Emmanuel Álvarez Agis: "La no acumulación de dólares es el talón de Aquiles de este programa"

ECONOMÍA Juan Strasnoy Peyre*
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En días plagados de anuncios zigzagueantes por parte del Gobierno, Emmanuel Álvarez Agis consideró que los vaivenes en el programa oficial están en la base de los últimos sacudones que hubo en los mercados y generan incertidumbre en los agentes económicos.

En una entrevista con Ámbito, puso el foco en las renovadas condiciones de Javier Milei para la apertura del control de cambios: “Si esperamos que la inflación llegue a 0%, es probable que lleguemos a la elección de medio término con cepo”. Es que, para el ex viceministro de Economía de Axel Kicillof, el Gobierno está desacelerando el IPC no por la emisión cero, sino por el atraso del dólar y una demora en los ajustes tarifarios. Así, sostiene que antes de que llegue 0%, “nos vamos a quedar sin dólares”.

Mate en mano, en las oficinas de su consultora PxQ, Álvarez Agis afirmó que el Gobierno abandonó su plan original, que “la no acumulación de dólares es el talón de Aquiles de este programa” y que este esquema necesita de una recesión larga. Como contracara, planteó que la oposición paga el costo de no tener un programa serio de desinflación. A continuación, la charla que mantuvo con Ámbito durante la última semana.

Periodista: ¿Cómo ve la situación económica? ¿En qué momento del plan económico del Gobierno estamos?

Emmanuel Álvarez Agis: Estamos necesitando pasar del plan de emergencia al plan de estabilización. Y ahí me parece que el Gobierno, sin darse cuenta, está mandando una señal muy negativa: cada mes se agrega una nueva condición para salir del cepo. No es que sea un problema si el Gobierno tiene muchas condiciones para salir del cepo o pocas; eso es una circunstancia de derivada del diagnóstico que tengan. Pero primero la condición era “hay que sanear el balance del Banco Central”. Al mes, dijo “hay que sanear la hoja del BCRA y hay que solucionar los puts”. OK. Y al otro mes dijo “hay que sanear la hoja del Banco Central, hay que arreglar lo de los puts y hay que esperar que la inflación vaya a 0%”. Yo estoy de acuerdo con el Gobierno en que es muy injusto pedirles fechas para la normalización de esta situación, pero sí creo que tendrían que ser explícitos respecto de las condiciones. Cuando cada mes se agrega una condición, da la idea de que las cosas no salieron como lo habían planeado. Sobre todo porque esa condición se agrega a partir de un mal resultado, por ejemplo, vender reservas en junio, que suba la brecha cambiaria, que se demore el acuerdo con el Fondo. Entonces, el mal momento en lo financiero (porque en lo económico ya sabíamos que esto era recesivo) me parece que responde a esa incertidumbre.

P.: ¿Qué es lo que más agita al mercado?

E.A.A.: En ningún plan estaba incluido vender dólares en junio. Eso fue un mal resultado y no hay forma de mirarlo de otra manera. Y, segundo, creo que hoy se queda bastante claro que el Gobierno en la mitad del río cambió el programa. Ni hablar de la dolarización, que ya quedó en el olvido; pero del ajuste inicial, que tenía una fuerte carga de aumento de tarifas en el primer trimestre del año, hoy pasamos a que todavía queda por hacer como un tercio de ese aumento. Y mes a mes uno ve al Gobierno con el objetivo de que la inflación baje pero no con las estrategias del ancla fiscal y de la emisión cero, sino con las posponer ajustes de precios que eran necesarios. Este mes estaba previsto que la nafta subiera 15% y no va a pasar. Pasamos de “precios libres en las prepagas” a “no se muevan más arriba del IPC”. Ni que hablar las tarifas. Hoy la inflación no baja por la emisión cero, baja porque atrasamos el tipo de cambio y las tarifas. Las últimas veces que hicimos eso salió mal. Y el mercado ya le empieza a ponerle precio a una situación, que sería muy insólita, que es que terminemos con un gobierno libertario con cepo. Nadie pretendía salir del cepo el día uno pero, cuando el Presidente le va agregando una condición por mes a la salida del cepo, uno empieza a pensar “tal vez pensaban que era más fácil y ahora no saben cómo hacerlo”.

P.: En ese marco que está describiendo, ¿cree que tienen posibilidad de reencauzar las expectativas?

