El peronismo intenta sacarse el rabo de entre las patas
El peronismo sufre el Síndrome de Alberto -lo mata la culpa por haber dejado al país a merced de Javier Milei-, pero, casi diez meses después de dejar el poder en manos de la ultraderecha, intenta sacarse el rabo de entre las patas. Se notó este jueves: aunque se quedo atrás, bien al fondo, sin pisar siquiera la plaza del Congreso, participó de la marcha en defensa de las universidades.
La columna de La Cámpora marchó y lo hizo ruidosamente, pero a contrapelo, por la calle Sáenz Peña, la que bordea la plaza del lado del río, perpendicular a Avenida de Mayo. Subió unos metros por Rivadavia, pero unos metros nomás. Cantó que ahí estaban "los soldados de Perón", pero se mantuvo en la retaguardia. A 200 metros, en el Instituto Patria, Cristina Fernández de Kirchner seguía reapareciendo con uno de sus habituales actings de espontaneidad: salió al balcón a saludar, defendió a la universidad pública con el argumento tan peronista de la movilidad social y se chocó (ups!) con una cámara de C5N. Santas casualidades.
Pegado pero debidamente a distancia de La Cámpora, Guillermo Moreno también marchó, cortito y por la vereda, como pide Patricia Bullrich. Le dijo a Letra P que el peronismo "va a tener dos candidatos: Cristina y Moreno", así, en tercera persona, como Maradona.
En la marcha universitaria anterior, la del 23 de abril, Malena Galmarini le dijo a este cronista que no era tiempo, en ese momento, de que la política liderara la protesta contra el ajuste de Milei, sino que convenía que se limitara a acompañar el reclamo social. Cinco meses y medio después y a la semana siguiente de que el INDEC lanzara la bomba de la pobreza del 53%, Letra P le preguntó si ya era tiempo. "Y... empieza a ser tiempo", aceptó.
En abril, Sergio Massa le dijo a este portal que había ido a la marcha solo en rol de padre, a acompañar a su hija. Este miércoles volvió a asomar su cara ausente y el país volvió a recordar su voz. Con todo, la columna del Frente Renovador se estacionó en Avenida de Mayo, a dos cuadras de la plaza. Hasta ahí, al fondo, bien atrás.
Misma prudencia -más allá de derrapar de nuevo con sus alusiones a supuestos vicios de la ministra de Seguridad- mostró Pablo Moyano, que también condujo la columna de Camioneros solo hasta los conurbanos de la marcha.
El peronismo, atrás de la izquierda
Dato folclórico revelador: el peronismo marchó atrás de la izquierda trotskista. Antes, solía invitarla gentilmente a retirarse de las plazas que estaba dispuesto a copar.
Otras expresiones de la política tradicional demonizadas por el Huracán Javier exploraron este miércoles la plaza de la clase media. La UCR fue protagonista porque juega de local en la comunidad universitaria, pero también orbitaron el Congreso Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió, por ejemplo. El ex jefe de Gobierno porteño cobró: le revolearon agua en la espalda y un par de gritos. Apuró el paso y tomó distancia acompañado de dos personas.
La política huele sangre en el mar embravecido de la era libertaria. Al menos, nota que las corrientes parecen estar cambiando y que el clima social se le empieza a enrarecer al Gobierno, como van advirtiendo las encuestas y como la propia Casa Rosada deja entrever en la morosidad para vetar la ley que recompone el salario que pagan las universidades.-hasta el cierre de esta nota no había novedades, pero el tuitazo presidencial nunca debe ser descartado-.
¿Arranca o no arranca?
El peronismo es otra cosa: por el exitosísimo fracaso del gobierno de Alberto Fernández y CFK, a los soldados de Perón se les imputa la paternidad del Frankenstein que hoy gobierna la Argentina a golpes de motosierra y ajustes históricos que ponen otra vez, por enésima vez, a la clase media haciendo equilibrio o directamente cayendo debajo de la cuerda floja de la pobreza.
Por eso el peronismo, acostumbrado a llevarse la historia por delante, ahora camina pisando huevos, como un pollito mojado, con el rabo todavía entre las patas. ¿Cuánto tiempo más llevará?
* Para ww.letrap.com.ar