Rebote económico, inflación, deuda y dólar: cuáles son las claves del plan económico de Milei para 2025

ECONOMÍA Mariano Boettner*
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El 2025 podría llegar con medidas más o menos inmediatas en el marco de un capítulo nuevo del programa económico. El presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo anticiparon una hoja de ruta bien próxima al cambio de año en el calendario que incluiría, si algunos datos son favorables, un reajuste en variables decisivas del plan como el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial.

El segundo año del programa económico de Caputo y compañía comenzará con algunas prioridades luego de haber conseguido durante 2024 haber convencido al mercado de que el superávit fiscal será una fija en la gestión de la economía, que el tipo de cambio se iba a mover por debajo de la inflación de manera sistemática y que el atraso cambiario no iba a ser un obstáculo, y que los dólares paralelos iban a converger hacia el dólar oficial en algún momento del año, por lo que la brecha se comprimiría.

Luego de ese primer paso de estabilización, que también incluyó la liberación de precios que estaban bajo control de algún tipo de programa durante el gobierno anterior y aumentos de tarifas con reducción de subsidios, la próxima etapa está vinculada a reforzar las reservas del Banco Central, que terminaron el año en negativo por USD 10.000 millones, aunque el Ministerio de Economía atesora unos USD 5.800 millones en su cuenta en la entidad monetaria que, se presume, serán utilizados para pagar al contado el capital y la deuda de los bonos en moneda extranjera a lo largo de este año.

Las reservas tuvieron en términos brutos un aumento marcado por el impacto favorable del blanqueo durante el último trimestre del año pasado y el incremento en el volumen de créditos en dólares permitió al BCRA hacerse de divisas netas por esa vía. Pero la cuenta de intereses y el déficit de servicios (por ejemplo por el turismo en el exterior) ponen presión a las arcas internacionales y por esa razón el Gobierno apunta a una inyección de divisas antes de avanzar en una salida más acelerada de las restricciones cambiarias.

Primeras medidas

Las decisiones de política cambiaria comenzarán a acelerarse desde las primeras semanas del año próximo. Algunas medidas ya se concretaron en la parte final de 2024, como por ejemplo el fin de la aplicación del impuesto PAIS y la baja en las cotizaciones de algunos dólares paralelos, como el turista y el importador. El dólar turista solo está sujeto a una percepción de 30%, mientras que el dólar importador también registró desde ese momento una reducción en su costo.

Con el nuevo año en curso, la primera variable clave será el ritmo de la inflación minorista. Lo relevante será observar si el IPC de diciembre, que se publicará a mediados de enero, mantiene un comportamiento similar al de noviembre. De ser así, según anticipó el ministro Luis Caputo, el ritmo de aumento de precios habrá acumulado tres meses en niveles compatibles con el crawling peg vigente (2% mensual desde hace un año), lo que podría habilitar un ajuste en el esquema.

La idea inicial sería que, tras conocerse el dato de inflación de diciembre o a partir de febrero, el dólar oficial pase a moverse a un ritmo de 1% mensual. En ese contexto, el Gobierno podría optar por esperar un trimestre para que los precios de los bienes, que representan cerca del 70% de la canasta del IPC, se alineen con esa tasa mensual antes de eliminar el crawling peg y fijar el tipo de cambio. Esta es una de las alternativas, aunque en el mercado se especula que con un dólar nominalmente estable, esquemas como el dólar blend o los controles cambiarios perderían relevancia.

El dólar blend, de hecho, es probablemente el elemento del esquema cambiario que los economistas prevén que desaparecerá primero. Un análisis realizado por Equilibra como balance del 2024 señala que, en los dos escenarios proyectados para 2025, el blend dejará de aplicarse. “(El Gobierno) utiliza una parte de los dólares que antes destinaba al CCL para intervenir en los mercados de dólares alternativos y reducir la brecha”, explicó Equilibra.

Negociación con el FMI y cepo

En 2025 promete ser otro año de un ida y vuelta incesante entre Buenos Aires y Washington. El Fondo Monetario discutirá en los próximos días una evaluación Ex Post del programa vigente con Argentina, un paso necesario para concretar un nuevo acuerdo como el que busca la Casa Rosada. Este análisis auditará el desempeño del Extended Fund Facility (EFF) firmado durante el mandato de Alberto Fernández.

La reunión del directorio para abordar este tema está programada para los primeros días de enero. Este tipo de evaluación Ex Post debe realizarse para cualquier programa cuyo financiamiento supere la cuota correspondiente a cada país, de acuerdo con el estatuto del FMI. Su aprobación en el directorio es un requisito previo para la firma de un nuevo acuerdo. Una de las incógnitas es si el primer cuatrimestre, el período que Caputo considera clave para cerrar otro programa financiero con el FMI, coincidirá con una aceleración en la salida del cepo cambiario.

