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Pullaro es un gobernador 3.0

POLÍTICA 13/01/2024 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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El gobernador de Santa Fe está aquí y allá, en todos lados, queriendo comer cada centímetro de la agenda pública. Maximiliano Pullaro, en un mes de gestión, ocupa lugares, todos los que pueda. Desde su discurso inaugural, en el que dejó en claro que la seguridad era prioridad, hasta las últimas horas, donde se agarró de la violencia en Ecuador para lanzar un llamado de atención. Workaholic, cultor de la vida sana, sin excesos, con aire de robot, el radical no entrega nada al azar. Perfil de un conductor político.

El contraste con su antecesor es enorme e inevitable de practicar. El peronista Omar Perotti no pudo ni supo domar. No condujo al peronismo provincial, que terminó enfrentándolo, y no mejoró la seguridad, tras prometer en campaña “paz y orden”, lo que le ganó la confianza del electorado. Pullaro tiene en sus narices, entonces, un ejemplo de lo que no debe hacer.

"El jefe soy yo", parece decir el mandatario radical. Con especial atención en la inseguridad, pero también en áreas sensibles de la economía como la producción, el gobernador acapara la atención. Impulsa medidas, hace anuncios, es contundente en sus declaraciones y abre el juego, sobre todo.


Le gusta enfrentarse, además. Lo tiene en la sangre. Disputa contra las bandas narcocriminales que lo amenazan, contra la Corte Suprema de Justicia y contra el peronismo. Por ahora, no tanto contra el presidente Javier Milei, con el que –lo sabe– comparte electorado.
Jefe
Pullaro es jefe, pero juega y deja jugar. Desde el vamos le dijo a su gabinete, primeras y segundas líneas, que quiere un equipo de perfiles altos. Potenciales reemplazantes, como publicó Letra P antes de su asunción. Así las cosas, el ministro de Producción, Gustavo Puccini, el de Gobierno, Fabián Bastía; el de Obras Públicas, Lisandro Enrico, mueven. Sin embargo, le responden al jefe.

También juegan la vicegobernadora Gisela Scaglia y la presidenta de la Cámara de Diputados, Clara García. La primera, PRO. La segunda, socialista. Tienen vía libre para hacer agenda y meter juego propio. Pullaro es líder en la gestión y también en el aspecto político del nonato frente Unidos. Hay que zurcir con mucha paciencia para no dejar heridas en el amanecer de una coalición. Por ahora, se viene logrando.

Pullarlo tiene una decisión muy clara de cumplir con su contrato electoral, pero no de cualquier manera. Lo hace de modo veloz y ágil. Los gobiernos y los relatos hacen su parte, es verdad, pero el radical, en apenas 30 días, lidera acciones de alta potencia simbólica, fuertes gestualidades para que Santa Fe, y más allá también, tenga la sensación de que hay una persona que se ocupa de aquello por lo que se lo votó.

Pullaro es un gobernador 3.0. No sólo hace, sino que tiene un engranaje a su alrededor dedicado a imponer un modo de contar las cosas. En un signo propio de esta era, donde no se aborda un único hecho sino que se cuenta una serie de sucesos, Pullaro enhebra microactos de gestión, generalmente contados a través de un relato audiovisual conciso, contundente y repetitivo. Su característica central es una alta posibilidad de viralización sobre temas que son de profundo interés para la ciudadanía.

Nada atado a su suerte
No hay nada al azar. Perotti, hasta el último de sus días, se reprochó un andar deficitario en la comunicación. Pullaro, desde el vamos, focalizó y estudió el tema, pero con una dosis precisa y adaptadas a reglas actuales, con un trabajo enfocado al mundo digital.

Hay otro elemento no menor en el arranque. La solidez política –aunque prematura– de Unidos. Juegan todos y todas, pero el frente, en su conformación, está bien representado en el gobierno. Los 15 partidos de Unidos para Cambiar Santa Fe forman parte del Ejecutivo, pero tienen a la vez la sensación que fue mejor formar parte de la coalición que no hacerlo.

 
Al menos por el momento, es tal la potencia de Unidos que la oposición toda, el peronismo, el bloque de Amalia Granata y la izquierda, no encuentran su lugar en el mundo santafesino. Ganan más centralidad las disputas entre partidos o sectores internos del oficialismo que eventuales enfrentamientos entre oficialismo y oposición, que por el momento no existen.

Prueba de ello es la batería de leyes que logró aprobar Pullaro en la Legislatura. Por un lado, por la capacidad técnica y política de escribir y enviar semejante paquete en un puñado de días. Por otro lado, por disponer de una muñeca política capaz de aprobar más de 15 leyes en menos de un mes. Todas las normas salieron con modificaciones, pero nadie tiró un piedrazo. Unidos goza de mayoría automática, pero procura aprobar sus proyectos con la mayor cantidad de votos posibles. De ese modo, el lugar para la oposición es cada vez menor.

La cancha es hoy de Pullaro y de Unidos. Es incipiente, precoz, quizás, pero hay una diferencia mayúscula con el sistema que regía en Santa Fe hasta el 10 de diciembre. Pullaro se ocupa y preocupa de estar en el centro. Juega dentro de la provincia y empieza a tirar lazos y puentes afuera. Arrancó muy arriba, se verá cómo lo sostiene.

Con información de Letra P, sobre una nota de Pablo Fornero

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