Maximiliano Pullaro: "En Santa Fe necesitamos una Justicia moderna, hay un cambio de época en Argentina"

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Maximiliano Pullaro no da tregua al tablero digital a través del cual vigila la marcha de la gestión. A casi nueve meses de su desembarco en la Casa Gris, hay indicadores que lo mantienen en alerta y otros que lo llevan a afirmar que la provincia “tiene espalda para valerse por sí misma”. Y a redoblar la apuesta: “Santa Fe será el motor que hará arrancar a la Argentina”.

 


Maximiliano Pullaro también se refirió a su relación con la Casa Rosada
En un mano a mano con La Capital en su despacho de la sede Rosario de la Gobernación, Pullaro defiende la reforma previsional –que acaba de lograr media sanción en el Senado–, subrayó que Santa Fe necesita “una Justicia moderna y eficiente” y tomó distancia del nuevo intento de modificar la Constitución provincial. Incluso de la chance de ser reelecto.

Si bien considera que Santa Fe tiene una “excelente relación” con los funcionarios de la Casa Rosada, el mandatario provincial diferencia al Presidente de su equipo de colaboradores. “Javier Milei es un líder internacional que debate las ideas del liberalismo en el orden nacional, pero que no toma la cotidianidad de la gestión. Es una forma de gobernar y no hago un juicio de valor de eso”, describe.


Reforma jubilatoria en Santa Fe
—¿La reforma previsional será ley el jueves próximo?

—Esperamos que sí, para nosotros es muy importante terminar con el déficit de la Caja de Jubilaciones de los empleados públicos. Es injusto, en primer término, que ese déficit sea sostenido por un kiosquero de Rafaela o un productor agropecuario de Venado Tuerto. Quienes somos empleados públicos nos tenemos que hacer cargo del déficit. Entendemos también que es una reforma justa: quien más gana, más paga. En este caso, más le aporta a la Caja. Aunque esta reforma nos permitirá achicar el déficit, porque una parte tiene que ver con nuestros sistemas de administración y otra con la deuda de la Nación, que la reclamamos ante la Corte Suprema de Justicia. Fuimos muy a fondo con eso. Si la reforma es ley, salvaremos la Caja sabiendo que a nadie le gusta tocar algunas cuestiones que generan conflicto. Pero, para cambiar el Estado, hay que ir a lugares de incomodidad y estamos dispuestos a hacerlo.

—Desde el punto de vista de los gremios se dijo que la reforma es un revival de los 90, recordando la ley de emergencia de esa década.

—Entiendo que los sindicalistas o muchos jueces intenten defender sus privilegios. Ahora, en términos generales, a los activos y a los pasivos se los toca muy poco. Principalmente se acaban los privilegios. Está mal que una persona gane 32 o 36 veces más que la jubilación mínima. Hay que ponerle un tope porque no es justo y contribuye al déficit de la Caja, que lo paga el sector privado. En el caso de los docentes, está mal que una persona que tiene licencia, que nunca está frente al aula, se jubile con los mismos años y aportes que una persona que sí está frente al aula. Tengo un déficit muy grande en la Caja de los empleados públicos y tres caminos: la transfiero a la Nación, como ocurrió con once provincias, cobramos un impuesto al sector privado para sostenerla o hacemos reformas e intentamos ordenar el sistema. Bueno, creo que el camino posible y correcto es el tercero.

—Mencionó a los jueces y otra reforma que promueve es la renovación del máximo tribunal. ¿Qué Corte Suprema necesita hoy Santa Fe?

