Los secretos de Valentín Barco, contados por uno de sus primeros técnicos: de las expulsiones cuando era niño a por qué cree que acertó al irse de Boca

DEPORTES Lucas Gatti*
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Valentín Barco, de 19 años, no jugará más en Boca Juniors. El Brighton inglés desembolsa 10 millones de euros para ejecutar la cláusula de rescisión. De esta manera, el volante llevará su talento a la Premier League. A tan corta edad, para llegar a la élite del fútbol mundial tuvo que sortear varios obstáculos en Divisiones Inferiores, pero su perseverancia y afán lo llevaron a convertirse en una de las figuras de Boca en los últimos tiempos.

Su relación con la pelota comenzó en el club Sportivo de 25 de Mayo, donde brillaba con 8 años como volante izquierdo. En su pueblo natal lo descubrió Edgardo Sánchez quien, tras un año de disfrutar y observar cómo desparramaba rivales por doquier con su zurda mágica, lo presentó en las Infantiles del Xeneize, donde quedaron maravillados con sus condiciones. Sin embargo, cuando llegó fue probado de lateral por izquierda para tener la cancha de frente y ahí quedó. El que lo recibió fue el popular ojeador de talentos Ramon Maddoni, pero el que lo asentó de defensor fue Diego Martínez, flamante entrenador de la Primera xeneize.

“Tenía un carácter muy fuerte. Siempre fue así. Era bravo, lo expulsaban. Agarraba la pelota, pateaba tiros libres, lo que venía. En el vestuario era callado, retraído, pero en la cancha quería ganar siempre”, recuerda el Negro Sánchez, quien lo dirigió en el 2012 antes de llevarlo al conjunto de La Ribera, donde permaneció durante diez años.

En diálogo con Infobae, el descubridor del Colo Barco revela los secretos del talentoso zurdo que está en boca de todos. Los inicios en el club de su barrio, las charlas por WhatsApp con consejos de por medio, su personalidad que lo lleva a definirlo como “un soberbio que quiere ganar siempre”, el día que su madre se cansó de los viajes en auto a los entrenamientos y por qué “en Boca no lo quieren y es mejor que se vaya”.

- ¿Cuándo lo conociste?

- Vivo en Norberto de la Riestra, un pueblo que pertenece a la localidad bonaerense de 25 de Mayo. Allí lo conocí a los 8 años, cuando se acercó a la escuela De la Riestra que fundé hace 37 años. Su papá Walter me lo trajo cuando el niño jugaba en Sportivo 25 de Mayo, otros de los clubes del barrio. Pero como nosotros íbamos a jugar a todos lados, se vino a Norberto de la Riestra todos los fines de semana, ya que a Valentín le gustaba jugar conmigo.

- ¿Por qué?

- Él residía cerca y se escapaba para venir al club porque íbamos a jugar a todos lados. Le gustaba competir y no importaba dónde, si en un potrero o en un barrio cerrado; le daba lo mismo, y le gustaba ganar, olvidate. Era bravo. Lo expulsaban porque tenía un carácter muy fuerte. Era un ganador. También tenía mucha soberbia. Hay dos casos de soberbia: la del agrandado o la del querer ganar siempre jugando a la pelota. Bueno, él tenía la soberbia de querer ganar en la cancha, no aceptaba perder.

- ¿Qué pasaba cuando perdía?

- Nada. Siempre fue de poco hablar y prácticamente no sonríe, pero es así. Siempre tuvo la meta de ser un jugador profesional y la cumplió. A él nadie le regaló nada. Viene de una familia humilde, de clase media, laburadora, que le brindó también todos los accesorios para poder triunfar. Sus padres le compraron los botines, la pilcha, todo lo que necesitaba.

- ¿Qué fue lo primero que le enseñaste?

- A los 8 años ya sabía todo lo que debía saber un chico a esa edad, así que sólo debía largarlo a la cancha y que jugara. A esos chicos no les podés dar indicaciones porque le tenes que dar la pelota y que jueguen. Además integraba una categoría que estaba acostumbrada a jugar siempre juntos. Podían ganar, perder o empatar pero sabían a lo que jugaban. Valentín era muy buen jugador. Pero también había otros que estaban a su mismo nivel, un montón de chicos con virtudes y no era el único del equipo.

- ¿Qué tipo de personalidad tenía de chiquito?

- No hablaba mucho ni sonreía. Pero a los referís sí y por eso lo expulsaban. Tiene, y tuvo, esa personalidad que le permitió llegar a Primera División. Tenia buena relación con sus compañeros. Un chico muy callado y retraído; muy respetuoso. Llegaba, saludaba a todos, jugaba al futbol, y se iba. Un chico normal, como el que es ahora.

- ¿Cuál era su posición natural en la cancha?

- Conmigo jugaba de volante por la izquierda, su posición preferida. Cuando llegó a Boca lo pusieron de defensor izquierdo. Yo lo tuve a Pablo Monsalvo, que conmigo se destacaba de enganche, y cuando llegó a Huracán de Parque Patricios se destacó de volante central, y en Newell’s y en la selección argentina jugó de defensor por derecha.

- ¿Cuánto tiempo lo tuviste a Valentín?

