importante de la historia del macrismo en la Bota y eso le permitió reclamar para sí, con toda legitimidad, la presidencia del PRO. Sin embargo, quienes se ubican en la vereda de enfrente se quejan de actitudes “revanchistas” de su parte. “Ya es presidenta y sigue sin salir de la interna”, repiten. En la Casa Gris empiezan a asomar, con cautela para no dañar a una figura importante del gobierno, opiniones similares.
Sus enemigos remarcan una y otra vez que el PRO no forma parte de la mesa chica de Unidos. Es cierto que ese lugar estuvo reservado para radicales y socialistas en las discusiones más importantes que enfrentó la coalición, como la reforma constitucional o la renovación de la Corte Suprema. También es cierto que, con un bloque de tan solo tres escaños, es difícil obtener una silla allí.

Hay otras razones que conspiraron contra el rol del PRO en Unidos. Una es externa: el surgimiento de La Libertad Avanza diezmó la potencia electoral del sello, su principal activo. Otra es postulada por el angelinismo: Scaglia aprovechó los fierros estatales, validada por Pullaro, para imponerse en la interna, lo que a corto plazo le sirvió para ser elegida presidenta, pero a la larga le significó una deuda de gratitud con el gobernador, que le impide enfrentarlo.

La sociedad Núñez-Chumpitaz
En el bloque de diputados del PRO de Santa Fe hay una especie de acuerdo tácito de colaborar mutuamente a la hora de renovar sus escaños. Este año le toca a Chumpitaz, que sabe que en el PRO no le van a poder garantizar un lugar con posibilidades. Atrás quedaron esos tiempos en los que capitalizaba el haber sido el primer macrista en acercarse a Pullaro y pugnaba por ser su ministro de Seguridad. Por la razón que sea, sus acciones bajaron dentro de la coalición y por eso fijó proa a La Libertad Avanza.

Núñez reconoció en sus declaraciones que el pase a la tropa de Javier Milei no estaba cerrado. En el entorno de ambos diputados confían en el ostensible vínculo con Patricia Bullrich y avisan que también tienen nexos con Martín y Lule Menem, los operadores designados por Karina Milei. En Casa Gris sospechan de la mano de Santiago Caputo. ¿Y Federico Angelini? Enfocado en la gestión, se corrió de la política, pero todos le atribuyen un rol en el salto: Núñez es uno de sus socios más antiguos, encumbrados y confiables.

La elección a convencionales constituyentes entra en la ecuación. Ambos diputados quieren disputarla no solo para mostrarse como exponentes del relato libertario, sino también para posicionarse en el electorado rosarino. Chumpitaz aspira a ser candidato en ese departamento con la mira en la disputa por ser el sucesor de Pablo Javkin en 2027. En ese sentido, en marzo lanzará su espacio Rosario Libre. Dicen a su lado que las mediciones que mandó a hacer en la cuna de la bandera le sonríen.

Eso sí, ninguno piensa pedirle a su gente que abandonen los cargos que ocupan en el gobierno. “Los acuerdos políticos no se rompen”, dicen. En la Casa Gris no parece que vayan a pedir esos lugares: es el precio a pagar para tener menos pedidos en las listas. Para Scaglia, en cambio, es un aprieto: sufre la presión de los propios que piden que expulse a Núñez del partido -Chumpitaz no está afiliado-, pero si lo hace y el gobernador no los expulsa del gobierno, se vería desautorizada.

Cristian Cunha, el electrón suelto
En medio del caos, surgió un electrón suelto: Cristian Cunha, expresidente del PRO y actual secretario de Cooperación. Fue el mascarón de proa de la resistencia angelinista, pero ahora libra una interna con Núñez porque considera que el futuro está en Unidos. Sin embargo, eso no significa que coincida con Scaglia, ya que también cree que el PRO podría tener mayor protagonismo en la coalición.

Algo raleado tras ser la cara de la derrota, el gobierno le encomendó Objetivo Dengue, un plan que repartió recursos para combatir el mosquito por toda la provincia. Gracias a eso, ganó algo de visibilidad. Su postura de no sacar los pies del plato de Unidos le subió algunas acciones en la valoración de la Casa Gris. Ambición hay, hace pocos días apareció publicidad suya en redes sociales.

CON INFORMACION DE LETRAP.

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