—Necesitamos un sistema eficiente, que administre su servicio en términos de la carga horaria y laboral que tienen algunos juzgados en determinados lugares y en otros no, por ejemplo. Un sistema mucho más inteligente, que no tiene que ver con la cantidad de recursos humanos que ponemos en cargos jerárquicos. Hay que repensar un esquema moderno que brinde respuestas y sea más barato. Esa es la Corte que necesitamos, los cambios que hay que dar. Necesitamos una Justicia moderna y eficiente. Hay un cambio de época en la Argentina, modelos que colapsaron, como el populismo o un modo de entender la administración del Estado. Claramente, eso nos llevó al lugar en que estamos ahora. También entiendo que el Ejecutivo de Santa Fe debe ser eficiente y moderno. Hacia esos cambios tenemos que ir.

—Esa búsqueda de eficiencia en el Estado, ¿cuánto más lo acerca o lo aleja de lo que viene realizando el gobierno nacional?

—Tenemos coincidencias en el objetivo de fondo, que es un Estado con las cuentas equilibradas y sin déficit fiscal, aunque muchas diferencias en el cómo. Necesitamos fortalecer y darle importancia al sistema productivo de la Argentina, no al sistema financiero. Hablamos del campo, la industria, el comercio, los puertos, la logística, las exportaciones y la educación como generadora de valor agregado. Entiendo que el gobierno nacional no cree en eso, ellos solamente están concentrados en términos generales en la macroeconomía y cómo corregir las cuentas allí. Nosotros hicimos un ajuste muy superior al del Ejecutivo nacional: terminamos con subsidios y privilegios, bajamos el gasto político y mejoramos la eficiencia en la compra de servicios, recursos y bienes del Estado. Lo que le hicimos ahorrar a Santa Fe lo usamos para fortalecer el sistema de desarrollo productivo, infraestructura energética, gas, electricidad, conectividad y red vial. La Casa Rosada ajustó a las provincias, terminó con las transferencias secundarias, pero no hacia adentro del propio Estado nacional. Santa Fe tiene espalda para valerse por sí misma, pero necesitamos que nos den lo que le corresponde a la provincia, ni un centavo más. No queremos vivir de la coparticipación secundaria, pero sí que el Estado nacional pague lo que nos debe porque sé cómo utilizarlo. Los santafesinos sabemos cómo administrar.

—Santa Fe acompañó al Pacto de Mayo. ¿Se esperaba una devolución de Milei acorde a ese respaldo?

—Santa Fe acompañó convencida del Pacto de Mayo. Sus diez puntos hablan de una Argentina más eficiente, que es lo que estábamos haciendo aquí. No es que firmamos como una transacción política de algo que creíamos que iba a venir. Lo hicimos con la certeza de que era el rumbo que tenía que tomar el país. Repito el concepto: no se puede sostener una Nación, una provincia o una familia gastando más de lo que ingresa. Al Pacto de Mayo lo acompañé convencido, más cuando pusieron el sistema educativo arriba de la mesa para poder discutirlo, que era lo que había pedido Santa Fe para poder participar.

—Se visualiza una etapa más complicada en las relaciones con la Nación, cada vez son mayores las responsabilidades que descarga sobre las provincias, pero los recursos los sigue recaudando de esos territorios.

—La Argentina continúa sacándole al interior productivo, a Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, a la provincia de Buenos Aires, para ponerla en el Amba, en el conurbano, en planes para gente que no trabaja. La salida es con más trabajo y generando crecimiento. El Estado debe ser un articulador del sector privado, que invierta para ayudarlo a despegar y desde allí resolver los problemas de fondo, bajar la pobreza pero con más productividad y empleo, terminar con el populismo. La Nación ajustó a las provincias, paró el gasto público y logró frenar la inflación, pero conteniendo solamente la macro. Si la plata se vuelca a las provincias, la Argentina tendrá una oportunidad: el mundo demanda alimentos y energía. El país tiene energía, gas, petróleo y alimentos. También litio y cobre. La discusión es cómo lo hacemos. Hay que cambiar esa regla de juego, y eso se hace con poder. El interior tiene que construir poder.

—La sintonía con la Nación parece estar dando resultado a la luz de los últimos indicadores en seguridad.