- Un año, hasta los 9 que lo llevé a Boca Juniors. Cuando fuimos a jugar un torneo a Mar del Plata, me acuerdo de que un día estuvimos en un vestuario junto a Daniel Angelici, en ese momento presidente de Boca. Recuerdo que en el club Norberto de la Riestra lo ayudó mucho que fuera parte de un plantel con muy buenos jugadores. En esa categoría estaba Leonel Coira, que ahora quedó libre de Boca y se fue a Godoy Cruz. El arquero era Federico Pallero, que hoy integra la selección argentina de Handball, que estuvo en Croacia. Así que jugamos la final del torneo Zapatosky en Mar del Plata con más de 200 equipos. Perdimos por 1 a 0. Luego, lo llevé a un campeonato en Chivilcoy, donde explotó. Tras ese torneo, como hace mucho años venía trabajando para Ramón Maddoni, se lo llevé.

- ¿En ese momento Maddoni trabajaba con el actual entrenador de Boca?

- Sí, estaba Diego Martínez en las Divisiones Inferiores junto a Luis Luque. Así que conocieron a Barco desde chiquito y lo tuvieron. También estuvo Coqui Raffo. Entonces, yo le llevé a Valentín a Ramón porque siempre me pedía que les buscará jugadores zurdos. Yo a Barco siempre lo utilicé de carrilero porque de volante por derecha jugaba Coira, y por la izquierda, lo ponía a Valentín. Luego, su madre lo empezó a llevar a la Prenovena de Boca, y un día no aguantó más porque eran muchos kilómetros recorridos desde su casa al predio.

- ¿Desde dónde viajaban?

- Desde 25 de Mayo hasta la Candela en San Justo. Iban tres veces por semana y después los fines de semana a jugar los partidos. Hacían por día 250 kilómetros, ida y vuelta, en su Renault 12. En un momento, su mamá me llama porque el chico no tenía edad de pensión todavía. Estaba en prenovena, y entonces hablé con Maddoni y le dije: “Conseguile la pensión para el pibe porque la madre no da más. Si te interesa, mételo”. Le faltaban seis meses para la Novena, pero lo metieron igual a pesar de que no tuviera edad. Los padres hicieron mucho sacrificio. Su familia estaba agostada de tantos viajes.

- ¿Para él era quedarse en la pensión o abandonar el fútbol?

- Sí, la idea era esa. Estaban cansados de tanto ida y vuelta. El chico quería quedarse en Boca. Tenía un carácter fuerte. Walter (Barco) también lo acompañaba, pero era una distancia muy larga

- ¿Cuándo llegó a Boca lo seguiste viendo?

- Nunca más lo vi. De hecho, en Boca nunca lo vi jugar. Yo vivo en 25 de Mayo, estoy lejos y lo de Barco terminó ahí, y por eso no lo vi más. Eso sí, le mando mensajes de WhatsApp. Me responde y se acuerda de mí. Le mandé cuando las cosas no le han salido bien. Un día le puse: “Voy a estar cuando las luces estén apagadas. Mientras estén prendidas, habrá un montón de gente acompañándote”.

- ¿Qué te respondió?

- “Gracias”. Me dijo algo más, pero tengo códigos y no voy a revelarlo. Otro día le pedí una camiseta porque me pidieron mis alumnos y accedió. También le pedí videos de saludos de cumpleaños, pero no me gusta abusarme porque tiene que entrenar y descansar bien. La relación es muy buena.

- En un momento en Boca estuvo apartado del plantel de Primera División por problemas internos. ¿Te comunicaste con él en aquel entonces?

- Sí. Yo conozco bien el caso porque me lo contó su papá. Son cosas especiales. Nunca me metí, solamente aconsejo a los chicos. Después, existe la parte de su entorno que lo maneja, que está más preparado que yo; y que está en el día a día.

- ¿Te dolió en su momento que sea apartado?

- No, porque en Boca esas cosas pueden pasar. No estuvo bien apartado, pero son cosas que pasan, Me pone bien que Barco se vaya de Boca. No sé si hoy tendría ese mismo lugar que tuvo en el 2023. En Boca no lo quieren. No es un tema futbolístico, sino que tiene que ver con su contrato que hay que saberlo manejar. Hay que pensar también en los chicos y en su futuro. El fútbol es por plata, no por sentimientos. Sentimientos tiene por ejemplo el entrenador Pablo Vicó, que hace 30 años que dirige al mismo equipo. Esto es por dinero, es así.

- ¿Por qué existen hoy diferencias entre ambas partes?

- Porque la culpa la tiene la dirigencia. Se te van los pibes libres y por algo será. Yo creo que en el futbol argentino lo que faltan son dirigentes. El chico siempre se portó bien. Está desde los 8 años en el club, y el fútbol es por plata. Barco se va y a Boca le va a quedar un dineral. A los chicos deberían empezar a cuidarlos porque si no se te van. No va a terminar mal porque el club inglés viene, pone la plata y listo. Barco se tiene que ir al exterior. En las condiciones que está hoy en Boca, no se puede quedar y se tiene que ir. No está bien. Así que lo mejor es que se vaya. y listo, chau, se dan la mano y gracias por todo.

 

 

* Para www.infobae.com

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