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La baja de tasas para aliviar al Banco Central le pasó factura al dólar y a la brecha cambiaria

ECONOMÍA 09/01/2024 Pablo WENDE
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La licuación de pasivos en pesos para aliviar al Banco Central es una de las medidas más importantes del plan de emergencia lanzado por Javier Milei ni bien asumió la presidencia. La reducción de tasas de interés en plena escalada inflacionaria persigue ese objetivo pero al mismo tiempo pasa factura. Con menos incentivo para quedarse en pesos, es lógico que aumente la presión dolarizadora como viene sucediendo desde el arranque del año.

Los dólares financieros vienen aumentando sin pausa desde que comenzó el 2024, seguidos de manera algo más lenta por el tipo de cambio libre. Ayer el contado con liquidación, que es el tipo de cambio que usan los inversores para pasar de pesos a dólares fuera del mercado local, tocó los $1.200, tras subir 2,5%, niveles que no se observaban desde la previa a las elecciones presidenciales, a mediados de octubre. También el dólar MEP, utilizado legalmente para comprar divisas a través del mercado bursátil, trepó hasta $1.150, mientras que el libre quedó también con tendencia al alza a 1.050 pesos.

La brecha cambiaria, como consecuencia, también aumentó hasta niveles superiores al 40%, luego de haber tocado un mínimo de casi 15% a fines del año pasado.

La presión renovada sobre los distintos tipos de cambio era esperable y no sorprendió a casi nadie. La reducción de la tasa de referencia de 133% a 110% que definió el Central en medio de una fuerte aceleración de la inflación tuvo como objetivo acelerar la licuación de pasivos de la entidad, pero también impactó directamente en los ahorristas. La tasa de plazo fijo cayó de hecho en la misma proporción y abrió la puerta para acelerar la dolarización de portafolios, que es lo que viene ocurriendo desde principios de enero.

Además, la entidad que preside Santiago Bausili también limitó la posibilidad de efectuar nuevos plazos fijos UVA (es decir ajustados por inflación) a 5 millones de pesos. Por lo tanto, muchos inversores se quedaron sin otra alternativa para cubrirse de la inflación que la compra de dólares.

El Central apuesta a mantener bajo cierto control a los distintos tipos de cambio manteniendo el esquema “80%-20%” para los exportadores. Esto significa que un 20% de las divisas obtenidas pueden ser ingresadas por el CCL en vez de venderles los dólares al Central. Si bien se trata de un impacto negativo para las reservas, resulta útil para aumentar la oferta y que las cotizaciones no presionen tanto. Sin embargo, esta fórmula está resultando insuficiente en lo que va de enero.

El temor es que la brecha cambiaria siga aumentando, teniendo en cuenta que ya hacia fines de enero cae la demanda de pesos por razones estacionales y esto podría presionar más sobre los distintos tipos de cambio. Para evitarlo, el gobierno espera conseguir algo de calma llegando a un acuerdo con el FMI para el desembolso de USD 3.300 millones pendientes desde noviembre, el canje de deuda en pesos y el pago de bonos dolarizados que se producirá en las próximas horas.

Ayer fue una jornada en la que se notó particularmente una actitud mucho más conservadora de los mercados en relación a los activos argentinos, a pesar de haber sido una jornada favorable para Wall Street y los activos de riesgo.

Las acciones argentinas que cotizan en Wall Street tuvieron un día en general positivo y con subas leves, pero los bonos dolarizados terminaron con caídas de entre 1,5% y 2%, lo que representó un llamado de atención.

También se derrumbaron muchos bonos en pesos, especialmente los ajustados por CER. En este caso, un informe de la sociedad de Bolsa PPI no lo atribuyó a la suba del dólar, sino al dato de inflación menor al esperado en la ciudad de Buenos Aires: fue 21,5% cuando los inversores están esperando que el IPC nacional arroje el jueves una cifra más cercana al 30%. Obviamente si el dato es inferior, el impacto sobre los valores se sentiría inmediatamente.

Por otra parte, se mantiene la expectativa sobre el futuro canje de bonos en pesos que tiene pensando encarar el Tesoro para aliviar los vencimientos del 2024, a través de la colocación de títulos que venzan entre el año que viene y el 2027.

Fuente: Infobae

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