—Somos muy prudentes. Rosario tuvo once años tremendos en materia de violencia, muy duros, con mayor o menor nivel de violencia y delito. Que hayamos tenido un pequeño control del delito durante nueve meses, que parece ser una tendencia estable, no implica que cantemos victoria. Estamos trabajando bien con (la ministra de Seguridad) Patricia Bullrich, (su par de Defensa) Luis Petri y (el titular de Justicia) Mariano Cúneo Libarona, quien impuso la reforma del Código Procesal Penal Acusatorio, y hay un impacto positivo.

—Algunas voces de la oposición en la Legislatura aludieron a un supuesto pacto con el delito complejo para bajar el nivel de violencia.

—No escuché eso, no lo tengo presente, sí que hubo algunos analistas que salieron a decir algo por el estilo. A veces es más fácil explicar algunas cosas con críticas y no con acciones. Venimos actuando con un análisis criminal que tiene que ver con la predicción delictiva en la calle y el control de la cárcel, con resultados a la vista. Hay gente que no estudia lo que ocurre ni las políticas públicas y a veces es más fácil tener una mirada conspirativa.

—La Defensa Pública denunció que crecen los casos de detenciones arbitrarias.

—Vamos a tener una policía más firme y de mano más dura en Santa Fe. Ese es el camino, en el marco de la ley y la Constitución. El trabajo de nuestra policía no viola la ley ni la Carta Magna. Si no andás armado, no tenés pedido de captura, la policía te requisa y podés seguir tu camino. Y todos vivimos más tranquilos.

—¿En 2025 habrá reforma constitucional en Santa Fe?

—Hay nueve proyectos circulando en la Legislatura, ninguno del Ejecutivo. No tuvimos tiempo para corrernos de nuestra agenda, que se centra en la seguridad, la educación, la producción y las finanzas del Estado. Depende de los legisladores, pero no empujamos ninguna reforma constitucional. Si bien no decimos que no sea necesaria, sí es correcto que la Legislatura aborde el tema.

—En el propio radicalismo alentaron su eventual reelección. También se especuló con su posible postulación a convencional constituyente.

—No lo tengo en la agenda, no lo estamos evaluando. Voy a trabajar para que nuestro programa de gobierno continúe en la provincia cuatro, ocho, los años que la gente nos avale. Y los actores no son lo más importante. Lo importante es el programa, que lo puede llevar adelante uno u otro.

—¿Santa Fe Business Forum, que acaba de realizarse en Rosario, marca un punto de inflexión en materia de actividad económica?

—Muchos empresarios agradecieron la articulación, la logística y la inversión de la provincia. El Estado tiene que estar ahí, en una fase virtuosa, acompañando al sector privado para que pueda crecer y generar empleo. Y desde ese lugar encarar un montón de problemas que al Estado le sale mucho más caro resolverlos. Quiero destacar a (el ministro de Desarrollo Productivo) Gustavo Puccini y a (la secretaria de Comercio Exterior) Georgina Losada. Se esforzaron mucho con una mirada estratégica y correcta de lo que teníamos que hacer en este caso. Estamos abriendo mercados en 40 países. Consolidando los que ya tenemos y abriendo esos nuevos mercados, las empresas se van a agrandar. Si logramos eso, más gente tendrá trabajo en toda Santa Fe. Es lo que pretendemos como modelo. Lo tomamos como un hito, como un antes y un después, que salió muy bien, y el año próximo será mejor.

—¿Le gustaría tener otro vínculo con el Presidente?

—Tengo que ser honesto en dos cuestiones: Milei es un líder internacional que debate las ideas del liberalismo en el orden nacional, pero que no toma la cotidianidad de la gestión. Es una forma de gobernar y no hago un juicio de valor de eso. Sobre la segunda línea del gobierno, tenemos una excelente relación con la inmensa mayoría de los funcionarios. Somos bien recibidos y escuchados. Tenemos diferencias de pensamiento ideológicas, pero nos encontramos con gente de buena fe que quiere lo mejor para la Argentina, en este caso para Santa Fe. Tenemos una buena relación, difícil con el Presidente por el lugar que él entiende que debe ocupar. Es invitado en todo el mundo para debatir ideas y la gestión descansa en funcionarios de primera línea. Para ser justos, cuando en Rosario tuvimos serios problemas, estuvieron a nuestro lado.

