FMI, elección y después

OPINIÓN Marcelo Falak*
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Los eufóricos elogios de Kristalina Georgieva al plan económico de Javier Milei y Toto Caputo, las gestiones con el staff del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la inminencia del regreso de Donald Trump la Casa Blanca llenan de optimismo al Gobierno: un nuevo acuerdo con el organismo está cerca, la llegada importante de fondos frescos acelerará el desarme del cepo, el dólar y la inflación seguirán bajo control y habrá margen para hacer más populismo cambiario y ganar las elecciones legislativas, descuenta.

Para apurar los trámites, el Presidente decidió que el ministro de Economía lo acompañe este viernes desde el mismo inicio de la gira internacional que emprenderá. Esta lo llevará de Washington al Foro Económico de Davos, Suiza, pero será en la primera de esas ciudades donde se le podría dar el primer golpe de horno al entendimiento con el FMI, que se espera completar antes de que termine el primer trimestre.

Acompañado por Caputo, Milei asistirá –entre otros mandatarios– a la segunda jura de Trump, lo que supondrá una innovación al protocolo estadounidense en la materia, que hasta ahora nunca había contemplado la invitación a jefes de Estado extranjeros.

Para la Argentina, la primera prueba de amor de ese vínculo estrecho será el apoyo del republicano a un nuevo acuerdo con el Fondo, o a una reedición del original de 2018. Eso es así porque el dinero "nuevo" involucrado oscilaría en torno a los 12.000 millones de dólares, la misma cifra que Alberto Fernández rechazó para no seguir engrosando los compromisos con ese socio demandante.

Sin embargo, las diferencias entre Caputo y el staff del FMI son las mismas que los enfrentaron tras la firma original, esto es la insistencia del primero en mantener cortita la cotización del dólar a fuerza de intervenciones y la negativa del segundo a que se queme su dinero en dicha porfía.

La intervención política de Trump y el sostenimiento del draconiano ajuste fiscal harían que esos entredichos sean puestos entre paréntesis –por ahora– y que una posible devaluación –¿una suerte de adenda secreta del acuerdo?– recién se plantee para después de los comicios de octubre.

Para entonces, claro, el bacalao político ya estaría cortado.

Amables desacuerdos

La mencionada diferencia, verdaderamente central, surge de la Evaluación ex post del acceso excepcional en el marco del Acuerdo de Facilidades Extendidas del Fondo de 2022, difundida el viernes. ¿Qué falló en esa renegociación del acuerdo madre realizada en tiempos de Fernández? Básicamente, concluye el organismo, shocks externos y falta de apego al ajuste fiscal y a la contención monetaria. El texto incluye una serie de autocríticas.

"Una importante corrección de rumbo llevada a cabo posteriormente por el gobierno de Milei –en particular una marcada consolidación fiscal, una devaluación inicial y el fin del financiamiento monetario del presupuesto– ayudó a Argentina a evitar una crisis en toda regla y a dar pasos importantes hacia la estabilización macroeconómica", elogia. Georgieva dijo lo mismo con mayor claridad política, al saludar lo hecho por el Gobierno como "uno de los casos más impresionantes de la historia reciente".

Como se dijo más arriba, las diferencias conocidas persisten. El Apéndice al documento que elaboró el Palacio de Hacienda comienza concediendo que "nuestra evaluación coincide en líneas generales con la del FMI sobre las causas del fracaso del programa de 2022 hasta que fue rescatado por el gobierno actual".

Sin embargo, menciona la política de atraso persistente del tipo de cambio oficial –el crawling peg del 2% mensual, con una inflación que al día de hoy sigue corriendo por arriba de esa cifra– como "uno de los pilares" de la desinflación. Además, concluye que "no estamos de acuerdo con la evaluación del informe de que 'la política fiscal asumió la mayor parte del esfuerzo de desinflación'. Sin los cambios correspondientes en la política monetaria y cambiaria, Argentina habría caído en hiperinflación a pesar del ajuste".

* Tremenda curiosidad: parece que "la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno exclusivamente monetario" salvo en la Argentina, donde, aunque el presidente anarcocapitalista no lo admita, también está dada por las condiciones del mercado cambiario. A confesión de parte…

Como sea, Economía plantea en sus observaciones que "el tipo de cambio móvil del 2% fue fundamental para anclar las expectativas de inflación y tipo de cambio", lo que "le permitió al BCRA adquirir más de 21.000 millones de dólares" y, "cumplir con la meta de reservas internacionales netas para el año".

Esta es "una importante lección aprendida en materia de políticas monetarias y cambiarias en un país con las características específicas de Argentina. El firme programa de desinflación tuvo éxito principalmente porque Argentina siguió las políticas y opiniones de las autoridades sobre políticas cambiarias y de tasas de interés, incluso si no estaban totalmente en línea con las del FMI", finaliza.

Esto es todo lo contrario de lo que el Fondo prescribe para el futuro: libre flotación del dólar tras el desarme del cepo –es decir una devaluación fuerte– y tasas de interés reales superiores a la inflación.

¿Entonces?

