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Por qué se dice que el hombre llegó a la Luna gracias al perro

El perro, fiel aliado del ser humano en los últimos 30.000 años, ha sido una pieza clave del desarrollo espacial

NOTICIAS DE INTERES 11/02/2021 Ana COHEN Ana COHEN

El hombre, al decir de Desmond Morris, “ese mono desnudo”, tiene, con respecto a los animales, algunas diferencias que le permiten competir, a veces, con cierta ventaja.

Desde ya que, en el contexto de la Naturaleza toda y desde un punto de vista objetivo, el hombre no es el centro de la Naturaleza ni mucho menos, es tan sólo una pieza de un complejo engranaje que llamamos vida.

Es algo así como si tuviéramos un motor que representa la vida y el hombre fuera una bujía, sin una bujía el motor funciona aunque no del todo bien, pero de lo que no hay dudas es que el motor puede funcionar sin él.

 Esto es la más clara demostración de que no somos imprescindibles, ni los únicos, ni los mejores, ni mucho menos el centro. Pero... ¿cuáles son esas diferencias que hacen al hombre entrar en competencia igualitaria con el tan maravilloso y diverso mundo animal?


 El perro, fiel aliado del ser humano en los últimos 30.000 años (Shutterstock)

Las cualidades que distinguen al hombre son: el habla, o sea la palabra articulada que es propia del ser humano y de ningún otro animal; la imaginación, o sea la capacidad de pensar en abstracto y como consecuencia de estas dos cualidades: la noción consciente del futuro.

Ningún animal habla: los loros y los mirlos apenas si repiten sin saber qué dicen. Ningún animal pareciera ser capaz de entender la noción de fe, de esperanza, o de la cantidad veintiocho. Esa es la capacidad de pensamiento abstracto que aparentemente no poseen.

 
El animal necesita formas, volúmenes y colores para representar objetos y tenerlos en su memoria. Ningún animal sabe que el futuro existe. Para ellos el momento es ahora y antes, nunca mañana.

Así las cosas, el hombre tiene sus herramientas con las que transita y ha transitado por la vida. Pero, y siempre hay un pero, no siempre han sido esas meras herramientas las que le han permitido evolucionar y progresar.

 Muchas veces, el uso y la aplicación de esas herramientas y sus directas consecuencias es lo que le ha allanado el camino hacia un futuro mejor. Este es el caso de la domesticación del lobo y por ende del surgimiento del perro.

El hombre no es el centro de la Naturaleza ni mucho menos, es tan sólo una pieza de un complejo engranaje que llamamos vida (Shutterstock)

Hasta el momento de la domesticación del lobo el hombre era nómade, vagabundeaba siguiendo los pasos de los animales a los que cazaba, que a su vez migraban siguiendo las estaciones que modificaban las pasturas o sea su alimento. El hombre era por entonces un gitano que deambulaba detrás de sus presas.

 Al domesticar al lobo, y surgir el perro, el ser humano descubrió un procedimiento: la domesticación, que con el tiempo le permitió encerrar un animal en un corral o plantar algo después una semilla y esperar su desarrollo para obtener una fruta. No había más necesidad de seguir a las presas. Se las podía encerrar y criar.

Desde entonces el hombre se quedó en un mismo lugar, se hizo sedentario y no tuvo por qué vagabundear más. Ahora ya no salía por la mañana sin saber si él iba a buscar comida o él iba a ser la comida. Ahora podía ver a la comida en el corral y desde ese entonces su desarrollo se asoció a los animales de su entorno inmediato hasta que un día llegó a la Luna.

 *El Prof. Dr. Juan Enrique Romero. @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.

Fuente: Infobae

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