—¿Se avanzó con la agenda de temas que venían trabajando con la Casa Rosada, por ejemplo, en materia de obra pública, el traspaso de rutas nacionales?

—En materia de obra pública lamentablemente no avanzaron con lo que se habían comprometido, lo que no significa que no lo hagan. Esperábamos el traspaso de rutas, seguimos dialogando y creo que lo van a hacer. Es un problema que no es mío, pero lo tienen mis vecinos, entonces propongo un plan vinculado a un sistema de administración que puede ser eficiente y hacer sustentables las rutas.

—¿La apuesta a la Región Centro se puede ampliar a otros gobernadores? ¿Están pensando en nacionalizar de algún modo el modelo santafesino?

—Estoy apostando a eso. Ahora, es difícil que se transforme en un proyecto político. Pero sí puede ser una defensa de intereses regionales que nos permita despegar en muchos aspectos. Cuando hablamos del fin de las retenciones es importante, porque sería plata que queda y se reinvierte acá. Hay que defendernos y para eso debemos contar con agendas regionales.

—¿Están pensando en algún programa económico un poco más a la ofensiva? De hecho, vienen de lanzar el plan de gasificación como un emblema de gestión.

—Llegamos al equilibrio fiscal, para nosotros es fundamental. También lo es la eficiencia en la administración de los recursos del Estado, lo hacemos con mucha responsabilidad. Logramos tener un pequeño superávit. Cada peso que ahorramos lo ponemos en el sistema productivo y en la educación. Si en este momento logro invertir los 400 millones de dólares que tenemos para desarrollar el gas, al menos 300 empresas serán más competitivas. Eso nos permitirá generar trabajo, fundamentalmente en el cordón oeste de la provincia. Somos muy responsables en la administración de los recursos públicos porque no está claro qué es lo que va a ocurrir. Pero seguiremos invirtiendo y achicando los gastos del Estado para salir adelante, es la única manera. Además de controlar, hay que administrar bien el Estado. A Santa Fe no la va a parar nadie dentro de tres años. Lo dice su bandera: “Provincia invencible de Santa Fe”. Porque al Brigadier Estanislao López nadie lo pudo vencer en la batalla. Santa Fe es el Estado más importante de la República, el que puso las condiciones para el federalismo. Y volveremos a hacer eso. Santa Fe se llevará puesta a la Argentina, será el motor que hará arrancar al país.

—¿Está conforme con el funcionamiento de Unidos? El debate de la reforma previsional generó tensiones internas con el socialismo.

—Estoy muy conforme y todo tiene sensatez. Somos partidos políticos que encontramos un objetivo común: sacar a la provincia adelante después de años en los que estuvo muy golpeada. La construcción de consenso es muy importante en Unidos y es correcto que algunos piensen diferente en determinados temas. Pero venimos encontrando los equilibrios, los medios que nos permiten avanzar.

—¿Unidos debe ampliarse de cara a un 2025 electoral? En los últimos meses se habló de sumar a La Libertad Avanza (LLA) y sectores del peronismo.

—Como gobernador no me cierro a ninguna fuerza política que crea en el programa de gestión que estamos impulsando. Con quienes entiendan que la provincia va por el camino correcto, que mejoró la educación, el sistema productivo, la salud, la seguridad y la infraestructura, por supuesto que se puede ampliar. No soy una persona ideologizada. Pretendo resolver los problemas y, cuanto más músculo político tengamos, más fácil será hacerlo.

CON INFORMACION DE UNOSANTAFE

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