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Singapur avanza hacia el pluralismo en sus elecciones generales

La pandemia golpea la economía de la pequeña ciudad-Estado, con cerca del 29% de población extranjera

INTERNACIONALES 10/07/2020 Paloma ALMOGUERA
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Las elecciones generales en Singapur, gobernada por el Partido de Acción Popular (PAP) desde su independencia en 1965, suelen carecer de intriga por las sucesivas victorias de la formación gobernante. Pero este año hay novedades. Aunque el PAP parte como favorito, los comicios que se celebran este viernes están más disputados que nunca, con diez partidos opositores registrados y Lee Hsien Yang, el hermano del primer ministro, Lee Hsien Loong, respaldando a uno de ellos. A la contienda de los hijos del ‘padre’ de la patria, Lee Kuan Yew, se suma por primera vez al debate político el papel de los profesionales inmigrantes que viven en el país, en el punto de mira ante las dificultades económicas generadas por la pandemia de coronavirus.


La pequeña ciudad-Estado asiática cuenta con un alto porcentaje de población extranjera: representan cerca del 29% de sus 5,7 millones de habitantes, en contraste con el 10% que suponían en 1990, según estadísticas nacionales. La inmensa mayoría de inmigrantes proceden de países asiáticos y trabajan como empleados del hogar o en el sector de la construcción. Estos últimos son los principales afectados por la pandemia de coronavirus, ya que reúnen más del 90% de los contagios (por encima de 45.000 en total, la cifra más alta del sureste asiático).

Aunque esta circunstancia ha recibido críticas por parte de la oposición, que echa en cara al Gobierno haber ignorado el hacinamiento de los dormitorios donde viven estos trabajadores, es el grupo denominado como “talento extranjero” el que acapara la polémica. Identificados con las siglas PMET (profesional, mánager, ejecutivo y técnico), este grupo de 400.000 inmigrantes son en ocasiones percibidos como una amenaza para los intereses y ambiciones de los singapurenses.

Un sentimiento que estaba relativamente soterrado hasta que el coronavirus y la guerra comercial entre China y EE UU han empujado al país a su primera recesión desde la crisis de 1998. La contracción prevista se calcula entre el 4 y el 7% este año, y el paro se prevé que alcance los niveles de la última década, de un 3,5% entre los singapurenses. “Tenemos que parar esta estupidez de continuar trayendo trabajadores extranjeros, especialmente PMET”, exhortó Chee Soon Juan, líder del Partido Democrático de Singapur, durante un debate televisado. No está solo: ocho de los diez partidos de la oposición abogan por reformas en las políticas de contratación a favor de los locales en sus manifiestos electorales. Según la consultora Meltwater, solo las pensiones y el alto coste de vida se mencionan más que “talento extranjero” en las redes sociales isleñas.

“Es la primera vez que la inmigración sale al descubierto y que la oposición utiliza las políticas sobre los PMET contra el PAP. En las elecciones previas, los partidos no querían ser vistos como xenófobos y solo se referían a ella de forma indirecta”, apunta Eugene Tan, exmiembro del Parlamento isleño. El PAP también ha tenido que incorporar el asunto a su discurso, prometiendo protección a los singapurenses en el ámbito laboral. El partido gobernante tendría más margen para maniobrar a su antojo si logra cerca del 70% de los votos, como ocurrió en 2015, cuando obtuvo 83 de los 93 escaños en liza. Pero es algo que este año se presume difícil, con hasta diez partidos en la pugna. “Son las elecciones más disputadas desde la independencia, con la oposición más coordinada y candidatos mejores que en otras”, subraya Tan.

De todas las formaciones, la gran sorpresa de los comicios ha sido la incorporación de Lee Hsien Yang al nuevo Partido para el Progreso de Singapur (PSP), liderado por un exmiembro del PAP, Tan Cheng Bock. “El PAP de hoy no es el partido de mi padre. Ha perdido el norte”, ha criticado el hermano del primer ministro, con quien protagonizó una sonora disputa por la vivienda familiar. “Comparto la visión del PSP sobre un Singapur más compasivo y progresista”, ha proclamado. Singapur, convertido en centro financiero regional por Lee Kuan Yew, tiene uno de los coeficientes Gini -medidor de la desigualdad- más altos de la OCDE, de un 0.398 (con 1 como la desigualdad plena), sin contar al casi millón de inmigrantes en puestos poco remunerados.

Aunque el PSP ha entrado en el juego con fuerza, se prevé que sea el Partido de los Trabajadores, el único actualmente con representación parlamentaria en la oposición, el que suponga un mayor reto para el liderazgo del PAP. Pero este partido sigue contando con ventajas incontestables. “Hay una razón por la que el PAP ha ganado cada elección desde que Singapur es independiente, y es que todo el proceso está fuertemente inclinado a su favor”, apunta Teddy Baguilat, director de la Asociación de Parlamentarios por los Derechos Humanos de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático). “Libertades fundamentales, intrínsecamente ligadas a unas elecciones libres, están limitadas porque el Gobierno controla los medios de comunicación y utiliza leyes restrictivas contra las voces disidentes”, añade. Singapur es considerado un país “parcialmente libre” por la organización Freedom House, mientras Human Rights Watch ha advertido acerca de un aumento en las restricciones sobre la libertad de expresión en 2019 a través de una ley, aprobada el pasado octubre, que otorga al Gobierno el poder de determinar qué contenido publicado en el espacio digital es “falso”.

Fuente: El País

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