E.A.A.: Creo que hay un problema de origen y un problema más coyuntural. El problema de origen es que el Presidente es representante de una teoría económica en la cual solo él cree. Ningún economista en Argentina, ni siquiera el actual ministro de Economía, pensaba el 9 de diciembre que el problema eran las Leliq o los Pases. Creo que a veces al equipo económico le toca implementar una teoría económica que no está muy clara hacia dónde nos dirige. Ahora, el problema coyuntural creo que es un poco más sencillo: el Gobierno se dio cuenta de que la recesión económica a la cual estaba sometiendo a la población era muy grande y que no tenía ninguna buena noticia que dar, y que esa situación se iba a perpetuar durante muchos meses. Entonces, decidieron cambiar de caballo en la mitad del río y decir: “Empecemos a dar la buena noticia de que la inflación baja todo el tiempo”. Pero la buena noticia es a costa de cambiar el programa: de no ajustar tarifas, de no ser tan drásticos con el ajuste fiscal e incluso de atrasar el dólar, cosa que no estaba originalmente planeado. ¿Están a tiempo de reencauzarlo? Completamente. Crisis económicas en Argentina significa dólar a $2000, no a $1.400. Ahora, mi preocupación es que el Gobierno, en vez de reencauzar, acelera por el mismo rumbo. Un rumbo que, insisto, no es su programa original. No es que nosotros le estamos diciendo al Gobierno que el ajuste fiscal es muy grande, que la recesión es muy profunda y va a romper todo antes de que la inflación baje. Ese era el riesgo del programa original.

P.: ¿Y el riesgo de este?

E.A.A.: El riesgo de este es que están atrasando el dólar y las tarifas adentro de un cepo, que es lo que llevó a los anteriores gobiernos al fracaso. Obviamente, hay un aliciente: este Gobierno tiene cepo, atraso de tarifas y atraso de tipo de cambio desde valores más razonables y con superávit fiscal, no con déficit. Entonces, el margen que tiene es un poco más amplio. Pero si La Libertad Avanza llega la elección de medio término con cepo, es poco probable que llegue con estos niveles de brecha; probablemente va a llegar con una brecha más alta. Porque creo que el mercado en el primer trimestre se ilusionó con un Presidente que se iba a llevar todo puesto, que iba a hacer un ajuste fiscal en dos minutos, iba a vencer a la casta en tres minutos y en cuatro minutos iba a sacar el cepo, y hoy se da cuenta que no.

P.: ¿Es probable que llegue a la elección de medio término con cepo?

E.A.A.: Si esperamos que la inflación sea cero, sí. Porque si vamos a hacer que la inflación llegue a cero a costa de atrasar las tarifas y el dólar, antes de que la inflación llegue a cero nos vamos a quedar sin dólares. Y me parece que este programa requiere necesariamente que el Banco Central acumule dólares. La no acumulación de dólares es el talón de Aquiles de este programa, y no veo nada en el horizonte que cambie esa dinámica.

P.: ¿Cómo analiza los últimos mensajes del Fondo Monetario Internacional en este marco?

E.A.A.: El problema del Fondo es que sus recetas no funcionan ni siquiera en el pizarrón. Entonces, francamente, cuando el Gobierno dice que el Fondo no entiende la situación, estoy de acuerdo. Además, creo que el FMI es bastante injusto con este Gobierno porque, después del ajuste fiscal que el Gobierno anuncia e implementa, no ver nuevos desembolsos es realmente para preguntarse por qué ocurre. Y yo no veo razones técnicas para que eso ocurra. Es probable que la elección de Estados Unidos no ayude. Yo descreo que sean los sesgos ideológicos del equipo del equipo técnico del FMI que el Gobierno desliza, pero sí me parece que tiene razón en estar molesto con el Fondo porque su actitud es inexplicable.

Ahora, pongámoslo en contexto. Argentina tuvo un problema similar al que enfrenta Milei tres veces en su historia. El problema es que hay muchos pesos en relación a la cantidad de dólares en el Banco Central: eso pasó en 1989, en 2001 y en 2019. En el ‘89 se “resolvió” con un plan Bonex, en 2001 con el corralito y con el corralón, y en 2019 con un reperfilamiento. Al final es lo mismo corralito, corralón, Bonex, reperfilamiento: son todos nombres elegantes del mismo evento que es que la cantidad de pesos es muy grande, la cantidad de dólares es muy chica y, como solución, corto los pesos a la mitad y le sacó a la gente la mitad de su poder adquisitivo. En esos tres eventos, si uno compara la cantidad de pesos con la cantidad de dólares, era más o menos equivalente: había 1,2 veces pesos en relación a los dólares de Argentina. Milei asume en una situación en que la cantidad de pesos triplicaba la cantidad de dólares. Cuando él dice que hubiera salido más rápido del cepo si hacía un Bonex, tiene razón. O incluso se queda corto porque tendría que haber hecho tres veces lo que fue el Bonex. Esos pesos que quedaron atrapados por el cepo son demasiados en relación a la velocidad con la que Banco Central acumula dólares (cuando acumulaba porque encima ahora desacumula). Entonces, o hacemos algo con esos pesos o el mercado no va a tener la paciencia para que este sube y baja se equipare del lado de que suba la cantidad de dólares.

