La amenaza que lanzó Máximo Kirchner

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En la noche del martes, en la que Máximo Kirchner hizo catarsis en General San Martín frente a un grupo de intendentes del Gran Buenos Aires, hubo una frase que no pasó desapercibida pero que recién este sábado terminó de ser confirmada a MDZ por uno de los que estuvieron ahí.

El hijo de los dos presidentes cree que su etapa dentro del peronismo bonaerense podría estar ingresando en su etapa final al considerar que "a veces me dan ganas de volverme a Santa Cruz y no volver más".

"Yo lo llevo en auto y no le cobro la nafta, le pago la comida, los peajes, todo. Solo me avisa y listo", dijo uno de los que hace tiempo sostiene que el peronismo provincial necesita de otras caras y formas para encarar el futuro inmediato. Quien se ofreció a tal servicio, por supuesto, no estuvo en el asado del martes pasado en la UOM de General San Martín pero habla con la mayoría de los que sí cenaron con Máximo Kirchner a pedido de Gabriel Katopodis. 

El actual ministro de infraestructura de la provincia de Buenos Aires sabe que tiene una oportunidad para empezar a ser la cara visible de una estructura que hoy aparece fragmentada, "totalmente rota", como expresó otro jefe comunal que fue invitado pero no asistió. La desconfianza entre los alcaldes cada vez es mayor y quien tendría la responsabilidad de unir a las partes, Axel Kicillof, por ahora solo saca ventaja de eso sin hacer nada por ordenar y conducir el derivado de la derrota de noviembre pasado.

Katopodis había reunido a otro sector de intendentes hacía casi un mes, en el mismo lugar. La mayoría era del interior bonaerense pero, a diferencia de los que estuvieron el martes por la UOM, casi ninguno quería seguir estando cerca del kirchnerismo. Creían que el exintendente de General San Martín los estaba incorporando a un proyecto diferente. Máximo Kirchner, en tanto, analiza que puede ser "parte del esquema" en el que tiene como número uno a Mayra Mendoza, la intendenta de Quilmes.

La crisis advertida por el diputado nacional y presidente del PJ bonaerense tiene como máximo responsable, por lo que dijo, al gobernador Axel Kicillof, a quien acusa de no hablar ni contener "a nadie". "Los otros días ni los diputados de Massa fueron a la sesión", recordó. Efectivamente, el Frente Renovador no bajó al recinto en la primera reunión del año porque los intendentes de esa fuerza no habían sido recibidos por el gobernador desde que asumió de nuevo en el poder hace cuatro meses.

"Ese no es nuestro quilombo. Es algo de la Cámara", relativizaron desde la Gobernación cuando esto ocurrió. Efectivamente, si bien el enojo estaba en los jefes comunales, también hubo una fuerte discusión entre las autoridades del oficialismo en la legislatura porque todavía no se habían puesto de acuerdo en el reparto de las comisiones y otros cargos donde se maneja el dinero del presupuesto.

Desde la elección presidencial, el peronismo no ha encontrado el ámbito de la discusión y, como le pasó a Máximo Kirchner la semana pasada, la catarsis. Las reuniones del PJ provincial y nacional fueron dos convocatorias para cumplir con las formalidades de la ley. Porque ni siquiera los que se manifiestan absolutamente críticos tienen las manos y la voluntad de reemplazar a quienes están.

Días atrás, Wado De Pedro fulminó a Sergio Massa, que fue considerado como "no peronista" por el joven Kirchner, por "hacer que la gente que trabaja estuviera por debajo de la línea de la pobreza. No perdimos porque discutimos entre nosotros. Discutimos porque nos quedamos sin nafta". Recuerdo: Wado fue el ministro del Interior que le renunció a Alberto Fernández y siguió, luego se transformó en precandidato presidencial para una PASO contra el hoy mileísta Daniel Scioli y terminó como jefe de campaña de Sergio Massa. Hoy es senador nacional.

En la provincia de Buenos Aires, de donde Kirchner, Wado, Massa y Kicillof son referentes y dirigentes, ninguno está contento con lo que pasa en el peronismo que representaron en las últimas elecciones. Tienen dificultades para entenderse entre sí y con los terceros, otros protagonistas territoriales como los intendentes y legisladores.

Martín Insaurralde, quien cumplía el rol de dique de contención de las demandas de los jefes comunales, ya no está en esa mesa grande, o al menos intentan desplazarlo ante el escarnio público del yate Bandido y los regalos a Sofía Clerici. Sus socios y amigos también empiezan a despegarse de él, pero no encuentran quien lo reemplace. Nadie se anima a hablar de igual a igual con el gobernador, Massa y los Kirchner.

Algunos piden que Gabriel Katopodis asuma ese rol e inclusive que reemplace a Máximo Kirchner al frente del PJ provincial. No es ni su estilo ni se siente cómodo conteniendo y administrando tensiones. Prefiere siempre andar suelto y aparecer como "imprescindible" porque tiene buena imagen. Cada vez más en el peronismo kirchnerista las diferentes partes necesitan empoderar a alguien que los represente y no a un hipotético buen candidato.

"Eso fue lo que pasó el año pasado. Pusimos a todos y 'Kato' no estuvo en ningún lado. Ahora capaz es el momento de cambiar de método", dice alguien que lo respalda siempre. Sin embargo, en una legislativa, cada sector cree que su representante tiene una posibilidad mayor que la del otro. Sino, preguntarle a Jorge Ferraresi, Fernando Gray y otros que ya caminan, por si las dudas, armando su propio destino.

CON INFORMACION DE MDZOL.COM

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