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Capri, la isla de los sueños

TURISMO 24/06/2024 G24N G24N
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Capri es perfecta para descubrir a pie, paso a paso, entre los restos de las villas de los emperadores romanos y antiguas residencias, legado de todos aquellos que se enamoraron de la isla entre los siglos XIX y XX. Capri no es solamente actualidad y glamour: Capri tiene para ofrecer una historia extraordinaria, un mar espectacular, un paisaje sin parangón y una oferta hotelera de la máxima refinación. 
 
Qué ver en Capri
    
 Te darás cuenta a primera vista: la fama de la que goza Capri es merecida.

Su accidentada geología ofrece infinitos miradores sobre el mar: altos acantilados que caen en picado al agua, riscos intransitables flanqueados por terrenos menos escarpados y aterrazados. Cuenta con una naturaleza más que generosa, un clima ideal y una variedad de especies botánicas bastante poco habitual: se han llegado a contar 850, gracias también a la llegada de numerosos viajeros que venían a vivir a la isla y traían con ellos semillas y plantas de los cinco continentes.

El mar es impresionante, con cuevas y grandes rocas que emergen del agua. Capri cuenta con una cronología llena de sucesos, historias y personajes, entre los que se encuentran emperadores romanos y miembros de la aristocracia europea que la redescubrió en el siglo XIX. Capri merece que se le dedique tiempo: sería una verdadera lástima venir solo por un día y con prisas, pues no nos permitiría captar su genius loci.

Una vez en el puerto, hay que tomar el funicular hasta la famosa Piazzetta, una encantadora plazoleta presidida por la torre del reloj con terrazas de café y un balcón con vistas al mar, encrucijada obligada de todos los caminos que llevan a descubrir la isla.

En media hora desde la Piazzetta, siguiendo las flechas de cerámica azul y verde, un cómodo camino entre los jardines de preciosas casitas conduce a Villa Jovis, el magnífico sitio arqueológico con vistas al mar frente a Punta della Campanella en la península de Sorrento. Fue uno de los palacios con los que el emperador Tiberio convirtió a Capri en la caput mundi durante una década, del 27 al 37 d.C.

Un poco más adelante se encuentra Villa Lysis, una casa que se puede visitar y que fue construida por un excéntrico francés, Jacques Fersen, como refugio romántico en medio de un parque. Otra villa del siglo XX digna de mención es la que el escritor Curzio Malaparte hizo construir sobre el acantilado, un ejemplo de arquitectura racionalista: la casa es privada, pero se puede ver desde arriba desde via del Pizzolungo.

Desde la Piazzetta, si nos dirigimos hacia el sur, llegaremos a la Certosa di San Giacomo, un monasterio que data de la Edad Media. Desde aquí, podemos tomar via Krupp, considerado por muchos como “el camino más bonito del mundo”. Este sendero fue construido por el rey alemán en 1902, pero ha sido cerrado en varias ocasiones a causa de los desprendimientos de tierra.

Recomendamos bajar a los Giardini di Augusto, un jardín botánico con vistas al mar, para llegar a la ensenada de Marina Piccola con su playa rocosa y un precioso mar turquesa.

Desde aquí podemos volver a subir hacia el cementerio monumental Acattolico, desde donde sale el camino a Anacapri. 

Fuente: Italia.it

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