Javier Milei gana con su estrategia exterior, pero necesita una buena noticia urgente
POLÍTICA18/02/2024Agencia 24 NoticiasJavier Milei comenzó a tomarle el gusto a la estrategia de privilegiar sus relaciones internacionales por encima de los conflictos que le traen las internas locales. Aprendió pronto de la política clásica de que en momentos de crisis nada mejor que apelar al apoyo y al brillo que puede venir desde afuera.
Razones no le faltan: el viaje a Israel y la etapa en Roma le trajeron mucho más rédito que el esperado. En el Vaticano, debe reconocerse, el mérito fue repartido. Tanto el presidente como el papa Francisco hicieron todo lo posible para lograr una imagen de reconciliación tan "espiritual" que solo un ejercicio profesional de la política podría haber conseguido. Bergoglio, en esto, le puede dar clases a Milei y más cuando las necesidades eran mutuas: el presidente debía cerrar definitivamente todas las arremetidas que había lanzado durante la campaña con sus mensajes contra el papa y Francisco necesitaba reconciliarse con un alto porcentaje de argentinos que votaron al libertario sin preocuparse si insultaba o no al pontífice. No fue un dato menor para la Iglesia local.
Las decisiones de Milei en política exterior comienzan a mostrar facetas que tienen algún nivel de sofisticación. En Israel tuvo su movimiento de mayor impacto en la visita a los kibutzs atacados por Hamas para recordar que había involucrados rehenes argentinos. De esa manera el viaje no quedó como un mero ejercicio personal motivado por su propia angustia religiosa existencial, sino como algo más en representación del país y de la ciudadanía.
Ahora va a ir a Estados Unidos a la CEPAC animada por Donald Trump y con invitación personal del expresidente. Milei llegará a Washington el mismo día que se llevan adelante las primarias en Carolina del Sur, en la que la exgobernadora Nikki Haley, que le disputa a Trump, está por perder. Es decir, el libertario llega a la casa del ganador y un día, además, que puede ser histórico para la marcha de la carrera de Trump por volver a la Casa Blanca. En esos términos, Milei es una figura lo suficientemente conocida entre los mandatarios de derecha como para que los republicanos lo muestren como propio en su congreso.
Milei arranca esta semana jugando un partido que aún no lo incomoda. Malas noticias no le faltan. La inflación de 20,6% de enero confirmó la trompada que vienen sufriendo los bolsillos y el 57,4% de pobreza que fijó el informe de la UCA puso sobre la mesa la vergüenza nacional que soporta una clase política que por décadas solo agravó los problemas de los argentinos sin aportar solución alguna. Por ahora la culpa de ninguno de esos problemas le cabe a Milei, pero eso no se mantendrá por siempre.
El presidente aún puede afirmar que no tomó una sola medida en un sentido distinto al que prometió en la campaña, pero el tiempo se agota. La suba de precios de febrero y la que la economía anticipa para marzo serán una prueba del aguante al ajuste que puede tener el cuerpo social.
Es un hecho que hasta los adversarios de Milei en la elección presidencial proponían cambios parecidos en sus campañas. Ni Sergio Massa pudo sostener en esa campaña que el país podría continuar en la situación en que estaba durante el Gobierno que, aunque casi de facto, él mismo condujo durante todo el 2023. En ese sentido el libertario aún tiene crédito, pero la situación puede cambiar rápidamente. El PJ también lo ayuda desangrándose en una guerra interna donde las jefaturas de Máximo Kirchner en la provincia de Buenos Aires y la de Alberto Fernández en lo nacional están bajo asedio. Cristina, con su curiosa carta económica, pareció darle otra mano al presidente.
La reacción al ajuste hoy no es igual para todos y claramente el impacto más fuerte lo esta sufriendo la clase media y la clase media alta. Hay indicios ciertos que indican que la variación del poder adquisitivo en los sectores más necesitados se mueve en otro ritmo. Un informe de la economista María Castiglione Cotter explica claramente que “ante la altísima inflación de estos meses, el Gobierno priorizó aumentar las asignaciones directas: AUH (100% desde enero) y alimentar (50% en y 50% febrero). Esto permite mejorar notablemente la cobertura de la CBA”.