P.: ¿Y cómo se resuelve?

E.A.A.: Yo estoy en contra de generar un nuevo incumplimiento de contratos respecto de esa montaña de pesos que tenemos ahí, pero creo que la economía argentina necesita una operación más drástica y más de shock en materia de alargar el vencimiento de esos pesos. Hay que mandarlo muy adelante para que el equipo económico esté en condiciones de salir del cepo con una amenaza más chica.

P.: ¿Con “esos pesos” se refiere a la deuda en pesos y a lo que viene del desarme de los pases?

E.A.A.: Sí. Cuando uno mira aquellos eventos (Bonex, corralito y corralón, reperfilamiento), el problema es el mismo nada más que le cambiamos el nombre. Porque en el Bonex si uno miraba la base monetaria, se equivocaba; había que mirar los certificados de depósitos, que era la forma en que los pesos se cubrían de una hiperinflación. En el corralito y el corralón, había que mirar los depósitos en plazo fijo. Y en el reperfilamiento, había que mirar el BOPOMO, el BOTE, las LECAP, ese tipo de instrumentos. Hoy uno tampoco tendría que mirar solo la base monetaria; es la base monetaria, las LECAP, los bonos duales, los dólar linked, los CER. Son todas variaciones de lo mismo: que tengo esos pesos estacionados en ese tipo de instrumentos financieros, porque tengo un cepo que no permite ir a dólares. Cuando uno mira la base monetaria ampliada, la relación entre pesos y dólares es 3 a 1. Entonces, esperar a que tripliquemos las reservas para que estemos en una situación equiparable a la del Bonex, el corralón o el reperfilamiento es una mala idea porque la triplicación de reservas ¿cuánto va a llevar? ¿Tres años? Además, no es estable esa dinámica porque, cuando el mercado entiende que en realidad la recuperación de reservas va a llevar mucho tiempo, lo que hace es ponerse nervioso y empezar a presionar sobre la brecha antes.

P.: ¿Considera que si no se hiciera algún tipo de reprogramación habría demasiada demanda de dólares…?

E.A.A.: Demasiada demanda potencial de dólares. Y eso lo que puede hacer es estancar al Gobierno dentro del cepo. Porque el Gobierno está intentando resolver un problema de stocks con estrategias de flujos. Ellos dicen “vamos a licuar esos pesos y con el superávit fiscal los vamos a empezar a absorber”. Bueno, esa licuación y esa absorción son una estrategia razonable si uno piensa que la economía argentina puede aguantar un año más en esta situación de cepo y restricciones. El mercado ya mostró que en seis meses se empezó a poner nervioso. Si en seis meses ya empezaron a vender reservas, el problema es cómo van a juntar los dólares necesarios para pagar los vencimientos del año que viene. Al final, el cepo termina encerrando al Gobierno. La idea de “no salgo al cepo, porque puedo generar un evento de crisis” termina en realidad en que se va generando un evento de crisis de a poquito, pero al final la situación es la misma. Salir del cepo a principio de año costaba una devaluación del 10% porque esa era la brecha. Hoy ya cuesta una devaluación del 50%. Si se sigue posponiendo, va a ser más alta. No pienso “qué tonto el equipo económico, no se da cuenta de que hay una salida sencilla y sin riesgo”; todas las salidas son tortuosas y tienen mucho riesgo. El Gobierno tiene que decidir qué riesgo quiere tomar y hoy creo que está tomando el riesgo de quedarse entrampado en el cepo mucho tiempo.

