Diez meses de una mala gestión en donde nada cambió y todo empeoró
Los pecados capitales son siete: La lujuria. la ira, la soberbia, la envidia, la avaricia, la pereza y la gula. Leonardo Viotti tiene algunos de ellos desde hace mucho tiempo, otros está comenzando a tener, solo uno por ahora está lejos de él, pero también ronda su por ahora mal gobierno que ya lleva diez meses de gestión con resultados muy adversos a dañinos para toda la ciudad.
Viotti asumió el 10 de diciembre de 2023 y una ráfaga de aire fresco esperanzó a los rafaelino. Luego de 13 años consecutivos de Luis Castellano en el poder y más de 30 años de gobierno peronista , Rafaela rompió una hegemonía casi dinástica y parecía que los valores de una ciudad que supo ser ejemplo para la provincia se recuperarían con la llegada de Leonardo Viotti al poder, un dirigente joven con ideas remozadas y un equipo sin compromisos previos y con ganas de hacer las cosas bien. Todos los que amamos la alternancia en el poder, los que creemos que los gobiernos no pueden ser eternos y que hay que darle paso a las ideas nuevas y sin las ataduras que la "eterna" permanencia en el poder provoca, nos ilusionamos y mucho, creímos en Viotti y lo apoyamos, pensamos que un nuevo tiempo comenzaba para bien de la ciudad.
Apoyamos sin condicionamientos el gabinete que el nuevo intendente armó y estuvimos convencidos que era el mejor que podía armar. Fuimos los primeros en salir a defender la designación de su hermano (Iván) en un puesto clave, entendiendo que la confianza jugaba un rol fundamental y nada mejor que el propio hermano para ocupar ese puesto, y le extendimos el cheque en blanco, el crédito que indudablemente debe tener todo funcionario de un ejecutivo nuevo.
Las realidades de la ciudad indicaban que el período de adaptación debía ser el menor posible, la realidad del país pedían agudizar el ingenio desde el minuto uno y Viotti era consciente que la "luna de miel" iba a ser muy corta, que no había tiempo que perder y que resultaba imprescindible trabajar a destajo desde el mismo momento de la asunción, esa era la realidad con que se encontraba el primer intendente no peronista de Rafaela después de más de tres décadas.
A poco tiempo de asumir vimos que a Viotti le costaba "encontrarle la vuelta" a la ciudad, que la limpieza era sin duda alguna su talón de Aquiles y aspectos que hacen a la vida cotidiana de la ciudad se comenzaron a postergar. Durante casi dos meses el corte de yuyos fue un tema olvidado y sumado a que el centro de la ciudad está desde años invadido por las aves que hacen de las suyas y lo convierten en un verdadero gallinero, fueron las primeras luces de alarma que algo andaba mal, que algo no funcionaba.
Los accidentes en la vía pública se comenzaron a suceder con mayor frecuencia y las nulas campañas públicas al respecto fueron otro indicio desfavorable. Rafaela dejó de tener obras públicas, la ciudad se convirtió en un basural, nadie cortaba los yuyos en los barrios y no se hacía nada para que los rafaelinos no se maten en cualquier esquina de la ciudad. El caos del desgobierno comenzaba a dar los primeros pasos.
Uno de los primeros actos cuestionados del gobierno de Leonardo Viotti fue una compra discrecional de dólares realizada a pocos días de haber asumido, un hecho poco claro y que seguramente en su oportunidad va a dar que hablar.
Pasaron los primeros meses y comenzamos a observar un defecto que los que habíamos tratado a Viotti conocíamos pero pensábamos que el alto cargo que le tocaba ocupar lo iba a hacer desaparecer: La soberbia comenzaba a mostrar la cara más cruel de un intendente que se estaba equivocando y mucho. Junto a la soberbia hacía su ingreso otro pecado capital: La pereza. Viotti nunca fue un dirigente apegado al trabajo, quizá el siempre haber "trabajado" de político, salvo un breve período en una empresa privada, contribuyeron a esa faceta tan nefasta para toda persona pero más aún para un funcionario con las responsabilidades que el cargo que ocupa obligan a tener. Viotti a lo largo de estos diez meses de gobierno nunca comprendió que el cargo requiere estar 24/7, siempre atento, sin descanso, de lo contrario las consecuencias son las que hoy vemos en la ciudad. Viotti debe entender que es el intendente de Rafaela y que ya no está en campaña y en la vereda opositora, debe comprender que tiene que trabajar.
En el medio de los diez meses de gestión, al poco apego al trabajo, a la soberbia y a la pereza y a la alarmante falta de gestión, apareció un hecho que se puede decir lindó con el escándalo no sin descartar un posible acto de corrupción. El festejo del Día del Niño con el payaso Piñón Fijo, un artista con serios cuestionamientos por sus vínculos políticos con el extinto gobernador de Córdoba José Manuel de La Sota,que lo llevaron a tener denuncias de corrupción en su momento. Tampoco en Rafaela quedó muy claro cuánto cobró y eso fue tapado y silenciado. En este punto tampoco la oposición hizo muchas preguntas, era meterse con un tema de poco o negativo redito electoral y primo el egoísmo a la conveniencia de la ciudad.
También los cuestionamientos al desempeño de Iván Viotti comenzaron a ser más frecuentes, peleas internas y rumores oscuros empezaron a ser moneda corriente en calle Moreno. Pero el reciente viaje a Alemania seguramente es el más resonante, aunque quizá no el más grave, el tiempo dirá si está en el primer puesto del podio o si es solo un hecho más.
Los que en su momento defendimos la llegada de Iván Viotti al importante cargo que hoy ocupa nos quedamos con la boca cerrada y sin argumentos. Hoy el hermano del intendente es una verdadera piedra en el zapato, un salvavidas de plomo y centro de las mayores críticas. El intendente hace rato tendría que haber tomado una posición clara al respecto, quizá la soberbia en este caso puntual es donde mejor juega, a pesar del daño que provoca.
Diez meses al frente de la Municipalidad de Rafaela y la ciudad ni siquiera en punto muerto, el retroceso es notorio y el intendente no esta dispuesto a "recalcular", sus "pecados capitales" de base se lo impiden. Lo grave es que ya comenzaron a aparecer la Ira, la envidia, la avaricia y la gula, la lujuria por suerte no, al menos en el Viotti Leonardo.