El gráfico demuestra, además, un dato más que incómodo para Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa: durante el Gobierno de Milei en algunos casos se duplicó el porcentaje de cobertura de las asignaciones sociales sobre la Canasta Básica Alimentaria. El dato puede ser efímero y no mantenerse en los meses que vienen, pero explica en parte la tolerancia al ajuste que muestran las clases más relegadas, frente al impacto que cae sobre la clase media.
En paralelo hay otro país que causa más preocupación aún. La economía real está en un proceso recesivo que todavía no muestra reacción y quizás no la mostrará por un largo tiempo. La recesión de este año es un hecho medido por economistas y organismos internacionales como el FMI o el Banco Mundial. El parate en algunos sectores es casi total. Si Milei no consigue de alguna forma que la economía comience a funcionar, la tolerancia al ajuste va a aflojar rápidamente.
El superávit financiero de enero fue una muy buena noticia que los mercados festejaron con ruido. La semana pasada hubo caída del riesgo país, suba de bonos y todos los dólares bajaron, desde el blue a los financieros; pero no debe olvidarse que ese superávit se logró a costa de frenar gastos y recortar transferencias a algunos sectores esenciales. Ese movimiento se da al mismo tiempo que la desregulación de áreas como la de las coberturas de salud provocan subas impresionantes en las cuotas que paga el ciudadano de a pie. El Gobierno necesita mostrar una baja en la inflación y no solo para que triunfe su plan económico sino también para poder seguir profundizando reformas en relativa paz.
Milei esta semana va a volver a priorizar su estrategia internacional. Mañana arrancará el día recibiendo al canciller francés Stéphane Séjourné, luego partirá a un encuentro liberal en Corrientes. El viernes viaja Washington a la Conferencia de la Acción Política Conservadora que lo tiene a Donald Trump como figura estelar. No está confirmado que haya foto o encuentro con Trump en esa cita estadounidense ya que es posible que ambas agendas no tengan punto en común, pero antes de partir a EE.UU. Milei recibirá en la Casa Rosada al secretario de Estado, Antony Blinken, que participa de una cumbre en Río de Janeiro y de paso estará dando alguna vuelta por la región.
Los problemas de la política local siguen (seguirán por mucho tiempo) y exigen definiciones que Javier Milei por ahora no quiere tomar. Con Mauricio Macri existen acercamientos de todo tipo y mucho más dialogo del que parece, pero no como para pensar en una fusión legal forzada entre La Libertad Avanza y el PRO. Esa fusión ya se dio en las urnas e incluyó a votantes radicales y hasta algún otro de la Coalición Cívica. Y también hubo unidad entre bloques en la Cámara de Diputados aunque con más limitaciones, tal como se vió en el tortuoso debate de la ley ómnibus.
En esos términos, por ahora ni Milei, ni Macri, salvo que opere algún hecho inesperado, piensan avanzar con fusiones políticas, tal como si pretende, por ejemplo, Patricia Bullrich. Todo indica que los dos jefes entienden claramente que las sociedades políticas que pueden darse tienen que avanzar en el Congreso. Macri está ocupado, además, con la renovación de jefatura en el PRO, un proceso que aspira saque a Bullrich de la presidencia partidaria y lo vuelva a consagrar a él.
En el medio ambos tienen mucho trabajo que hacer. Milei empezó a aprender como negociar con gobernadores y, más allá de sus mensajes contra la casta, entiende que hay necesidades en las provincias que no podrá esquivar. La semana pasada tuvo una prueba de eso cuando el radical correntino Gustavo Valdés le dejó en claro que no está para complicarle el Gobierno sino para ayudar. No es el primer radical con poder territorial que le hace llegar ese mensaje.
Así, la tan ventilada fusión con el PRO no será ahora. Antes que cualquier definición partidaria, Milei tiene que estabilizar su Gabinete, después de las renuncias que forzó tras la ruptura con los cordobeses por la votación de la ley ómnibus y no parece que ninguno de esos lugares sea para el PRO.
CON INFORMACION DE MDZOL.COM