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Arabia Saudí juzgará en un tribunal antiterrorista a una destacada defensora de los derechos de la mujer

Loujain al Hathloul, en huelga de hambre desde hace un mes, está encarcelada desde mayo de 2018

INTERNACIONALES 26/11/2020 Ángeles ESPINOSA
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El caso de la activista saudí Loujain al Hathloul ha sido remitido este miércoles al Tribunal Penal Especializado, que juzga a los sospechosos de terrorismo. La decisión supone un jarro de agua fría para su familia y los defensores de derechos tras la campaña por su liberación que lanzaron ante la última cumbre del G20 organizada por Riad. En la nueva sesión del juicio, convocada apenas con 24 horas de antelación, también han comparecido Nouf Abdelaziz, Nasima al Sada y Samar Badawi, todas ellas detenidas por sus actividades en favor de las mujeres, según fuentes de organizaciones de derechos humanos.


“Loujain parecía débil ante el tribunal, tenía continuas convulsiones y su voz era débil y temblorosa”, ha descrito su hermana Lina en un tuit poco después de la audiencia. Lina, que vive en Bruselas, desde donde trabaja por la libertad de Loujain, anunció la víspera que sus padres, que la representan legalmente, acababan de ser informados de la reanudación del juicio sin apenas tiempo para prepararse.


Dada su desconfianza hacia el sistema judicial saudí, la mayor preocupación de la familia era poder comprobar el estado de salud de Loujain. No tenían noticias suyas desde que hace un mes inició una huelga de hambre precisamente para protestar por la falta de acceso regular a sus allegados. La audiencia les daba la posibilidad de verla.

El Comité de Derechos de la Mujer de la ONU dijo a principios de este mes que el deterioro de su salud era “muy alarmante” y pidió su “inmediata” liberación.

El envío del caso al Tribunal Penal especializado apunta a un juicio aún más duro y con menos garantías que en los tribunales ordinarios, según los defensores de derechos. Esa instancia fue creada en 2008, fuera del sistema de Sharía (ley islámica), para juzgar a presuntos terroristas. Pero desde la ley antiterrorista de 2014 eso incluye quienes critican al reino, a los activistas de derechos humanos e incluso a los ateos.


Loujain, de 31 años, fue detenida en 2018 junto a otras 11 activistas, incluidas las tres que han comparecido con ella hoy, acusadas de “conspirar con organizaciones internacionales hostiles al reino”. El juicio contra ellas empezó en marzo del año pasado en medio de una campaña de desprestigio de los medios estatales que les acusaba de “traidoras” y “agentes de las embajadas”, que alarmó a los diplomáticos extranjeros acreditados en Riad. Desde entonces, las sesiones, la última el pasado marzo, han sido anunciadas de forma arbitraria y celebradas a puerta cerrada.

Algunas de las encarceladas están en libertad bajo fianza, al parecer tras haber sido forzadas a firmar confesiones. Loujain, la más joven de ellas, adquirió notoriedad en diciembre de 2014 cuando fue detenida al cruzar conduciendo la frontera de Arabia Saudí desde Emiratos Árabes Unidos, donde estudiaba. Pasó 73 días en prisión por reclamar el derecho de las mujeres a conducir. Su segundo arresto se produjo pocos días antes de que se levantara esa prohibición.

La familia de Loujain denunció que durante los primeros tres meses tras su detención estuvo incomunicada y fue sometida a descargas eléctricas, latigazos y acoso sexual. El Gobierno saudí ha rechazado esas acusaciones. También ha hecho oídos sordos a los numerosos llamamientos a la liberación de Loujain y el resto de las activistas que tanto grupos de derechos humanos como numerosos políticos intensificaron ante la cumbre del G20 el pasado fin de semana.

Gracias al esfuerzo de sus hermanos, que viven fuera de Arabia Saudí, Loujain se ha convertido en el símbolo de los activistas encarcelados en el Reino del Desierto. Su movilización incansable ha hecho que su rostro sea el más reconocido de todos ellos e incluso ha estado propuesta para el premio Nobel de la Paz. Justo ese respaldo internacional es lo que más irrita a los dirigentes saudíes, con el príncipe Mohamed Bin Salmán a la cabeza. El heredero y gobernante de hecho no ha dado muestras de flexibilidad ni siquiera tras el chaparrón por el brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi hade dos años.

Fuente: El País

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