El 27 de octubre de 1970 Federico Leloir recibe el Premio Nobel por sus aportes al conocimiento de los mecanismos metabólicos del cuerpo humano. Aunque en sus días de estudiante de medicina había tenido rendimientos poco prometedores, Leloir compensó con tenacidad sus dificultades. Convertido en discípulo del Premio Nobel Bernardo Houssay, comienza a incursionar en la fisiología humana. Tras un breve paso por la Universidad de Cambridge, regresa a la Argentina y hace trascendentes descubrimientos sobre el metabolismo y la función especifica de los órganos digestivos Es obligado a exiliarse en 1943 por sus opiniones contrarias al fascismo argentino y regresa dos años mas tarde para retomar sus investigaciones. Lidera un equipo que descubre la función de los azucares en el procesamiento de los carbohidratos y el sistema de producción y almacenamiento de energía dentro del cuerpo humano. Pese a las dificultades económicas y la persecución ideológica en varios momentos de su carrera, mantuvo constante su tarea científica. Muere el 2 de diciembre de 1987 luego de otra de sus habituales e intensas jornadas en el laboratorio.