Un revés que expuso descoordinación entre el Senado y la Casa Rosada

POLÍTICA Federico MAYOL
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“Pasó los mensajes que tenía que pasar”, aseguraron desde el Senado, bien entrada la noche. A las 21.16, Victoria Villarruel publicó en la cuenta oficial de la red social X su propio descargo tras el rechazo de la Cámara alta al DNU de desregulación de la economía: en un video enrevesado de 51 segundos, dijo que su compromiso con Javier Milei y la Argentina “es inclaudicable” y que no pensaba convertirse “en Cristina Fernández de Kirchner”, cuestionada sucesivamente por su manejo discrecional del debate en la Cámara alta. Pero la vicepresidenta resaltó además que el Senado “es un poder independiente” y que “no hay gobierno sin institucionalidad”.

La tarde anterior, cuando empezó a olfatear que el decreto de necesidad y urgencia 70 ideado por Federico Sturzenegger -criticado incluso por los bloques aliados- corría peligro en el Senado, el presidente avaló la publicación de un comunicado oficial en el que expresaba su “preocupación por la decisión unilateral de algunos sectores de la clase política que pretenden avanzar con una agenda propia e inconsulta que, según la Casa Rosada, entorpecían “las negociaciones y el diálogo entre los distintos sectores de la dirigencia política”.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, explicó en la mañana de ayer, en su habitual conferencia de prensa, que el comunicado no estaba dirigido a Villarruel, y se mostró sorprendido por esa interpretación realizada por todos los medios, sin excepción.

Anoche, nueve minutos después del video que colgó la vicepresidenta en sus redes sociales, tras el duro traspié del gobierno en el Senado, la Oficina del Presidente comunicó desde la cuenta de X que Milei había interpretado el rechazo del DNU 70 “como un intento de socavar el Pacto de Mayo”, y que era “momento de que la clase política decida de qué lado de la historia quiere quedar”.

No hubo ninguna alusión explícita a Villarruel: ella tampoco había sido aludida con nombre y apellido en el comunicado del miércoles. No hizo falta. Hasta la medianoche, la vicepresidenta tampoco había reposteado en su cuenta de X la comunicación oficial del gobierno. En realidad, nunca lo hace. Es probable que esta mañana, Adorni vuelva a negar cortocircuitos entre el presidente y su vice. Pero el rechazo de ayer al DNU de desregulación de la economía, todavía vigente hasta que resuelvan en diputados, expuso la descoordinación entre el Senado y la Casa Rosada, y profundizó una vez más la estrategia de confrontación de Milei con buena parte del sistema político, “la casta”, que tanto rédito le dio hasta ahora en un sector considerable de la opinión pública.

Según la mayoría de las encuestas, Milei y Villarruel son los dos dirigentes mejor evaluados, seguidos por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Para los analistas, los números del presidente son sorprendentes porque, a diferencia de su vicepresidenta, que casi no da entrevistas y moldea una agenda paralela a la del gobierno, absorbe todo el costo del ajuste feroz que implementó a partir del 10 de diciembre y que incluye la licuación de sueldos y jubilaciones.

Para el presidente, el DNU 70 es una pieza fundamental de su plan de desregulación de la economía, y su rechazo de ayer por parte del Senado constituye, según el comunicado oficial, un atentado a la convocatoria del 1 de marzo, a la firma del Pacto del 25 de Mayo en Córdoba. En lo inmediato, intoxica además las negociaciones en torno a la ley de bases que la Casa Rosada giró este jueves a los gobernadores, para tratar de consensuar su aprobación junto al paquete fiscal que incluye la restitución del Impuesto a las Ganancias, un pedido no solo de buena parte de los jefes provinciales si no también del Fondo Monetario.

Ayer, el Senado fue un hervidero. Por las repercusiones del comunicado de Presidencia de la tarde anterior y la indisimulable falta de coordinación con la Casa Rosada. “El gobierno tomó la decisión de no colaborar”, resaltaron cerca de la vicepresidenta minutos antes de la votación -fueron 42 votos en contra de esa moción, 25 a favor y cuatro abstenciones-, visiblemente fastidiados. “Acá todos quieren ayudar, pero nadie puede. No hay nadie trabajando: hay senadores a los que no les dieron ni una delegación nacional en sus provincias”, agregaron. Y abundaron: “La única que habla para que esto salga bien es Villarruel, y ahora encima está bajo fuego”.

