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FUNCIONARIO INJUSTAMENTE OLVIDADO

Rabino y farmacéutico, tanto te podía recitar la Torah como prepararte una diadermina. Las dos cosas a la vez, incluso. (Nuestro columnista curte también el humor político)

EDITORIAL 07/01/2020 Isaías ABRUTZKY / Especial para R24N
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Isaias Abrutzky Isaías ABRUTZKY / Especial para R24N

Ministro de Ambiente, luego descendido a Secretario, su principal preocupación fue el progreso de la Argentina. Como que militaba en el Pro. Por eso, cuando ocurrían los incendios en La Pampa, no se apartaba del televisor, ávido por recibir las últimas noticias del siniestro. Los periodistas K, siempre insidiosos, le preguntaron por qué no estaba en el lugar. Su respuesta fue magistral “¿Para qué? Yo no soy bombero ni rescatista”. 

Llegó a disfrazarse de planta para expresar su lucha en favor de la naturaleza, actitud que no fue valorada como debiera, sino más bien usada para escarnecimiento y burla. Hay que reconocer que el disfraz era bueno, tanto que un perro que andaba no dudó en arrimarse y levantar la pata. Dicen que fue enviado por la Kretina, aunque no se pudo confirmar hasta el momento; habrá que pedirle un peritaje a la gendarmería, aunque ahora tal vez no refleje la verdad. 

Una de sus acciones más importantes para sacar a la economía argentina de su letargo, fue viajar por el país para detectar posibilidades en la llamada “economía azul”. Cuenta Ámbito: “El economista belga Gunter Pauli exhibió un entusiasmo rebosante en la presentación del Plan A de la Economía Azul. En los hechos, se trata de una exhaustiva hoja de ruta sobre las 10 propuestas presentadas junto al ministerio de Ambiente hace poco más de un año, que involucró a cientos de personas y docenas de viajes a lo largo de la Argentina, para tratar de descubrir los lugares ideales para llevarlos a cabo y establecer un modelo de negocio sustentable y exitoso”.

Al belga le pagaron un millón de dólares, y vaya a saber los otros costos que demandó la gira. 

Pero el viaje dio sus frutos. Uno de los proyectos más interesantes es el de la crianza de larvas de mosca. En la misma nota de Ámbito:

“Otro de los desafíos consistía en cómo generar millones de dólares con nuevas fuentes de proteínas. Así se ideó un cluster, una idea central de la economía azul, en los que distintas áreas productivas se entrelazan y retroalimentan. En este caso, se diseñó una cadena en la que los mataderos ofrezcan sus desechos como generadores de materia prima para cultivar larvas de moscas, que a su vez serán el alimento nutritivo de gallinas. 'Sólo hay que identificar los mataderos y los criaderos de gallinas y pollos y conectarlos. Es sencillo, se genera empleo y se obtienen diversos beneficios', apunta el economista (belga)”.

La gran diva argentina que pasa unos días en su mansión de Punta del Este antes de viajar a Miami, todos los años, abraza justamente el proyecto azul y manda a los pobres a tener gallineros. Claro, del modo convencional para eso hace falta disponer de un patio y un espacio al fondo del mismo. Pero con la economía azul no hace falta que las gallinas anden picoteando lombrices y otros bichos dentro del cerco de alambre, sino que cualquier espacio se puede convertir en un feed lot, en el que las gallinas no tengan que salir a procurarse su alimento (y quedar expuestas a las malas intenciones del gallo) sino que pueden quedarse sentadas tranquilamente porque las sabrosas larvas de mosca le son servidas en su lugar por el patrón. 

De esta manera, en un departamento de dos ambientes, por ejemplo, en Almagro, se pueden criar unas cincuenta gallinas, con lo cual a los pobres no les faltará nunca una patamuslo o una pechuga para prepararse un riquísimo y supernutritivo fricasé de pollo. 

Pero los beneficios de la economía azul no terminan allí: seguramente algunas larvas de mosca conseguirían huir de su destino fijado por el emprendedurismo, y llegarían a constituirse en moscas hechas y derechas, libres de volar por donde le plazca y posarse sobre los alimentos y la piel de la gente. 

Esto daría lugar a la creación de nuevas fábricas de las palmetas que se emplean para aplastar a los antipáticos volátiles. Otros milloncitos más a las actividades productivas. Atrapar las moscas con ese instrumento es, por otra parte, una actividad semideportiva que permite descargar los instintos sádicos sin remordimientos, ya que se trata de legítima defensa. 

En fin, celebremos el advenimiento del gobierno de Alberto Fernández, pero no olvidémos a quienes desde el otro lado se esforzaron en la procura de una Argentina con pobreza cero.  

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