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Milei cumplió: Ya no hay más LELIQs

ECONOMÍA 21/03/2024 Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias
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Fueron famosas. Casi célebres. Incluso para aquellos que ni siquiera las conocían o entendían. Todo el mundo hablaba de ellas. Muchos ganaron mucha plata con ellas. Empezaron a ser un dolor de cabeza para los últimos gobiernos. El actual presidente Javier Milei prometió eliminarlas de cuajo. Finalmente, el pasado miércoles 13 de marzo a las 15 horas se esfumaron de los registros oficiales. Se trata de las Letras de Liquidez del Banco Central (BCRA), más conocidas como las LELIQs.

Fueron en realidad las primas hermanas de las Letras del BCRA, las llamadas LEBAC. Con sus más y sus menos vinieron a cumplir la misma faena monetaria: impedir que el exceso de pesos inundara la plaza financiera. Ambas fueron instrumentos de absorción monetaria del BCRA. O sea, recapturar todos los pesos que emitía de más y el mercado no quería.

En la jerga económica, lo que hacía el BCRA era esterilizar parte de la emisión de dinero a través de estos instrumentos. Que no eran ni más ni menos que una colocación del sector privado en el BCRA.

Al respecto, hubo una gran diferencia entre las LEBAC y las LELIQ: las primeras podían ser compradas por cualquier inversor, sea un banco, un fondo común de inversión, una aseguradora, una empresa no financiera, o una persona o familia; mientras que las segundas solo podían ser adquiridas por entidades financieras, y luego aceptaron también a los fondos comunes.

Es quizás por esta diferencia, que se lo criticó ferozmente al extitular del BCRA, Federico Sturzenegger, durante la gestión de Cambiemos y hoy asesor del gobierno libertario. La crítica redundaba en que ningún banco central vendía deuda directamente a inversores particulares, sino que solo negociaba con los bancos con el fin de regular la liquidez del sistema.

Gestión massista
La experiencia del 2016/2019 dejó claras enseñanzas. Fue el economista Carlos Melconian quien mejor retrató lo que ocurrió al personificar a los inversores, en particular, los extranjeros como “velociraptores” -esos veloces dinosaurios carnívoros que mostró el film Jurassic Park- quienes habían comprado LEBAC y ante la primera de cambio huían vendiéndoselas al BCRA y llevándose las correspondientes divisas, lo que terminó desestabilizando al mercado. El resto es historia.

Hoy con todos los desbarajustes que introdujo el nuevo gobierno y el voltaje de la pelea política la desaparición de las LELIQs pasó casi sin pena ni gloria. No sonó ningún Réquiem.

Claro que nadie firmó aún el certificado de defunción, por lo que, puede ser que en algún momento se vuelva a recurrir al instrumento, quizás, bajo otro nombre.

Lo cierto es que hoy las LELIQs ya no son un dolor de cabeza para el Gobierno. Sin embargo, esto no quiere decir que el problema desapareció. En realidad, se licuó como los salarios, las jubilaciones y el gasto público y privado, y los ahorros. En tal sentido, no hay que perder de vista que las LELIQs era la contrapartida de los depósitos a plazo fijo en pesos, de modo que al licuar LELIQs también licuaron los depósitos.

Siempre pueden volver
¿Por qué decimos que el problema original no ha desaparecido, aunque sí licuado? Debido a que gran parte de las LELIQs se transformaron en Pases pasivos. ¿Cuál es la diferencia? Ambos son instrumentos de esterilización del BCRA, o sea, los usa para aspirar o inyectar liquidez en el sistema financiero.

Pero las Letras eran colocaciones a 28 días de plazo mientras que los Pases son ¡a un día! De modo que el taxímetro de los intereses que paga el BCRA es una millonaria suma diaria.

Vale señalar que una de las primeras medidas de los funcionarios económicos fue incentivar a los bancos y fondos comunes a traspasar sus posiciones en LELIQs a Pases. Lo que hizo el BCRA fue dejar de realizar licitaciones de LELIQ a futuro y tomar a las operaciones de Pases pasivos como su principal instrumento de absorción de excedentes monetarios. Así la tasa de interés de política monetaria de referencia pasó a ser la tasa de los Pases pasivos a un día de plazo.

Así lo explicó en su momento el BCRA: al centralizar las operaciones en un solo instrumento, y al ser su tasa de política la única tasa de interés de referencia se busca hacer más clara la señal de política monetaria y fortalecer su transmisión al resto de las tasas de interés de la economía.

En cuanto a las operaciones de inyección de liquidez, el BCRA seguirá ejerciendo la posibilidad de realizar Pases activos y ofrecer “puts” sobre instrumentos del Tesoro que la autoridad monetaria considere adecuados.

Hoy el stock de Pases supera los 31 billones de pesos. Los intereses, a la tasa actual del 80% nominal, implican una emisión monetaria de más de 2 billones de pesos mensuales. Por lo tanto, es muy prematuro para cantar victoria por más que el ejército de las LELIQs haya tocado retirada.

Claro que a diferencia de la experiencia 2018/19, son las entidades financieras las titulares de estos Pases pasivos y no tienen tanta flexibilidad como los velociraptores, por las normas y el control del BCRA, aunque también son correlato de depósitos de las familias y empresas, quienes sí tienen buena elongación para salir corriendo. Del comportamiento de ellos depende mucho lo que ocurra en los próximos meses.

CON INFORMACION DE MDZOL.COM

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