El siguiente desafío será la reprogramación de los USD 45.000 millones que el Estado argentino debe devolver entre 2026 y 2032. Desde el Palacio de Hacienda aseguran que el contacto con el FMI es permanente y subrayan como prioridad que el organismo comprenda los próximos pasos de la política económica, especialmente en lo referido al régimen cambiario.

En este contexto, la principal preocupación del Banco Central es el stock de deuda por dividendos no girados por multinacionales a sus casas matrices, estimado entre 6.000 y 8.000 millones de dólares, por encima de la posible demanda de pymes, importadores o ahorristas. Tampoco se anticipa un comportamiento disruptivo por parte de los tenedores de deuda pública en pesos. Una posibilidad adicional, todavía no descartada en los despachos oficiales, es la concreción del anticipado acuerdo con un grupo de bancos internacionales para que aporten un crédito directo al BCRA a través de un préstamo repo.

Inflación

El IPC de noviembre acercó la posibilidad de que el Banco Central reduzca a principios del próximo año el crawling peg, es decir, el ritmo de ajuste mensual del dólar oficial, al 1 por ciento. La principal incógnita en el mercado, tras ese 2,4% de noviembre —el IPC mensual más bajo en cuatro años y medio—, está relacionada con la estacionalidad de diciembre, que habitualmente genera una presión adicional sobre los precios.

Con el IPC de diciembre, la inflación anual cerrará significativamente por debajo de la registrada en 2023, que fue de 211,4 por ciento. En diciembre de 2023, el salto inflacionario posterior a la devaluación llevó el IPC a 25,5%, por lo que la base de comparación para los próximos meses —enero, febrero y marzo— será considerablemente más baja, lo que podría generar una marcada reducción en la inflación interanual si se mantiene el ritmo actual.

Eco Go analizó esta tendencia: “A partir de ahora, la comparación interanual empieza a mostrar sus efectos, y es previsible que la atención se concentre en este aspecto. En términos de inflación, el 193% interanual registrado en octubre baja a 167% en noviembre y a 119% en diciembre. Con nuestra proyección de desinflación, el aumento interanual se reduce al 54% en marzo y llega al 37% a mediados de año”, explicaron.

El Gobierno estipuló en el Presupuesto 2025 -que solo quedó como un testimonio de las proyecciones macroeconómicas oficiales al no tener tratamiento en el Congreso- que la inflación esperada para este año sería cercana al 18 por ciento. El consenso del mercado todavía no está exactamente en esa línea, aunque proyecta una caída muy pronunciada, hasta 26,8 por ciento de acuerdo al Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del BCRA.

Actividad económica

En las primeras semanas de 2025 comenzarán a conocerse los datos que mostrarán la situación final de la actividad económica al cierre de 2024. Los indicadores de actividad correspondientes a noviembre presentan resultados dispares, tras registros negativos en la industria y la construcción durante octubre, a pesar de un repunte mensual en la economía general en ese mismo mes. Estas cifras llevan a los analistas a considerar que el último trimestre del año podría haber tenido un crecimiento menor al del tercero.

Un factor clave para evaluarlo será el “arrastre”, término utilizado en la jerga estadística para describir cómo la dinámica de la actividad económica en la parte final del año garantiza un nivel mínimo de crecimiento para el período siguiente. Algunas consultoras estiman que ese “piso” se encuentra en 2%, mientras que desde los despachos oficiales sostienen que podría ser superior.

En un informe de balance del 2024, la consultora Invecq mostró que si bien “por un lado, la actividad económica culmina el año con una caída en torno al 3%”, que representa una contracción menor a la esperada, aún “persisten en la economía fuertes heterogeneidades sectoriales, expresadas en dos bloques”. En un primer segmento identificaron a aquellos rubros relacionados al sector externo como el agro, la pesca y la minería, que registran una marcada expansión.

Por su lado, la consultora Orlando J. Ferreres aseguró que con los últimos datos actualizados (mejora de apenas 0,1% mensual en noviembre respecto a octubre, lo que implicaría tres meses seguidos con signo positivo intermensual), la recuperación económica de este año debería ser menos heterogénea.

“Los sectores de la economía más dinámicos siguen siendo el agro y minas y canteras, y en los últimos meses comienza a verse la mayor incidencia positiva de la intermediación financiera. En contraposición, la construcción muestra niveles muy bajos de actividad, y aunque pasó el piso de su caída, el rebote sigue con dificultades para afianzarse”, aseguró OJF.

“Con todo, la actividad llega con perspectivas positivas para el cierre de un año difícil, que vio una fuerte caída y un rebote rápido, aunque dispar a nivel sectorial. En 2025, esperamos que los sectores más aletargados mejoren, y volver al crecimiento económico, con una marcha más uniforme de la actividad”, concluyó el último informe del 2024.

Con todo, el REM que recoge las opiniones de las principales consultoras y bancos del mercado muestra que la contracción esperada para el año que termina sea de 3% y que la recuperación para 2025 ronde el 4,2 por ciento. Aún por debajo del 5% estimado por el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional.

 

 

* Para www.infobae.com

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