P.: Y el próximo año, además, están las elecciones legislativas…

E.A.A.: El año que viene, tal vez, el Milei político le gane al Milei economista y diga “no es momento de salir del cepo porque la elección de medio término es muy importante para un outsider y hay que barrer a la casta del Congreso”… Pero el mercado los argumentos, aunque los considere atendibles, los anota y después toma decisiones. Insisto, atribuirles a cuestiones estacionales la falta de acumulación de reservas del BCRA en junio es errado porque el campo está vendiendo a niveles razonables pero todo el resto de los exportadores está vendiendo 40% menos de dólares de lo que vendía en diciembre. Argentina nuevamente tiene precios de durables, electrónica, autos, que duplican a los equiparables en el resto de la región…

P.: ¿Eso lo atribuye a un atraso cambiario?

E.A.A.: Lo atribuyo a que Argentina sigue con cepo desde el punto de vista financiero y sigue cerrada desde lo comercial. Entonces, independientemente de que el que implemente una política de cepo financiero y cepo comercial sea un libertario o un peronista, los resultados para la gente son los mismos: los autos en Argentina valen dos veces los que valen en la región, los celulares valen tres veces lo que valen en la región. Los empresarios son igual de malos, igual de avaros y les gusta la plata igual que a sus pares regionales. Pero sus pares regionales están sometidos a la competencia internacional y están sometidos a libre flujo de capitales; los empresarios argentinos no. Y, como consecuencia, tenemos una anomalía que es que la mayor distorsión de precios relativos de la economía argentina es lo bajo que está el poder adquisitivo del salario. Increíblemente, si Milei quisiera arreglar esta economía, tendría que ser un libertario que logre implementar un paquete económico que reduzca los márgenes de las empresas. Hoy lo que está anómalamente grande son los márgenes de las compañías. Esos márgenes se estrecharon en el primer trimestre del año y uno empezó a pensar “OK, les está saliendo bien”. Pero en la medida que no pudimos abrir las importaciones y no pudimos empezar a normalizar el flujo de capitales, nuevamente estamos con esta protección financiera y comercial que para el salario real es mortal.

P.: ¿Tendrán impacto los cambios de política monetaria anunciados?

E.A.A.: El problema de tener una política monetaria normal, que es lo que se anunció el viernes 28 de junio, es que Argentina es todo menos una economía normal. Entonces, el anuncio puede estar bien desde el punto de vista técnico, puede avanzar en la dirección correcta en el sentido de que el instrumento de política monetaria sea un bono que emita el Tesoro y no el BCRA... Pero no es cierto que los bancos centrales del mundo no emiten dinero bajo ninguna circunstancia: cuando hay que comprar dólares toca emitir pesos o en situaciones de estrés también. Y yo acá identifico que el Gobierno va convenientemente cambiando argumentos porque pasamos de que el principal problema era la base monetaria y su dinámica a, ahora que la base monetaria crece, a decir que en realidad crece no por emisión sino porque la gente quiere más pesos. La verdad es que la base monetaria es un punto de equilibrio entre la oferta y la demanda, uno nunca sabe si la base creció porque uno emitió más o porque hay más demanda de dinero o las dos cosas al mismo tiempo. Entonces, me parece que tanto el Banco Central como el Tesoro tienen que hacer acrobacias increíbles para acomodar la política económica a una teoría económica que carece totalmente sentido. Y tanto es así que la razón por la cual Milei no atravesó ninguna de las tragedias que uno podía prever en noviembre fue porque decidió dejar en la mesita de luz el libro de (Friedrich von) Hayek y decirle a (Luis) Caputo y (Santiago) Bausili que se hagan cargo de la economía aplicando un plan de emergencia muy razonable, muy pragmático, con cepo, sin dolarización y con suba de impuestos, que era todo lo contrario de lo que decía Milei al principio. Ahora, en la medida que el Presidente le tira la teoría libertaria, pone en crisis a la política económica.

P.: ¿No termina siendo ni una cosa ni la otra?

E.A.A.: Claro, porque empieza a asustar con la idea de “uy, ahora sí se va a transformar en libertario, y va a salir el cepo y va a confiar en el libre juego de la oferta y la demanda”, y el mercado obviamente ante esa situación se pone nervioso. Mientras la política económica esté a cargo de gente que puede coincidir con la filosofía libertaria pero que para hacer política económica es completamente pragmática, como Caputo y Bausili, es una cosa. En la medida que dicen “ahora sí vamos con el manual libertario”, empieza a subir la brecha, rebota la inflación, caen los bonos… Entiendo el problema político que tiene el Presidente porque ganó diciendo una cosa y le toca hacer una cosa muy distinta, pero me da la impresión de que la gente el año que viene lo va a votar a favor si bajó la inflación y no porque haya estado apegado al manual libertario en todo momento y lugar. Hoy por hoy, lo veo dubitativo y el mercado obviamente lo ve.