Un "no" impronunciable

Entonces se concluye que es muy difícil que el FMI le diga "no" a un gobierno responsable de "uno de los casos más impresionantes de la historia reciente". Y encima está Trump…

Hay que recordar que el próximo enviado del Departamento de Estado para América Latina –quien estará en medio de ese ministerio y de la Casa Blanca–, Mauricio Claver-Carone, criticó hace no mucho a Milei y a Caputo por haber vuelto a las andadas populistas del atraso cambiario y la dilapidación de reservas. ¿Esto pone en riesgo el respaldo de la Casa Blanca al Gobierno ante el Directorio del FMI? Claro que no: Claver-Carone es un peón dócil de Trump. Pero sí indica que en ese entorno que mira los temas del país y la región hay conciencia sobre las dos principales fragilidades del plan económico.

Por las dudas, el Presidente se sube el precio y filtra que el desarme del cepo y la unificación del mercado cambiario se darán con plata del FMI o con aportes de fondos de inversión privados, promesa que, cabe recordar, viene haciendo desde la campaña sin poder cumplir.

Ese "plan B", con todo, cobra cierta verosimilitud merced a la persistente reducción del riesgo país –el costo del endeudamiento para el Tesoro–, lo que ha permitido el reciente crédito tipo repo con un pool de cinco bancos –1.000 millones de dólares a dos años y cuatro meses a un 8,8% anual– y emisiones como la última de YPF, que consiguió una tasa del 8,5%.

¿Devaluación? Ni pensarlo…

Como se ha dicho, Milei y Caputo no pueden permitirse el lujo de una megadevaluación en un año electoral –¿una suba del dólar del 20% o del 30%?–, ni siquiera si lo pide el FMI.

Es más, el mandatario afirma que el Banco Central tiene a mano todavía unos 5.000 millones de dólares para seguir quemando en el mercado de los tipos de cambio negociados en bolsa. Raro: la verdad es otra.

La compra de dólares por parte del Banco Central quedó casi totalmente neutralizada por los pagos de deuda y la venta de divisas para bajar los dólares paralelos. Así, las reservas netas son hoy, como hace un año, negativas en más de 10.000 millones de dólares.

Pese a esto, al dólar en alza en el mundo, a las fuertes devaluaciones de monedas emergentes clave para la Argentina como el yuan y el real, y a la brutal apreciación del peso, el mercado no apuesta a una devaluación en lo inmediato, sino a todo lo contrario. La magia continúa.

El incipiente regreso del financiamiento, la probabilidad de un acuerdo con el FMI, las versiones sobre préstamos de fondos de inversión –más insistentes en la Casa Rosada que en el Palacio de Hacienda–, el creciente aporte de divisas de Vaca Muerta y la llegada de los dólares de la soja desde de fines de marzo hacen pensar, más bien, en una apuesta más dura del Gobierno al atraso cambiario.

La inflación de diciembre podría traer un leve rebote estacional, pero en caso de que no se aleje mucho del 2,5% que se fijaron como objetivo el Presidente y el ministro, podría abrirle la puerta a una ralentización mayor del crawling peg, que pasaría del actual 2% al 1% mensual.

El objetivo es sostener la desinflación a como dé lugar, atrasando más el dólar, frenando los ajustes tarifarios previstos y todo lo que haga falta. Esa es la gran carta electoral del Gobierno y nada hará que renuncie a ella.

¿Un fraude político?

La hora de la verdad llegaría después de las elecciones, cuando se sabrá si el Presidente aceptará sincerar el dólar y asumir las consecuencias inflacionarias, recesivas y de nueva caída de los ingresos populares que eso conllevaría.

Si así lo hiciera, mostraría la segunda etapa –no explicitada– de un eventual entendimiento con el FMI, hecho de tolerancia inicial del organismo a un populismo cambiario que Milei necesita para ganar los comicios de mitad de mandato y una devaluación posterior. Sería un engaño descomunal al electorado.

Con todo, el jefe de Estado y Toto Caputo afirman que el dólar barato se sostendrá a largo plazo y les dicen a los industriales que se quejan de la simultaneidad de la apertura importadora con esa tendencia que se resignen a "adaptarse o morir".

Curiosa política que, además de esas dos puntas de la tenaza, no brinda aún a los empresarios locales condiciones tributarias y de financiamiento equivalentes a las de sus competidores extranjeros.

La pregunta tal vez no sea si, pasadas las elecciones, el Gobierno querrá sostener el atraso cambiario, sino si podría hacerlo.

Hay un mundo ahí afuera que dice que sería imposible, en el que tallaría fuerte el propio entorno de Trump. Esas son opiniones difíciles de soslayar.

Además, ese círculo incluye, entre tantos otros, a Domingo Cavallo y a Hernán Lacunza, el único economista del conjunto de delegados que Mauricio Macri postuló para la incierta aventura de negociar programa y listas conjuntas entre el PRO –al que se le empiezan a volar las aves migratorias– y La Libertad Avanza (LLA).

Como dice La Sombra en esas cuentas de X que se atribuyen a Santiago Caputo, "TMAP". "Todo Marcha Acorde al Plan".

¿Incluirá dicho plan una "sorpresa" devaluatoria cuando se hayan terminado de contar los votos?

 

 

* Para www.letrap.com.ar

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