JUDICIALES Ángel CHOLLET 10/10/2024

Falsificaba dólares en su casa, vivió en Paraguay con otro nombre y asesinó a su esposa

Daniel Bellini junto a Yann Etecheverry, con quien tuvo a Latido, su otro hijo varón, nacido en 2016, poco tiempo después de haber recuperado su libertad

“Yo no la maté, se suicidó”. Fue la síntesis con la que se defendió Daniel Bellini durante el juicio que debió enfrentar por estar acusado nada menos que de matar de un disparo el cráneo a su pareja de entonces, Morena Pearson, durante la madrugada del 21 de marzo de 2008. El autoproclamado “rey de la noche de la Argentina” –no del oeste como solían mencionarlo y no le gustaba porque tenía sabor a poco-, personaje del conurbano bonaerense archiconocido también como el dueño histórico del boliche Pinar de Rocha de Ramos Mejía llegaba otra vez preso para enfrentar a un tribunal, en esta oportunidad en una causa por asesinato.

Inmutable, con la frialdad que lo caracterizaba enfrentó el debate oral que se llevó a cabo en 2011 en el que pesaba sobre él una acusación más pesada que otras veces: “Homicidio simple agravado por el uso de arma en concurso real con tenencia ilegal de arma de guerra”. La justicia estaba llegando a la conclusión de que le disparó a su compañera de vida con la que había tenido una hija luego de una discusión que mantuvieron en la disco propiedad de Bellini.

La joven de por entonces 23 años trabajaba allí como bailarina de caño. Y según se reconstruyó en el debate y reconoció él como imputado, le hizo una escena de celos porque la observó danzando de manera provocativa con un colega, Iván Tellnow. El bailarín comprometió aún más a Bellini –por entonces de 58 años- cuando sumó al expediente sendos mensajes que le había enviado Morena a su teléfono celular luego de la discusión que ella mantuvo con su pareja, y decían: “Me separé de Dani porque cree que estoy con vos” y “me quiere matar”.

Esa madrugada Morena dejó abruptamente el boliche después de que Bellini le reprochara a los gritos su actitud cuestionándole la imagen que estaba brindando según su criterio. La chica se refugió en la casa que compartían a tan solo una cuadra del lugar. Pero él fue detrás de ella repitiendo que todo había terminado entre ambos.

Según los propios dichos de Bellini en el juicio, él luego regresó a Pinar de Rocha para hablar con un abogado que estaba allí. Y cuando volvió la encontró muerta en medio de lo que definió como un baño de sangre. La justicia no le creyó y demostró que fue él quien la había ejecutado.

Detalles más que importantes definieron la cuestión cuando el fiscal de Morón, Matías Rappazzo, investigó y descubrió que Morena no presentaba restos de pólvora en sus manos. Para colmo enseguida advirtió que la culata de la pistola nueve milímetros había sido torpemente limpiada para que no encontraran huellas, hecho injustificable si en verdad ella se hubiese matado. El funcionario además descubrió en el teléfono de la víctima más mensajes que ella misma mandó y recibió instantes antes del crimen, siempre de acuerdo con la hora de muerte certificada en la autopsia.

No fue todo. Cuando Rapazzo pidió las imágenes de las cámaras de seguridad de la disco, algunas claves tampoco estaban. La investigación continuó con pericias que la defensa de Bellini siempre cuestionó ya que demostraban por el tipo de impacto que no fue un autodisparo. Sin embargo insistían con el suicidio argumentando cuadros severos de depresión y una frágil salud mental de la víctima.

Bellini primero fue sentenciado a 16 años de prisión por el TOC 1 de Morón en 2011. Al año siguiente la Sala III de la Cámara de Casación bonaerense confirmó la condena, reduciendo la pena a 15 años, que finalmente terminó ratificando la Corte Suprema –todavía no existía el agravante por Femicidio que lo hubiese llevado a una reclusión perpetua-. A fines de 2013 fue beneficiado con una prisión domiciliaria con pulsera electrónica porque argumentó que padecía Mal de Parkinson. Tres años más tarde recibió otra atenuación de pena a través de salidas laborales y volvió a su reino: Pinar de Rocha. Hasta que en 2018 logró la libertad condicional tras completar las dos terceras partes de dicha condena.