P.: En ese sentido, hubo muchos virajes sobre el horizonte del programa en las últimas semanas. Primero, Milei da un discurso sobre que la competencia de monedas será un camino hacia la dolarización endógena. Después, el Fondo dice algo así como “OK, avancen en la competencia de monedas, pero que sea como la competencia de monedas de Perú y Uruguay; nada de dolarización”. Y luego, Caputo les dice a los bancos que en el esquema de competencia de monedas se va a fortalecer el peso y que no va a dejar de existir.

E.A.A.: Es bastante claro que se van convenciendo de lo contrario de lo que pensaban a medida que la realidad se manifiesta ante sus ojos. Eso para las expectativas de los agentes económicos es muy negativo. Porque si alguien le creyó a Milei cuando decía que no dejen los pesos en los bancos porque el peso era excremento e iba a dolarizar, se perdió el carry trade a partir del día que asumió, que fue enorme. Caputo, después de la devaluación inicial, en vez de apostar a un peso débil, apostó a un peso fuerte. Entonces, es muy complicado para los agentes económicos hacer caso omiso de lo que dice Milei y tratar de deducir cuál va a ser el próximo paso de la política económica. Es cierto que hay un montón de variables que el Gobierno no controla, pero lo que sí podría intentar reducir el nivel de incertidumbre sustantivamente. El Gobierno en vez de reducirla la amplia. Y es muy difícil no pensar que hay un grado de improvisación en las decisiones. Porque hace 10 días se dijo que la fase 2 del programa era este nuevo instrumento de política monetaria, las LEFI. Si ese era el plan desde el día 1, la pregunta es por qué hace 40 días nos dijeron que el instrumento de la política monetaria eran las LECAP. ¿Quién dice que mañana no va a haber un nuevo instrumento?

P.: ¿Cómo juega eso en la economía real, teniendo en cuenta que no está claro que se haya empezado a salir piso de la recesión?

E.A.A.: Es igual de dañino. Las compañías argentinas saben cómo sobrevivir a un cepo porque lo han hecho por muchos años en el pasado. Tal vez se prepararon para sobrevivir afuera de un cepo y ahora en realidad se enteran que el cepo dura más de lo previsto. Algunas sobrevivirán y otras no, pero me parece que el cambio de escenario es tan drástico este que cuestan las decisiones. Cuestan las decisiones financieras, que se toman en un minuto ante una pantalla. Imagínate lo que cuestan en la economía real, donde esas decisiones implican poner un turno más, sacar un turno, importar más, vender stocks.

P.: ¿Y cómo opera la dualidad entre un RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones) que tuvo incluso más beneficios de lo que esperaban la mayoría de las empresas y un cepo cuya salida al final se estira mucho más?

E.A.A.: El esquema macro termina arruinando medidas microeconómicas. Para cualquier compañía, es muy difícil creerse que puede haber un país donde para los dólares nuevos no hay cepo y hay menos impuestos, y para los dólares viejos hay más cepo, más impuestos, etcétera. Al final del día, ¿la idea del RIGI cuál es? Tengo un montón de gente encerrada en esta jaula y, como ves eso, vos no entrás. Entonces, armo un pasadizo de entrada y de salida a esa jaula, donde vas a estar aislado de esa restricción. Pero el que entra dice “los que están adentro de la jaula me van a querer matar”. Porque pagan 25% de Impuesto a las Ganancias y el reto, 35%; no tienen que liquidarle los dólares al BCRA y no pagan retenciones, y los que están encepados sí. El RIGI podía ser una herramienta que ayudara a solucionar los problemas, pero si el Gobierno hubiera tenido una posición en la que cuidara la microeconomía, cuidara las demandas sectoriales y, al mismo tiempo, tuviera un ojo en cuidar la macroeconomía. En cambio, entregó absolutamente todas las concesiones que le pedía el sector privado. ¿Cuántos dólares nos puede traer el RIGI? Muy pocos porque no tienen la obligación de liquidarle nada al BCRA. Por otro lado, el RIGI puede funcionar en un esquema donde, a medida que le doy un premio al que se anima a invertir en Argentina, le voy liberando restricciones a los que ya están invertidos en Argentina. Un tipo que tiene un pozo de petróleo hace cinco años no puede girar dividendos y otro que hace un pozo al lado a los dos años va a estar girando dividendos y al tercero ya no pagará retenciones. Es una asimetría demasiado obscena. El Gobierno está poniendo un esquema para los próximos 30 años, pero su mandato durará cuatro o a lo sumo ocho años. En la medida que ese esquema exacerbe esta distorsión que hay en la economía real, me parece que su duración va a ser más bien corta.