La interlocución entre la vice y la Casa Rosada es escasísima. En el Senado hay una creciente inquietud, además, por el nivel de los ataques que circulan en las redes sociales.

La ex diputada, por caso, había querido oponerse a la decisión del Ejecutivo de suspender el aumento en la dieta de los legisladores, un tema sensible que atraviesa al Parlamento.

Anoche existían una serie de versiones sobre supuestas negociaciones previas a la discusión en el Senado con un grupo de gobernadores que, a la luz de los hechos, de mínima no llegaron a buen puerto. Por ejemplo, Misiones, Santa Cruz, Río Negro o Entre Ríos. Un senador peronista de una de esas provincias que podría haber meditado su rechazo le confirmó a este medio que no recibió ninguna sugerencia del Ejecutivo. “El presidente tiene que reconfigurar su estrategia”, aseveró anoche.

Neuquén es, tal vez, uno de los casos más resonantes porque su gobernador, Rolando Figueroa, estuvo por la tarde en el Ministerio del Interior junto al ministro Guillermo Francos y Nicolás Posse, el jefe de Gabinete, y Carmen Lucila Crexell, la senadora de ese distrito que tiene diálogo fluido con el jefe provincial, votó en contra del DNU. Según trascendió, la legisladora, que estaba decidida a no acompañar al gobierno, habló con el gobernador antes y después de ese encuentro, y en la previa de la votación. No recibió ninguna indicación.

Por incapacidad o debilidad parlamentaria, o la lógica en el sistema de toma de decisiones implementado por Milei y su mesa chica, integrada por su hermana Karina y Santiago Caputo, lo cierto es que la Casa Rosada no activó en la previa de una segura derrota ningún mecanismo de negociación para tratar de torcer el destino.

Por el contrario, el gobierno intentó capitalizar el traspié con la profundización de su estrategia de confrontación con el sistema que, por ahora, le sirvió a Milei para robustecer la adhesión de su electorado, motorizada principalmente por una eficiente y agresiva campaña en redes sociales, el terreno que mejor le sienta al presidente.

Ayer, la Casa Rosada utilizó esa herramienta para señalar a los 42 legisladores que se inclinaron por el rechazo del DNU 70. El más apuntado fue Martín Lousteau -muy enfrentado con Milei-, el presidente del comité nacional de la UCR que, anoche, abandonó satisfecho el recinto, a pesar del implacable acoso digital de los seguidores libertarios. “Está muy convencido de lo que hizo”, señalaron en su entorno.

Ahora, la pelota pasó a Diputados: el gobierno buscará dilatar el tratamiento del decreto de necesidad y urgencia en paralelo a la negociación de la Ley Ómnibus que ya fracasó en ese recinto. Este miércoles, la Casa Rosada había logrado desactivar la sesión impulsada por Juan Manuel López, el jefe de bloque de la Coalición Cívica, para tratar su proyecto de reforma previsional que ataba los aumentos jubilatorios al Índice de Precios al Consumidor del INDEC desde abril con un retroactivo del 20% para compensar la licuación en los haberes durante el primer trimestre del año. El proyecto del Ejecutivo, incluido en la ley de bases, establece una fórmula similar, pero con una compensación del 10%.

Los radicales referenciados en Lousteau no dieron quórum. El día anterior, habían amagado con bajar el recinto, pero a último momento no aparecieron. En la Cámara baja confiaron en que, en paralelo, el ministerio de Capital Humano aumento un 70% el presupuesto universitario, un rubro que ese sector de la UCR sigue con especial atención. Cerca del presidente del comité radical explicaron que ese incremento en las partidas para las universidades ya se negociaba desde hacía rato, que se publicitó en esas horas para intentar neutralizar el paro de docentes universitarios previsto para este jueves, y que nada tuvo que ver con la sesión fallida por la fórmula jubilatoria. Lousteau, además, ya sabía que, en la noche de ayer, le propinaría al gobierno un duro revés.

Fuente: Infobae

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