Su “Casa de Moneda”
Los problemas de Bellini con el delito comenzaron a mediados de los 80 con denuncias variadas, desde presuntas defraudaciones, estafas y asociación ilícita hasta adulteración de firmas y tenencia de armas de guerra, de las cuales en su gran mayoría logró salir indemne. Pero en el año 91, como ya lo venían investigando por alterar documentación, en los Tribunales de Morón se recibió una denuncia por adulteración de moneda. Entonces allanaron su casona de Parque Leloir y grande fue la sorpresa de los investigadores cuando se encontraron con dos millones y medios de dólares contantes y sonantes a medio hacer, podría decirse.

Es que si bien la calidad del papel moneda y cada detalle de los veinticinco mil billetes de cien dólares hallados eran perfectos, sí restaba imprimir los correspondientes números de serie. De tanta calidad fue la impresión que no solo puso en alerta a la justicia federal sino a las autoridades y los agentes del Servicio Secreto de los Estados Unidos que viajaron expresamente para analizarlos en detalle.

Bellini más allá de realizar un trabajo tan artesanal como profesional en la imprenta que había montado, no tuvo en cuenta al adquirir el papel para el billete que todas las empresas que lo fabrican y lo proveen en el mundo son supervisadas y controladas desde Washington para evitar falsificaciones. Igual se las ingenió -o lo alertaron- acerca del procedimiento policial que se iba a realizar y no encontraron a nadie en la vivienda. Por eso de inmediato se le dictó la correspondiente orden de captura nacional e internacional.

Interpol pudo encontrarlo tres años después en un barrio privado en Ciudad del Este bajo una identidad apócrifa. Fue a parar a la cárcel de Tacumbú, situada en el barrio del mismo nombre de la ciudad de Asunción. El penal es el mayor centro penitenciario de Paraguay y uno de los más peligrosos del mundo. Allí debió pagar miles de dólares para que lo protegieran porque estaba en riesgo su vida por ser argentino.

Finalmente lo extraditaron a nuestro país. Su abogado, Víctor Stinfale, logró un cambio de carátula que resultó esencial porque el delito pasó de “falsificación” a “tentativa de falsificación de moneda”, ya que los billetes no estaban completamente terminados. Así Bellini resultó condenado a siete años y medio de prisión.

Ese 1994 fue más que complicado para él. En abril habían asesinado a Leopoldo Poli Armentano y a Bellini se lo mencionó durante las investigaciones porque se insinuaba que Poli le debía 300 mil dólares que le había prestado y nunca se los devolvió. Además se agregaba el rumor malintencionado de que eran rivales y se celaban porque ambos competían por el cetro de ser reconocidos como “el rey de la noche”. Lo cierto es que nada que lo involucrara se pudo comprobar.

Uno de los que más lo conoce es Nazareno, su hijo mayor, quien participó de la edición de Gran Hermano 2012 y sorprendió a sus compañeros y a los televidentes relatando episodios de la vida de su padre, quien por entonces estaba tras las rejas por asesinar a Morena Pearson. El joven mencionó al respecto que él le dio una explicación cuando hablaron de ese crimen. Práctico y frío como era le hizo saber que nadie inteligente mataría a su pareja en su propia casa y la dejaría allí, sino que la sacaría de la vivienda y la arrojaría en un foso. Ante el asombro y el desconcierto que esas palabras causaron, agregó además que sufrió su ausencia en su niñez y adolescencia porque trabajaba mucho y por el tiempo que permaneció en la cárcel.

Cuando recuperó la libertad y no padeció más encierros Daniel Bellini siempre siguió al frente de Pinar de Rocha. Allí también se volvió a enamorar, en este caso de una joven camarera, Yann Etecheverry con quien tuvo a Latido, su otro hijo varón, nacido en 2016. Hace muy poco, más precisamente el 26 de setiembre acaba de cumplir 75 años. “Bellini, the king of the night -el rey de la noche-”, puede leerse en el cap que luce en la foto con la que se presenta en su cuenta de Instagram, con su clásica mirada desafiante e indescifrable.

Fuente: Infobae