P.: ¿Y en materia de inversión tendrá impacto?

E.A.A.: No le veo gran impacto en materia de dólares. Tal vez en materia de inversión sí. Me parece que eso es un error. Porque el RIGI originalmente fue planteado como un esquema para solucionar el faltante de dólares en Argentina. Por ejemplo, recuerdo que las negociaciones con China sobre las represas hidroeléctricas en el sur: uno de los pedidos del gobierno chino era poder importar incluso los trabajadores de la construcción; que se instalara un buque en las costas de Santa Cruz, que los trabajadores bajaran a la obra y volvieran a dormir. Hoy con el RIGI eso sería posible. El RIGI rompe esa vieja máxima de Henry Ford que decía que lo que es bueno para Ford es bueno para Estados Unidos. Con el RIGI lo que es bueno para una compañía no necesariamente es bueno para el país.

P.: ¿Qué tenemos que esperar para la actividad económica en el corto-mediano plazo?

E.A.A.: Por más que el Gobierno haga un esfuerzo grande para convencernos, no veo indicadores que nos permitan concluir que no hay más recesión. Obviamente el agro se está recuperando de la sequía, el petróleo, el gas y la minería andan bien. Pero no el grueso de la economía, que es el restante 70-80% de la actividad y que todavía tiene resultados mixtos: algo mejor por el lado de la demanda pero todavía muy mal por el lado de la oferta. Y sepamos que estamos con un Banco Central que vende dólares cuando las importaciones están cayendo un 40%. Si la economía empieza a reactivar por el lado de la demanda y eso tracciona importaciones, va a ser una reactivación de patas muy cortas. Ahí el Gobierno está entrampado. Con este programa económico, no puede permitirse una recuperación económica temprana; necesita una recesión más bien larga. Paradójicamente, si la actividad se recupera antes de lo previsto, es para preocuparse.

P.: ¿Y en materia de inflación?

E.A.A.: En la medida que el Gobierno siga barriendo la inflación debajo de la alfombra, la inflación va a seguir bajando. Nosotros esperamos que la de julio esté en el mismo nivel o que sea incluso un poquito menor. A medida que eso siga, el IPC va a caer pero la brecha va a subir. Y en algún momento la suba del tipo de cambio paralelo se contagia a la dinámica de los precios internos.

P.: Uno no ve que a este esquema económico se le contraponga con claridad un contraprograma medianamente unificado de la oposición o del peronismo. Teniendo en cuenta su procedencia, ¿cómo lo explica?

E.A.A.: Yo creo que el gran mérito que tiene Milei es haber puesto por primera vez en la discusión de la política económica argentina un programa de baja de la inflación que no implicaba hacerse el tonto. En el espectro opositor, o no se mencionaba el tema inflación o se mencionaba una serie de generalidades. Como la gente vota alternativas, no vota ideas en abstracto, mientras la oposición no pueda tener un programa de baja de la inflación que sea un poco más sofisticado que el de Milei, y que por ende no implique un sacrificio tan grande en materia de recesión económica, mi impresión es que la sociedad argentina está dispuesta a duplicar el desempleo con tal de tener la inflación en la mitad. Y eso puede implicar un país con 50% de inflación anual y 10% de desempleo. ¿Es mejor un país con 50% de inflación anual y 10% de desempleo que uno con 200% de inflación y 5% de desempleo? No sé, pero escucho opiniones. Y las urnas parecen haber dicho que sí. La gente votó al único candidato que no había duplicado la inflación: Cristina (Kirchner) se fue con 25% de inflación, vino (Mauricio) Macri y la llevó a 50%, Alberto (Fernández) la llevó a 100% y llega (Sergio) Massa, dentro del gobierno de Alberto y la lleva a 200%. Y había un tipo que decía: “El problema es el Banco Central”. La oposición tiene que tener un programa serio de desinflación.

P.: ¿Hoy no lo ve más cerca?

E.A.A.: Cero. Me parece que la oposición está callada porque entiende que no tiene ningún tipo de legitimidad para cuestionar el programa de baja de la inflación de Milei, que tiene un montón de puntos cuestionables.

 

 

* Para www.ambito.com

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